La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, llegará este próximo lunes a la Ribera para explicar a los regantes el proyecto de la segunda fase del Canal de Navarra. Los va a escuchar. Pero éstos ya lo han advertido: no admitirán una obra que riegue menos de las 21.522 hectáreas previstas en el proyecto inicial.
Será “un proyecto versátil y ambicioso, que no cierre oportunidades y técnicamente viable. Se dará respuesta a las demandas de la Ribera, tanto en lo relativo a regadío como a abastecimiento de poblaciones y a la industria agroalimentaria“. Así se lo aseguró la ministra, recientemente, a la presidenta del PPN, Ana Beltrán.
A unas horas para conocer más información sobre cómo y en qué se va a materializar este compromiso, o eso se espera, las aguas no están calmadas en la Ribera. Se mira de reojo. Cabe recordar que la segunda fase del Canal de Navarra, si se hubieran cumplidos los plazos previstos, debería de haber llegado a la laguna de Lor, en Ablitas, hace unos cuantos años.
Un refrán suena con fuerza para describir: “unos por otros, la casa sin barrer“. Hay desconfianza y se teme que se hable en clave electoral.
Para un proyecto que nace de la necesidad, se pide que, más que nunca, los hechos estén por encima de las palabras.
Además, hay otras localidades riberas que han pedido incluirse en la zona de regadío. Se trata de los ayuntamientos de Fustiñana, Cortes, Buñuel y Fontellas.
MODELO DE CANAL
La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, defiende “que, a la Ribera, hay que llevar agua de calidad y a buen precio. Nosotros hemos impulsado el desarrollo de la segunda fase del Canal de Navarra, paralizado en 2011 “.
Su gobierno ha apostado por suministrar agua a la Ribera mediante un tubería enterrada y no a cielo abierto, ya que el coste sería alrededor de un 40 por ciento más caro.
La presidenta Barkos lo defiende así: “Las infraestructuras del Canal tienen un coste importante en la cuenta de los navarros, por lo que hay que mirar con rigor que cada milímetro de Canal que se construya se corresponda con las necesidades reales“.
Esto decisión generó ruido social y político. Sobre todo, por si la novedad llegaba con una reducción de la extensión a regar. Una nueva de guerra de cifras cobró protagonismo. Hasta hoy.
En este sentido, Chechu Rodríguez, secretario general de CCOO de Navarra, dijo hace unas semanas en Tudela: “Para nosotros solo hay un único objetivo: traer el agua. No vamos a discutir sobre las hectáreas idóneas que plantean unos u otros. Ni si tiene que llegar a través de una tubería o por un canal abierto. Se hacen batallas alejadas de las necesidades de la Comunidad. Es necesario poner la agenda social en el Parlamento, por encima de otros intereses“.
Barkos, en declaraciones en sede parlamentaria, ha recordado que, en 2013, tanto el ministro Arias Cañete como la presidenta Yolanda Barcina “reconocieron que la obra necesitaba de un redimensionamiento“.
Los populares de Navarra y el presidente de UPN, Javier Esparza, que también ha hablado con Tejerina, tienen claro que la apuesta del Ministerio de Agricultura será la siguiente: “se licitarán 21.522 hectáreas, como solicitan los regantes. Será un proyecto que dé respuesta a la Ribera, tanto en lo relativo a regadío como a abastecimiento de poblaciones y a la industria agroalimentaria“.
Javier Esparza, crítico con el gobierno de Barkos en este asunto, considera que hay agua suficiente para regar esa superficie. “Las tuberías, correctamente planificadas, deben poder bajar todo el agua posible a la Ribera. Y para ello no sirve un tubico. No podemos olvidar que este el proyecto se diseño pensando en todo Navarra, pero de forma especial pensando en la Ribera“.
En septiembre de 2017, el diputado del PSN, Jesús Mari Fernández, preguntaba al Gobierno de la nación en “qué fecha tiene previsto la sociedad pública Canasa licitar el proyecto de construcción” esta fase del Canal de Navarra”.
Asimismo, pedía información sobre “qué estudios o procedimientos están en marcha o pendientes previos a licitar el proyecto de construcción“. Para los socialistas navarros, “ésta es una infraestructura estratégica para Navarra“.
CALIDAD Y SOSTENIBILIDAD
Olga Risueño, Concejala de Agricultura (IE) del Ayuntamiento de Tudela, apuesta por una obra que traiga “agua de calidad suficiente para consumo de boca, de industria y de riego. Defiende, además, un proyecto sostenible económica, técnica y ambientalmente“.
Además, subraya, “entendemos que los agricultores riberos deben tener las mismas posibilidades que el resto, así como las industrias que están y que se van a implantar en la zona“.
Consorcio EDER, AER y UAGN coinciden lque a llegada del canal es un elemento clave para el desarrollo del sector agroalimentario.
“La segunda fase del Canal de Navarra fue paralizada por otro Gobierno de Navarra (UPN). Son quienes decidieron ampliar la primera fase (Zona Media), en perjuicio del desarrollo de la segunda (Ribera). Y llevaron gran parte de los recursos hídricos que, en principio, estaban destinados a la Ribera. Esos son los hechos y públicas las actas de CANASA“, recuerda Risueño.
Risueño considera necesario abordar la gestión hídrica desde una nueva perspectiva. “Es imprescindible que aumente la conciencia en la gestión de un recurso de primera necesidad, que invirtamos en modernización de regadíos, en planes de recuperación y reutilización del agua en empresas“.
Por su parte, el consorcio EDER, dentro de la Estrategia de Especialización Inteligente de la Ribera, aún sin finalizar, considera que la llegada del canal es un elemento clave para el desarrollo del sector agroalimentario.
La asociación de Empresarios de la Ribera y sindicatos agrarios como la UAGN, en la misma línea, entienden que un buen futuro para la zona pasa por traer el agua necesaria para riego y boca.