Afirma ser un “optimista que no puede evitar reconocer la parte pesimista de la situación”. Quizás por ello, sus palabras desprenden cierta tristeza al hablar de Europa, del papel que ha jugado y del que le va a tocar jugar, y de Reino Unido, de quien comparte la opinión que en su día lanzó Charles de Gaulle: “Es el caballo de Troya de Estados Unidos en Europa”.
Con afirmaciones así, ¿cabría decir que no es usted muy amigo de Reino Unido?
En los países, como en las personas, hay cosas admirables y cosas que no lo son tanto. A mí me gustaría que hubiera en España el nivel de democracia cultural que hay en Reino Unido, la apertura a lo nuevo, la gran practicidad que han tenido siempre: ellos han salido de sus colonias y mantienen con todas ellas unas magníficas relaciones. Pero Reino Unido, que tiene una personalidad muy fuerte, no es Europa. Es lo menos europeo de Europa. Mantiene una tremenda ligazón psicológica y política con Estados Unidos. Son su embajador en Europa.
¿Y cuál es su visión de Europa en estos momentos?
Europa está desdibujada. No tiene un liderazgo claro de Francia y Alemania y, además, se ha extendido demasiado y algunos países se le están indigestando. Es muy grande en apariencia, pero muy fofa. No hay músculo, campan los tecnócratas, no hay un espíritu europeo que dirija Europa, no hay un liderazgo europeo.
¿Qué propone?
Creo que hay que replegarse dentro de un orden, coger fuerza y tener liderazgo para enfrentar el futuro. El mundo va a cambiar muy rápida y drásticamente y Europa, que ha sido el líder social, necesita músculo, liderazgo. Y prefiero una UE más reducida, porque tamaño nos sobra. Somos el primer club económico del mundo. Podríamos ser la primera potencia económica, cultural y política, pero no podemos serlo si no es más que un club al que yo asisto, pero no me siento parte. Por eso es mi crítica.
Teniendo en cuenta su opinión de Reino Unido y su apuesta de futuro, parece usted ser partidario del Brexit.
Para mí, es una oportunidad para que Europa encuentre el liderazgo económico y cultural del mundo de nuevo. Si se desaprovecha, la salida de Reino Unido habrá sido mala en todos los aspectos. Si esa unidad se aprovecha, entonces, habrá valido la pena. El Brexit disminuye el tamaño económico de la UE en un 20%, pero esa pérdida no es demasiado significativa. Por el contrario, supone una mayor cohesión europea. Perdemos en algo que tenemos en abundancia y ganamos la oportunidad de ser una verdadera unión, cosa difícil de conseguir con Reino Unido dentro del club.
¿Ofrece el Brexit alguna oportunidad a la UE?
Aumenta la capacidad de captar inversión extraeuropea para los demás países. Antes, Reino Unido era el país prioritario porque ofrecía la doble condición de país de la Unión Europea y con inglés. Ahora, ha perdido uno de sus dos atractivos. La clave de cara al futuro para atraer la industria es ser un país deseable, con calidad de vida, y accesible. Y ahora tenemos más posibilidades que antes de lograrlo a costa de los ingleses.
Parece que los 27 van de la mano. ¿Perdurará esa unión?
Me da miedo la negociación. Los ingleses son muy hábiles diplomáticamente. Si reparten caramelos, veremos hasta dónde llega la unión de Europa. Es una prueba de fuego. ¿Europa va a existir de verdad?
“Europa está desdibujada”
De momento la UE va en bloque. No aceptan negociaciones bilaterales. ¿Cree que habrá ese reparto de caramelos del que habla?
Siempre, en una negociación con un club, buscas quiénes son los miembros y a qué son sensibles. Y se intenta dirigir el discurso y la oferta a cada uno. Eso facilita mucho el acuerdo. Cada uno siente algo de la responsabilidad conjunta, pero siente de una forma mucho más inmediata lo que le afecta más de cerca, instintivamente; no por egoísmo. Eso es lo que van a utilizar los ingleses y me temo que les pueda dar juego en una Europa tan desdibujada y tan falta de personalidad. Evidentemente, yo lo que deseo, y confío, es que Europa se muestre como un bloque y adquiriera una conciencia de sí misma. Sería el primer peldaño para jugar un papel en el mundo.
¿Es usted optimista en alcanzar un acuerdo sobre relación comercial entre RU y UE?
Se va a tener que dar, evidentemente, porque es importante para ambas partes. Reino Unido tiene una fuerte dependencia comercial de Europa, y eso no lo pueden obviar. Pero, además, existe una fuerte amenaza de que su centro financiero quede marginado ante el centro financiero europeo. Porque ahora éste está en Londres. Pero es inasumible que el centro financiero de Europa esté fuera de Europa. Y eso a Londres le quita mucho protagonismo. Los ingleses necesitan la negociación y, aunque el negociador es plural, disperso y dispersable, creo que habrá acuerdo.
La negociación va ya con cierto retraso, ¿se cumplirán los plazos?
Sí. Pero siempre hay un problema real objetivo de cuánto te voy a pagar y luego un problema hacia atrás de las partes que se sientan en la mesa: sus electores y su oposición. Uno tiene que hacer una buena negociación y hacer que parezca buena para los que están detrás. La UE está menos presionada por ese factor y estará más proclive a perder, me temo.
“Europa tiene que recuperar sensibilidad social”
¿Perder?
Sí. Porque los que se sientan en la mesa no son gente electa, son tecnócratas, que intentarán salvaguardar la negociación y darle a Reino Unido una serie de victorias que pueda vender. Y una de ellas es el centro financiero…
¿Europa va a ceder, entonces?
Todo depende de cuánto den de sí Macron y Merkel. Y Merkel me defraudó mucho en el caso griego. Grecia había hecho trampas, el gobierno anterior, pero en lugar de buscar a los auténticos responsables, se castiga al pueblo griego. Es de una indignidad… Mi decepción respecto a la calidad democrática de Europa es enorme, y eso lo lideró Merkel. Creo que Europa tiene que recuperar sensibilidad social, porque cuando la gente lo pasa mal, se hace muy susceptible a demagogias, que es lo que está pasando.
¿El Brexit fue una demagogia?
El problema de las votaciones es la capacidad de manipular. Yo soy radicalmente demócrata. Creo que hay que consultar a la gente mucho más, pero también creo que la capacidad de manipular es enorme y que, bajo esos efectos, la gente puede tomar decisiones influida por asuntos emocionales y momentáneos. Para que una democracia sea auténtica requiere una ausencia de manipulación, una transparencia informativa y una capacidad de reflexión. Si no, no hay democracia, porque estaré decidiendo como un pelele. La demagogia fructifica donde hay miedo e inseguridad, porque el demagogo ofrece seguridad y ésta es la primera necesidad psicológica del ser humano. Y, ante los grandes y profundos cambios que vienen, la reacción lógica de la gente va a ser sentir miedo. Me temo que el terreno está abonado para la demagogia.