A sus 120 años, la administración de lotería Doña Manolita se mantiene como un referente de ilusión en Madrid. Una esperanza que se extiende por el resto del país. En plena cuenta atrás para el sorteo de Navidad del próximo 22 de diciembre, este icónico establecimiento desvela anécdotas, tradiciones y cambios que han marcado su trayectoria como el lugar donde la suerte cobra vida.
Doña Manolita abrió sus puertas por primera vez en 1904 en la calle San Bernardo. Tras mudarse a la Gran Vía en 1931, desde 2011 se encuentra en la calle del Carmen, donde miles de personas hacen cola cada año con la esperanza de adquirir el décimo afortunado. La leyenda de la suerte de Doña Manolita comenzó, según Bosco Castillejo, encargado de Marketing y e-commerce del establecimiento, gracias a un viaje a Zaragoza. «Se dice que Doña Manolita pasó sus décimos por el manto de la Virgen del Pilar, y desde entonces, no ha dejado de repartir premios gordos», explica.
UN EVENTO ÚNICO
El 22 de diciembre es una fecha clave para la administración. Castillejo describe cómo el equipo vive ese día lleno de emociones: «Desde julio llevamos vendiendo los décimos de Navidad, y el sorteo es como el broche final a toda la campaña. Es un día emocionante, con prensa, curiosos y compradores llenos de ilusión». Aunque algunos premiados no acuden a la administración, numerosos afortunados de quintos premios sí pasan por Doña Manolita para celebrar. «Es increíble ver la cara de felicidad de las personas que ganan. La alegría se contagia a todos los que estamos aquí», añade.
A pesar de la tradición que rodea a Doña Manolita, la administración ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. La venta online ha crecido considerablemente, permitiendo a clientes de toda España adquirir sus décimos desde cualquier lugar. No obstante, el encanto de hacer cola en la calle del Carmen sigue siendo insustituible. Según Castillejo, en los días de mayor afluencia, las filas llegan hasta la Gran Vía, pero avanzan con rapidez gracias a una excelente organización.
RITUALES
Entre las costumbres que se mantienen, destaca la entrega de los décimos boca abajo en una carterita especial y el paso de los boletos por un bronce conmemorativo del centenario de la administración. «Estas tradiciones forman parte de la magia de Doña Manolita y son muy apreciadas por nuestros clientes», asegura Castillejo. Más que una administración de lotería, Doña Manolita es un icono de la ciudad y un punto de encuentro para madrileños y visitantes que buscan compartir la ilusión de la Navidad. Con más de ochenta premios gordos repartidos en su historia, Doña Manolita sigue siendo sinónimo de suerte y esperanza.
