La educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza, y aunque durante la última década se han dado grandes avances a la hora de ampliar el acceso a la educación y las tasas de matriculación en las escuelas en todos los niveles, especialmente para las niñas, todavía son alrededor de 260 millones los niños sin escolarizar. Más de la mitad de ellos viven en el África Subsahariana, y del resto, un amplio porcentaje en países de América del Centro y del Sur. Podríamos concluir que esos menores difícilmente van a disponer de los recursos educativos que les permitan salir de la pobreza, perpetuándose la brecha que les separa de quienes residen en las sociedades occidentales y los países desarrollados.
Los equipos rectores de la Universidad Pública de Navarra, conscientes de esa dolorosa e injusta desigualdad, mantienen una iniciativa puesta en marcha hace más de 20 años orientada a reducir esa diferencia. Es el Programa de Formación Solidaria, que ya ha llevado a más de 500 de sus alumnos y alumnas a países de América Latina y África en los que participan activamente en intervenciones de desarrollo. Las características de esta actividad hacen que Navarra Capital, en el marco de la campaña que desarrolla con el patrocinio de Laboral Kutxa para reconocer buenas prácticas en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que desarrollan compañías, instituciones públicas u organizaciones sin ánimo de lucro, la incluya entre las acciones destacadas inspiradas en los principios enunciados en la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
“El programa es un éxito, y los estudiantes que participan vuelven muy contentos, yo diría que hasta con otra perspectiva de la vida, es una experiencia que les hace crecer como personas”, señala su responsable, Alicia Chicharro, profesora de Derecho Internacional, Derecho de la Unión Europea y Relaciones Internacionales, quien insiste en que “es básico que conozcan otras realidades que hay en este mundo”.
Previamente a su ingreso en el Programa de Formación Solidaria, los y las estudiantes deben realizar un curso gratuito de Cooperación Internacional que, mediante una metodología eminentemente práctica, incentiva la reflexión sobre distintos contextos y problemas sociales, desarrollando competencias como la perspectiva global e intercultural, la responsabilidad social, la resolución de problemas, el pensamiento crítico o el espíritu emprendedor. Los contenidos del curso se reparten en cinco bloques: situación mundial y desarrollo humano sostenible (Agenda 2030, globalización, migraciones…), cooperación al desarrollo, desarrollo sostenible (cambio climático, retos ambientales…), economía social y solidaria y, por último, solidaridad internacional. Además del profesorado de la UPNA, también participan en la formación personas expertas de organizaciones como Alboan, Mugarik Gabe, Intermón Oxfam o Cruz Roja.
Alicia Chicharro: “El programa es un éxito, y los estudiantes que participan vuelven con otra perspectiva de la vida”
La oferta anual de plazas ronda la treintena, “no pretendemos que sea algo masivo, digamos que son muy escogidas por el perfil que requieren”, y el alumnado se desplaza a los países de destino por un periodo de entre tres y seis meses durante los que realiza las prácticas o los trabajos de fin de grado, y recibe una ayuda para los gastos de viaje, un seguro completo de enfermedad y una ayuda económica mensual en concepto de alojamiento y manutención. El programa se realiza en colaboración con universidades de los países donde se ejecutan los proyectos: Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Madagascar y Perú. “Ya estamos negociando para ampliarlo a Mozambique, queremos ir también a Venezuela para un tema de historia y patrimonio, y estudiamos la posibilidad de movernos a Asia, a India y Filipinas, así como a Zimbabue y Senegal, en estos casos para cuestiones en materia de Salud”, indica la responsable del programa.
Una vez en los lugares de destino, contribuyen con sus conocimientos a la labor que realizan universidades y organizaciones locales, generalmente con sectores desfavorecidos de la sociedad. “Tenemos acuerdos para casi todos nuestros grados, los de Trabajo Social y Derecho asesoran a poblaciones vulnerables. También hay plazas en Economía o en ADE, para colaborar por ejemplo con pequeñas cooperativas cafeteras en Colombia, o en Ingeniería Agraria, de Telecomunicaciones e Industrial, porque son países donde su formación técnica es muy necesaria. Por supuesto en Salud, realizan prácticas en dispensarios y, ahora que se empieza a dar importancia a la salud mental, nuestros alumnos de Psicología atienden a personas que no pueden pagar la consulta. Y claro, los profesores que acuden a escuelitas en zonas de Perú, por ejemplo, donde nos consta que hacen una labor maravillosa”.
Alicia Chicharro resalta que el profesorado de las universidades locales con las que colaboran destaca la empatía que demuestra el alumnado de la UPNA, que a su regreso sigue manteniendo vínculos con organizaciones con las que trabajaron en sus respectivos países.