P. ¿Se imaginaba así la política antes de entrar en ella?
R. No, no la esperaba así. Ha sido muy duro a nivel personal. Me tocó pasar una comisión de investigación complicada. Nunca en la vida me hubiera imaginado verme en esa situación, pero la pasé y agradezco las declaraciones recientes de un miembro del Parlamento –alude a Juan José Lizarbe, del PSN- que manifestó el daño personal que se me pudo hacer.
La política es un mundo diferente al que yo estaba acostumbrada. Venía de un entorno privado, pacífico, tranquilo, pequeño. Creo que es un mundo complejo, pero hay que convivir con él. Parece que nadie quiere a los políticos, pero son necesarios para que la sociedad funcione.
En la política hay poder y hay que saber ejercerlo. Igual mi mentalidad es más gestora que de pensar que tengo poder. Una componente política hace falta cuando se llega a un puesto de estos, y a mí me faltaba.
P. ¿Qué ha aprendido?
R. Era una persona confiada cuando vine y me voy siendo confiada, no era rencorosa y procuro por salud mental irme sin rencores. Técnicamente he aprendido y conocido a muchas personas interesantes. Me toca agradecer a aquellos que me han acompañado su lealtad y compromiso firme.
Me llevo una mochila muy cargada de conocimientos y relaciones humanas, y la perspectiva me hará ver este paso por la política como algo muy positivo, aunque no sé si mi familia lo verá igual.
¿Qué le espera a partir de mayo?
R. Analizar bien las incompatibilidades y, si no, pues están La Rioja, Aragón, Guipuzkoa… Tendré que ejercer mis actividades en alguna comunidad limítrofe, porque yo me dedicaba al asesoramiento de empresas y aquí voy a tener una incompatibilidad mayor. Pero buscaré mi ubicación y volveré a mi actividad profesional.
