El tintineo de los cencerros llena de música el valle, donde las ovejas pastan serenas. A lo lejos, la escena recuerda a una nube de lana derramada sobre la tierra. Las laderas, coloreadas de un verde brillante, parecen bordadas a mano con flores diminutas. Eneko Marko, Mikel Galetx, Julen Garjón y Beñat Alastuey están acostumbrados a admirar a diario esta estampa. Y quizá precisamente por eso no han dejado nunca de asombrarse. Todavía no poseen ganado propio, pero los quesos que elaboran desde su pequeña empresa nacen del diálogo silencioso entre la hierba y el rebaño. Saben que, en cada bocado, alguien podrá saborear la calma, la belleza y la fuerza viva de Navarra.
Fue Iosu Alastuey, padre de Beñat, quien fundó la Quesería EKIA hace más de tres décadas. Pero, con la llegada de su jubilación, llegó la hora de dar paso al relevo generacional. Y entonces pensó en su hijo y su cuadrilla. En ellos latía la misma pasión por el valle de Roncal, un inmenso respeto por la tierra y un amor profundo por la artesanía. Después de formarles en el oficio, en febrero de 2024 los cuatro amigos decidieron coger las riendas del negocio, ubicado en Isaba. «Los comienzos son duros, pero también bonitos», expresan risueños.
UN IMPULSO
Julen está especializado en el mundo del deporte, mientras que Eneko y Mikel acumulan experiencia en el ámbito de la metalurgia y, por su parte, Beñat ha pasado buena parte de su vida enfocado en el fútbol. Aunque cada uno procedía de diferentes sectores, todos ellos poseían una gran inquietud por mantener vivo el legado de Iosu. «Veíamos que esa mecha activa que tenía mi padre se iba acabando poco a poco. Así que decidimos lanzarnos a la piscina y dar un empujón a la quesería», relata Beñat segundos antes de recalcar que, para lograrlo, el apoyo de Eroski ha sido «fundamental».
En sus comienzos, los ingresos de la firma procedían principalmente de la venta directa en mercadillos y en pequeños comercios de la zona, pero desde hace un año sus quesos también pueden encontrarse en los supermercados navarros de la cooperativa, lo que ha supuesto un gran empujón para el negocio. «Nos ha ayudado a posicionarnos y a estabilizarnos. Hay gente que va a hacer la compra, se encuentra con nuestro producto y le pica la curiosidad. Eroski nos da visibilidad y supone un impulso muy importante para nosotros», apostillan los jóvenes, que rondan entre los 30 y los 31 años.
EL VALOR DE LO ARTESANO
El trabajo en la quesería se acumula especialmente entre los meses de enero y junio. «La leche nunca es igual, todo depende de la época. El 60 % de nuestra producción tiene lugar durante los seis primeros meses del año», atestigua Beñat tras hacer hincapié en que trabajan con proveedores de leche de oveja latxa de Baztan, Ultzama, Erro y el resto del valle de Roncal.

El 60 % de la producción de la Quesería EKIA tiene lugar durante los seis primeros meses del año.
En concreto, EKIA elabora Queso con Denominación de Origen Roncal y madurado durante cuatro meses, requesón y crema gaztazaharra fermentada con maduración de cinco meses.
La cuadrilla ha mantenido el estilo del establecimiento original y la esencia de Iosu. De hecho, de él heredaron la curiosidad por ir más allá del producto. Y eso también se lo transmiten a los clientes: «El nuestro tiene que ser un queso bien explicado, con sabor y con historia. En nuestra tienda contamos cómo lo hacemos y todos los procesos que llevamos a cabo. Creemos que es importante valorar lo artesano, tratar el producto a mano y darle mucho mimo».
Ilusionados con el negocio y dispuestos a hacerlo crecer, Eneko, Mikel, Julen y Beñat contrataron el pasado verano a un nuevo integrante para el equipo. «Tenemos mucho trabajo y queremos contar con gente del valle, por eso fichamos a un joven de Isaba. Nuestra idea es generar empleo poco a poco», avanzan.
«Eroski nos ha ayudado a posicionarnos y a estabilizarnos»
Actualmente, sus quesos se pueden comprar por toda Navarra, gracias a Eroski, y les gustaría aumentar su penetración en el País Vasco. «La zona este de la Comunidad foral la tenemos bien cubierta, desde Baztan a Salazar, Pamplona, Sangüesa y Ansó (Huesca). También hemos llegado hasta Donostia y Bilbao con pequeños comercios, pero nos gustaría potenciar nuestra presencia en Euskadi a través de los supermercados de Eroski», especifica Julen.
En este primer año al frente de la quesería, los jóvenes han elaborado unos 25.000 kilogramos de queso. Dato del que se sienten especialmente orgullosos. «Hace tiempo, EKIA era muy potente. Mi padre tuvo épocas en las que producía el doble, pero también la mitad. Nosotros vamos día a día, mes a mes, y queremos progresar con los años. Esa cifra irá subiendo. De momento, seguimos aprendiendo y disfrutando de este proyecto. Estamos muy contentos», concluye Beñat satisfecho.