“Si vienes muy cansado, con algún golpe o alguna parte del cuerpo más cargada de lo habitual, se nota mucho cómo mejoras. Además, es muy curioso cómo, cuando sales de la máquina, esa zona la tienes más roja, fría… Ves el efecto de inmediato y es una gozada”. El centrocampista de Osasuna Roberto Torres, como otros jugadores rojillos, es un firme defensor de la crioterapia. Y así se lo traslada a Capital Sport apenas unos minutos antes de zambullirse en una nueva sesión.
Martes, seis y media de una fría y lluviosa tarde otoñal. Ya ha anochecido cuando Torres abre la puerta de Kriobio para asistir a su cita semanal con la máquina de frío de este centro deportivo. Hoy llega acompañado por su mujer y su hijo. Dentro les espera María Zozaya, propietaria de la empresa. El jugador pasa a un pequeño vestuario, donde se prepara para comenzar el tratamiento. Zozaya le acerca unas botas de una tela que recuerda al fieltro. Se utilizan “para que no sufran los pies”, apostilla la directora mientras pone a punto el aparato.
Roberto Torres: “Marca -190º C, pero la sensación no es de estar a esa temperatura. Piensas que va a ser algo insoportable, pero la verdad es que se lleva bien, se pasa bastante rápido”.
Ya está todo listo. Torres cruza la puerta y se introduce en la máquina, una especie de barril metálico de forma cilíndrica que recuerda a un frigorífico. La directora del centro pulsa el botón de un mando que eleva la plataforma sobre la que se alza erguido el navarro. Solo se le ven las manos y la cabeza. Del interior emerge un humo blanquecino, que inunda el cuarto. Es nitrógeno. La temperatura de la habitación cae al tiempo que el termómetro de la máquina alcanza los -190º C. El objetivo de la cámara de fotos se empaña.
El futbolista permanece en la cápsula durante tres minutos, mientras su hijo no le quita ojo e, incluso, parece observarlo con cierta admiración. Tras completar el tratamiento, vuelve a vestirse para describir las sensaciones que ha experimentado dentro de este “congelador terapéutico”.
“Marca -190º C, pero la sensación no es de estar a esa temperatura. Piensas que va a ser algo insoportable, pero la verdad es que se lleva bien, se pasa bastante rápido. Es como un frío seco, como cuando tocas la nieve, que a pesar de estar helada parece que quema. El truco es moverse. En el equipo, después de cada entrenamiento, nos metemos en unas cubas frías, en las que el agua está a 9º C grados. Pero, realmente, la sensación de frío es mayor que aquí. Además, María te habla mientras estás en el interior y se hace más ameno”, detalla el jugador rojillo.
Torres no es el único integrante de la plantilla de Osasuna que acude a este centro. Sergio Herrera y Aridane también mejoran su estado físico mediante esta terapia. Todo empezó en la temporada 2017/18. Por aquel entonces, Diego Martínez dirigía el banquillo de Osasuna y, desde el club, se decidió probar esta técnica. “Creían que nos iba a venir muy bien de cara al tramo final de Liga. Nos dieron la opción de venir a probarlo y vinimos unos cuantos. A mí me convenció porque hay beneficios que noté al instante”, ratifica convencido el centrocampista.
Desde entonces, recurre a esta máquina una o dos veces a la semana. “Lo dejé una temporada. Fue durante los momentos más duros de la pandemia. Pero ahora lo he retomado y llevo viniendo dos meses seguidos”, añade para apostillar acto seguido que elige el momento de las sesiones en función de su calendario de partidos y entrenamientos, así como de su propio estado físico. “Lo noto sobre todo a la hora de sentirme mucho más ligero. Notas el cuerpo más activo, duermes mejor y la piel también mejora. Es una gran aliada para la mejora del rendimiento y la recuperación de los músculos”, concreta.
“(La crioterapia) es una gran aliada para la mejora del rendimiento y la recuperación de los músculos”.
Por ahora, no ha podido experimentar hasta qué punto esta terapia de frío puede beneficiarle en el instante del partido, aunque le gustaría probar: “El día del Atlético de Madrid vine el día anterior, pero solo jugué tres minutos y no pude sacar la conclusión que a mí me gustaría. Sí es verdad que he probado algún día antes de entrenar y me he notado mejor. Ese efecto de ligereza dura unas cuantas horas”. No obstante, la sensación de frío termina en cuanto sale de la máquina.
LA LLEGADA DE LA CRIOTERAPIA A PAMPLONA
María Zozaya y su hermana Elena, de 37 y 33 años respectivamente, buscaban una idea de negocio innovadora para materializar en Pamplona cuando descubrieron la existencia de la crioterapia: “La conocimos a través de un grupo de médicos de la Clínica Universidad de Navarra. Queríamos salir de la rueda y aportar algo diferente a nuestra ciudad”, cuenta la mayor de ellas.
Tras investigar todas sus aplicaciones, decidieron comprar la máquina y hacerse con la exclusividad del producto en Navarra: “En 2015 compramos la cápsula en Rusia, concretamente en San Petersburgo. Es un concepto muy nórdico. De hecho, en estos países del norte de Europa es una terapia cubierta por la Seguridad Social. Aquí es algo novedoso, solo hay diez centros que la utilizan a nivel nacional”, resalta.
La cabina supuso un importante desembolso para las hermanas, aunque lo más costoso es la materia prima que utilizan para cada sesión. “Yo lo llamo ‘oro líquido’. Así es como se lo explico a los clientes. Como cantaba Mecano, ‘aire, oxígeno, nitrógeno…’ (se ríe mientras tararea la canción). Es muy complicado conseguirlo y, sobre todo, mantenerlo porque es muy delicado”, apunta esta emprendedora mientras pasa la mano por una de las botellas de nitrógeno, todavía con escarcha de la última sesión.
Más allá del ámbito deportivo, la crioterapia también tiene otras aplicaciones: “Mejora desde problemas vasculares o edemas hasta la fibromialgia, artrosis, esclerosis, fatiga crónica, ELA, artritis reumatoide…incluso migrañas“, asegura.
Cuando el nitrógeno entra en contacto con el cuerpo, produce una gran liberación de endorfina, la hormona de la felicidad. “Es muy importante entender que no hay entumecimiento porque es frío seco y a temperatura controlada. No hay humedad. Con esta exposición a tan baja temperatura, el cuerpo trabaja de dentro hacia fuera. La endorfina es la defensa con la que este gestiona los sistemas antiinflamatorios, antidepresivos, regenerativos y analgésicos”.
“Es una terapia asequible, de la que se pueden beneficiar todas las personas. No es solo para los deportistas de élite”.
Zozaya reconoce que, de momento, sigue existiendo cierta desinformación sobre su producto. Precisamente, lo que más le cuesta es desterrar la idea de que este tipo de terapia únicamente es útil para deportistas.
“Es algo en lo que quiero insistir. Es una terapia asequible, de la que se pueden beneficiar todas las personas. Mucha gente sabe que Rafa Nadal o Cristiano Ronaldo tienen una en casa porque salen en las noticias y esto confunde. Porque no solo es para los deportistas de élite. También vienen deportistas amateurs como triatletas, ciclistas o pelotaris que necesitan estar al máximo nivel al día siguiente; personas derivadas de unidades de dolor; trabajadores con altos niveles de estrés o carga física; e, incluso, muchos empresarios con grandes responsabilidades que necesitan liberar tensión”, sostiene.
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