Érase una vez un Reyno llamado Navarra cuyos pobladores, mayoritariamente agricultores y ganaderos, habitaban en pequeñas aldeas. Su situación fronteriza hizo que los sucesivos reyes medievales se consagraran a la construcción de fortificaciones, recintos amurallados, atalayas, castillos y palacios. De norte a sur y de este a oeste, la monarquía desplegó su defensa a base de fosos, matacanes, saeteras, garitas y puentes levadizos.
A pesar de contar con más de un centenar de bastiones defensivos, el dominio fue perdiendo sus fuertes poco a poco. Pero algunas de estas fortalezas resistieron el paso del tiempo y los avatares de la historia y han llegado, por suerte, hasta nuestros días. Se encuentran repartidas por todo el territorio, y más allá de los conocidos Palacio Real de Olite o Castillo de Javier, el escudo de Amaiur y la Ciudadela de Pamplona, la Comunidad foral esconde las siguientes reliquias medievales.
Los Pirineos
Casa Torre Jauregia de Donamaria: Una singular casa-palacio gótica del siglo XV y estructura rectangular. Conserva la esencia y el carácter de las antiguas torres de linaje de la Navarra Atlántica. Es conocida popularmente como la Casa de Tablas, y su particular diseño la hace tan especial: dos plantas edificadas en piedra y otras dos construidas en madera o cadalso. La torre, ubicada a ocho kilómetros del Parque Natural de Bertiz, alberga en su interior una exposición sobre el proceso de restauración que se ha realizado en el palacio.
Palacio Jauregia de Irurita: Uno de los numerosos palacios de cabo de armería construidos entre los siglo XIV y XV. Conserva un rico patrimonio interior que permite comprender la forma de vida de los baztaneses a lo largo de la historia. El Palacio Jauregia de Irurita, también conocido como Jauregizuria, se asienta en pleno centro de Irurita, en el pirenaico valle de Baztan.
La Cuenca de Pamplona
Castillo de Tiebas: Se conservan restos de la construcción que el monarca Teobaldo I Champaña (rey de Navarra entre 1234-1253) mandó erigir en el siglo XIII, en estilo gótico francés y que fue residencia real, archivo de cancillería y prisión.
La Zona Media
Torre palaciana de Olcoz: Magnífica torre medieval de linaje de los siglos XIV y XV, declarada Bien de Interés Cultural. De planta cuadrada, conserva saeteras y modillones del antiguo matacán.
Palacio fortificado del Príncipe de Viana de Sangüesa: Restaurado en el siglo XX, este palacio fortificado presenta un cuerpo central de dos pisos con la base del muro en talud, flanqueado por dos torres almenadas prismáticas con saeteras. La fachada exterior, que mira al norte, conserva el antiguo foso. Por su parte, el interior alberga la biblioteca municipal y conserva una escalera de caracol que asciende por la torre oriental hasta la sala de la chimenea.
La Ribera
Recinto amurallado del despoblado de Rada: Uno de tantos núcleos urbanos que desaparecieron en época bajomedieval. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz la cuadrícula medieval de sus calles y más de 50 casas, la necrópolis o cementerio y el aljibe.
Destaca, sobre todo, junto con el torreón que domina el conjunto y un tramo de la muralla con dos torres, la pequeña iglesia románica, del siglo XII, en cuyo interior se exhiben paneles y materiales arqueológicos de los siglos XIV y XV.
Castillo de Santacara: Permanece en pie, restaurado y consolidado, uno de los frentes de la torre mayor del desaparecido castillo del siglo XIII. Con su imponente altura, de casi 30 metros, permite imaginar cómo era en época medieval y constituye un importante resto de la arquitectura militar navarra. Conserva a cierta altura una puerta de arco ojival, una buharda (elemento defensivo tipo balcón) y varias almenas.
Torre de Monreal de Tudela: Se trata de un edificio defensivo del siglo XIII construido sobre una atalaya al sur de la ciudad. Es la primera cámara oscura de Navarra. Tradicionalmente considerada de origen árabe, se alza sobre un cerro que domina la ciudad en el sentido opuesto al del Cerro de Santa Bárbara, donde se situaba la Alcazaba o Castillo de Tudela.
Castillo de Cortes: Construido en el siglo XII conserva su torre homenaje, patio de armas y muralla. La construcción medieval fue reformada en el siglo XIX tal como revelan sus arcos apuntados y sus interiores neogóticos. Fue una de las principales fortalezas medievales del Reino por su situación fronteriza junto a la muga de Aragón. Escenario de importantes acontecimientos históricos, también sirvió de residencia temporal de algunos reyes navarros. Más tarde pasó a poder de distintos linajes nobles, que en sucesivas reformas le fueron borrando su aspecto militar y convirtiéndolo en un palacio señorial.