No hay humano en la faz de la tierra que no sufra al llegar ese fatídico momento. Y si lo hay… miente. ¡Sí, exacto! Ese instante en el que te das cuenta de que ha llegado septiembre y el verano ya es historia. Bajas del estado de entusiasmo y fantasía en el que te encontrabas para darte de morros con la cruda realidad.
Según datos que maneja la farmacéutica Dosfarma, tras las vacaciones, en torno a seis de cada diez trabajadores sufren cansancio, cambios de humor, insomnio, tristeza, malestar o falta de concentración. Algunos de ellos consiguen reducir los síntomas el primer o el segundo día de trabajo pero otros los arrastran hasta dos semanas.
Tras las vacaciones, en torno a seis de cada diez trabajadores sufren cansancio, cambios de humor, insomnio, tristeza, malestar o falta de concentración.
Nadie quiere volver de las vacaciones, pero menos aún si sabe que va a encontrarse cansado y enfadado o que no va a poder dormir con normalidad. Por ello, los expertos de la farmacéutica han recopilado algunos consejos con los que evitar el síndrome posvacacional:
1. No volver justo el día antes de empezar el trabajo
Una recomendación muy sabia que solo estará al alcance de unos pocos. A veces, no es posible cuadrar las fechas y volvemos a casa justo el día anterior de regresar a la oficina. Durante las vacaciones, los horarios se descontrolan. Comemos más tarde, dormimos más tiempo, trasnochamos… el cuerpo debe adaptarse, de nuevo, al horario habitual. Si lo hacemos de forma brusca, suelen aparecer los síntomas propios del síndrome posvacacional. Pero, siempre que se pueda, es mejor estar en nuestro ambiente habitual al menos dos o tres días antes de la vuelta al trabajo.
2. Adaptar los horarios progresivamente
Lo ideal es ir introduciendo los horarios habituales poco a poco, sobre todo los relativos al sueño y las comidas. Si durante dos semanas nos hemos acostado a las dos de la madrugada y levantado a las once del mediodía, no será fácil conciliar el sueño si nos vamos a la cama a las diez de la noche. Será una transición más suave si, con antelación, nos vamos preparando para el cambio.
3. Plantear nuevos objetivos y retos
La actitud con la que afrontamos la vuelta a la rutina también es muy importante. A veces, la visión de enfrentarse al trabajo después de días de ausencia puede resultar abrumadora. Para evitarlo, podemos dividir las jornadas por objetivos pequeños y realistas, relativamente fáciles de conseguir. Hay quienes prefieren tomarse septiembre como un segundo enero y plantearse propósitos y retos, como si fuese un nuevo año.
4. Hacer ejercicio moderado
Practicar ejercicio físico de forma moderada es muy útil para combatir muchos de los síntomas del síndrome posvacacional. El deporte mejora el estado de ánimo, el descanso nocturno y la capacidad para concentrarnos. No obstante, si no estamos habituados a hacer ejercicio, es importante empezar poco a poco.
5. Aprovechar el descanso de los fines de semana
Al volver de las vacaciones, no hay que olvidarse de descansar durante el fin de semana. Se pueden organizar planes, excursiones o quedadas que nos alejen un poco de la rutina. Es importante recordar que el trabajo solo es una parte de la semana.
6. Cuidar la alimentación
Muchos de los síntomas del síndrome posvacacional pueden prevenirse o atenuarse con un extra de ciertos nutrientes:
Melatonina para el insomnio
La clave está en la Melatonina, una hormona que influye en el sueño. El cuerpo la produce de forma natural y es la encargada de regular los ciclos de sueño y vigilia. Cuando dormimos los niveles de esta hormona son más altos. Hay muchos suplementos que contienen esta hormona, pero también está presente en alimentos como cerezas, frambuesas, fresas, plátanos, arroz o nueces.
Triptófano y magnesio para el cansancio y la apatía
El triptófano es un aminoácido que hace que el organismo funcione correctamente. Tiene un papel muy importante en el síndrome posvacacional porque ayuda a producir la melatonina y la serotonina. La melatonina es la hormona que regula los ciclos de sueño, mientras que la serotonina se encarga del apetito y el estado de ánimo. La serotonina es conocida como la hormona de la felicidad y cuando sus niveles son bajos, estamos de mal humor o alterados.
A diferencia de otros nutrientes, el triptófano no se produce en el organismo de forma natural, sino que hay que obtenerlo de los alimentos o de los suplementos. Son ricos en triptófano los huevos, los lácteos, las nueces, la carne de pollo y la de pavo y el plátano.
Por su parte, el magnesio es un mineral muy abundante en el organismo porque influye en más de 300 reacciones bioquímicas del cuerpo. Ayuda a que el sistema inmunitario esté sano, a que funcionen correctamente los músculos y los nervios y a que los huesos estén fuertes. Se puede encontrar en múltiples suplementos, pero también en las verduras de hoja verde (acelgas o espinacas), el aguacate, los frutos secos (nueces, cacahuetes, almendras…) y las legumbres.
En definitiva, septiembre se muestra cuesta arriba, lo mires por donde lo mires. Sin embargo, siguiendo estas sugerencias rodarás pendiente arriba en bicicleta eléctrica.