Aitor Arriaga, de 56 años, se crio en el barrio pamplonés de la Txantrea, aunque ahora se considera un vecino más de Sunbilla. Cuando tuvo que elegir a qué dedicarse, siguió el ejemplo de su padre y se convirtió en transportista. Durante sus años al volante, siempre que tenía una incidencia con el toldo de su camión acudía a repararlo al taller de Juan Miguel Saldise, la segunda generación de una pequeña empresa familiar. Años después, en 2014, Arriaga sucedería a este al frente de Toldos Saldise.
Miguel Saldise fundó la compañía en 1946 en un local de la calle Paulino Caballero para, inicialmente, centrarse en la fabricación de cubiertas para automóviles. En 1991, se trasladó a la calle Fuente Vieja del polígono industrial El Soto (Aizoáin-Berrioplano), donde cuenta con una nave que hoy hace las veces de almacén. Quince años más tarde, la empresa amplió sus instalaciones con la puesta en marcha de una segunda nave en la calle Vista Bella del mismo polígono, hoy destinada a la producción y reparación de toldos para camiones, industrias y agricultura.
Poco a poco, el negocio se fue expandiendo. Primero, cuando la firma comenzó a vender toldos y pérgolas para viviendas y terrazas. Y, desde hace tres años, cuando puso en marcha la comercialización de cerramientos o cortinas de cristal.
Hoy, Toldos Saldise tiene además una delegación en Irura (Gipuzkoa), dedicada a tareas comerciales, y está trabajando para iniciar su internacionalización en territorio francés.
UN MERCADO EN AUGE
Y es que, según Arriaga, el sector no para de crecer. El desarrollo de barrios residenciales en la capital navarra como Lezkairu, Ripagaina, Mutilva o Buztintxuri, entre otros, ha incrementado la demanda de este tipo de productos: «El mayor pico se observa en la venta de cortinas de cristal, sobre todo para clientes particulares».

La nueva nave, de 1.350 metros cuadrados, se inaugurará oficialmente el próximo mes de enero.
Este crecimiento ha permitido a Toldos Saldise contar ya con una plantilla de treinta trabajadores, alcanzar una facturación anual de 2,5 millones de euros y poner en marcha uno de sus proyectos más ambiciosos: la apertura de una nueva nave que estará operativa en enero de 2025 y que, con sus 1.350 metros cuadrados, hará que la firma duplique con creces su superficie actual: «En ella produciremos toldos y cortinas de cristal bajo nuestras propias marcas, Navartol y Navarglass respectivamente. Esta apuesta nos convertirá en los únicos fabricantes del sector en Navarra. La intención es llegar a comercializar nuestros productos a nivel nacional a través de otros talleres».
Arriaga detalla que este importante paso se debe a dos razones: el incremento de las ventas y la ausencia de fabricantes en la zona. «Nuestros clientes tendrán la garantía de que el producto es local, con las consiguientes facilidades de sustitución, transporte o instalación. Además, los tiempos serán más breves, dado que el proceso de logística se reduce casi en su totalidad; la mercancía estará menos expuesta; y esperamos poder reducir los plazos de instalación a un mes», detalla.
El gerente de la firma quiere mostrar la calidad de sus productos, de modo que no duda en golpear con fuerza el cristal de una de sus cortinas para, acto seguido, pedir a tres personas que se coloquen encima de ella. Lo cierto es que el cristal sigue intacto. «Utilizamos aluminio y tela acrílica para los toldos, y aluminio y vidrio de alta densidad para los cristales, que son casi irrompibles», sostiene orgulloso.