Pablo Larreta Vicente (Pamplona, 1982) es un experto en diseño industrial que cursó en la escuela Massana de Barcelona, donde comenzó su etapa profesional realizando carenados para un equipo de motociclismo. Tras este primer periplo por tierras catalanas, Pablo decidió volver a la ciudad que le vio nacer y constituir en 2011 su propia empresa “Lamoona” basada en la fabricación artesanal de tablas de surf. No obstante este joven diseñador industrial ha querido ampliar el mercado alquilando sus propias tablas, además de diseñar mobiliario para las casas, con los materiales sobrantes reciclados. En estos momentos Pablo se plantea dar cursos de formación y docencia en fabricación de tablas de surf en colaboración con la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Madrid.
Vió en el surf una oportunidad de negocio gracias a un amigo que le animó a que le hiciese una tabla, esto le sirvió posteriormente para decantarse por el autoempleo en la fabricación artesanal de tablas de surf elaboradas con todo tipo de fibras de vidrio, resinas y plásticos. Esto le permite jugar mucho con el diseño y las formas ya que, además de ser un material que actualmente está muy de moda, le permite ampliar su ámbito de negocio pudiendo reparar también pequeñas embarcaciones. El nombre de “Lamoona” surgió de la importancia que posee la luna en las mareas, ya que es un factor imprescindible para hacer surf. Por este motivo, quiso unir este concepto a través de la palabra inglesa “Moon” (Luna).
Igualmente, Pablo Larreta se define como ‘shaper’. Estamos hablando de un concepto de origen inglés, que significa “el que hace algo, el que fabrica algo” y que este profesional ha asumido ya que representa perfectamente la labor que desarrolla como artesano, ya que él mismo se encarga de todo el proceso de fabricación de sus tablas de surf. En ese sentido, Larreta se considera un artesano y recuerda que “la elaboración de una tabla de surf de manera artesanal la convierte en algo exclusivo, ya que los materiales que se usan para su fabricación son totalmente diferentes a los que usan otras empresas de carácter más internacional o estándar. Son productos totalmente individualizados y hechos a la medida de las características y necesidades del consumidor”, explica.
Paradójicamente, Pablo no practica el surf. Es más, no es ni mucho menos su deporte favorito. Aunque entiende que esta actividad física otorga a muchas personas la posibilidad de vivir una segunda juventud. Así ocurre con muchos de los clientes a los que sirve sus tablas de surf. Son personas a las que les ha gustado el deporte de riesgo pero la edad les impide practicarlo y ven en el surf una oportunidad para volver a sentir la adrenalina. “Que mis tablas puedan ayudar a la gente a vivir nuevas experiencias, es algo que realmente me motiva”, añade.
Le gusta definir sus clientes como Surfistas de Secano para referirse a todas aquellas personas amantes del surf, pero que viven lejos de la costa y que gracias a su compañía puede ofrecerles la posibilidad de obtener sus tablas sin tener que desplazarse a lugares costeros.
En octubre la empresa “Lamoona” celebra su tercer aniversario con un mini festival de dos bandas locales muy conocidas como son Juarez y Marvin, con el que pretende agradecer a los clientes su fidelidad, además de vincular a la música con este deporte acuático tan ligados entre sí.