La vista desde las escaleras que conectan la Plaza del Castillo con la calle San Nicolás es abrumadora. La ligera altura de los escalones te permite otear tu destino. Entre medio, un mar de cabezas. La razón, es la hora del vermut en la calle «con más bares del mundo». Esta recta, que no es ni la más larga ni la más ancha de la ciudad, tiene un récord que sorprende incluso a los propios pamploneses: alberga veintiún bares en solo 190 metros, lo que da una media de un bar cada 9,04 metros.
Para los que pasean por esta calle por primera vez, si es que pueden entre las aglomeraciones durante las horas puntas del mediodía o del tardeo, el impacto es inmediato. «¡Dos cañas, un kalimotxo y tres fritos de huevo!», se escucha entre la multitud que se extiende desde el Bar Don Lluis hasta Soto del Prior. Aquí se mezcla la tradición y la modernidad en un cóctel único: bares centenarios como el Otano, fundado en 1912, y bares modernos, como la Escalerica Centro, que se abren paso a golpe de innovadores pinchos.
Y es que, en estos breves metros, el aire tiene sabor. Hay quien dice que en San Nicolás no se camina, se «picotea». Y no es para menos. Aquí no se trata solo de tomar una caña o un vino, consiste en disfrutar de la gastronomía, con un ambiente acogedor y festivo, sin moverse de la misma calle.
UNA EXPERIENCIA EN CADA BARRA
Desde los premiados pinchos de tortilla del Elizalde, hasta los míticos fritos de huevo (una creación propia que combina huevo duro, bechamel y un crujiente rebozado) de la Vermutería Río, cada bocado es un pequeño tributo a la riqueza gastronómica de Navarra. Y si tu paladar te pide algo más atrevido, no dudes en cruzar la puerta del Bar Sésamo, especialista en comida libanesa, o del Restaurante Sarasate, «el vegetariano de Pamplona».
San Nicolás es una fiesta para los sentidos donde cada bar tiene su propio estilo y clientela. Las barras repletas de fritos, tostadas y bocadillos de La Mandarra de la Ramos, el Bearan, La Vieja Iruña o el Bar Castillo de Javier atrapan a cualquiera, que, sin poder evitarlo, siempre terminan picando más de una opción. Para los más tradicionales, esta calle también ofrece platos más clásicos. El Asador Aralar, el Baseriberri o el Asador Katuzarra, con sus piezas de carne expuestas en la entrada, son opciones perfectas para quien busca comer un buen chuletón.
Otros de los nombres que componen esta lista, como La Cocina Vasca, El Tinglado, el Bar Ulzama o El Marrano, además de por sus sabrosos pinchos, también atraen a un gran público a última hora del día, cuando vino en mano y con música de fondo, el local se convierte en un escenario mucho más alegre.
Finalmente, para aquellos que no quieran perder el tiempo y prefieran seguir visitando esta increíble ciudad, hay dos nuevos locales que ofrecen comida para llevar. Desde la esencia italiana de las porciones de Pizzeria Peccato, hasta los sabores latinos de la mano de La empanadería, un local que abrió sus puertas el pasado octubre. Está claro que, en San Nicolás, si no encuentras un bar que te guste, es que no estás buscando lo suficiente. Si eres pamplonica y aún no has visitado todos los bares de esta mítica calle, ya puedes añadir esta ruta gastronómica a tu lista.