jueves, 12 diciembre 2024

Maquinaria para empresas aeronáuticas diseñada y fabricada por MTorres, en sus instalaciones de Torres de Elorz. (Foto: archivo)

“Hay quien dice que el futuro del ser humano es una civilización de ocio, donde el valor sea puesto en la cultura, las relaciones sociales, el deporte, y mientras tanto las máquinas se encargan de todo; pero, también hay otros que  dicen que quienes están en la cúpula mundial van a tener todavía más poder y encima un ejército de máquinas que les separa de quienes están totalmente perdidos”, opina el director del Planetario de Pamplona, Javier Armentia, quien incluye entre sus muchos campos de conocimiento el de la robótica: “Oscilamos entre el catastrofismo, la utopía y la aceptación acrítica. ¿Sabemos realmente lo que estamos haciendo, y sobre todo las consecuencias de lo que estamos implantando? Yo creo que no, o por lo menos es un debate que se ha soslayado”.diana-gonzalez-javier-armentia

Armentia añade que “así como la primera revolución industrial supuso que una clase baja, que era la mano de obra de fuerza, desapareciese porque había máquinas que ya hacían eso, ahora puede pasar lo mismo con la clase media porque realiza el trabajo que podrá hacer el robot”.

 

“Por eso los miedos que surgen son parecidos a los que aparecieron hace siglo y medio con esa revolución industrial, y ahí muchos fueron apocalípticos: esto nos lleva al desastre. Pero no, no llegó. Por el contrario, propició una era en la que se implantaron los derechos sociales que, a pesar de todos los pesares, ahora disfrutamos”, apunta.

Humberto Bustince, catedrático en el Departamento de Automática y Computación de la Universidad Pública de Navarra y profesor de Inteligencia Artificial, complementa la opinión de Armentia al señalar que “si nos remontamos a la época de la revolución industrial ya había autores que decían que las máquinas iban a sustituir a los hombres y se preguntaban que iba a pasar con los trabajadores. Lo que pasó es que esas máquinas liberaron mucho a los hombres, pero no al cien por cien”.

Ahora lo que ocurre –continúa Bustince- es que la inteligencia artificial ha dado un paso de gigante con una imitación hasta cierto punto buena del lenguaje tal y como nosotros lo utilizamos para comunicarnos, es o que yo llamo el lenguaje natural. Desde hace algún tiempo hay máquinas que ya se transmiten datos entre ellas y trabajan cooperativamente, esto es lo que en parte ha dado lugar a lo que se llama Industria 4.0, dos robots pueden intercomunicarse para resolver un problema y realizar trabajos que no son puramente mecánicos, sino que necesitan un cierto talento.

Las máquinas, en el plazo de diez o quince años de cada diez empleados reemplazarán a la mitad, y al cabo de 30 años sólo seguirán dos de esos trabajadores. Y la producción va a ser mucho mejor. Aún carecen de la creatividad y la capacidad de respuesta ante problemas que tiene el ser humano con la improvisación y la intuición, pero creo que por primera vez es verdad que las máquinas, los robots, van a reemplazarnos a muchos de nosotros”, Humberto Bustince

humberto-bustince-1El catedrático de la UPNA asegura que van a desparecer profesiones como la de protésico dental, “en un futuro próximo y gracias a las impresoras 3D, tal cual, y lo mismo va a ocurrir con las empresas que ahora fabrican piezas de gran precisión. Esas piezas se van a hacer ya y para siempre con impresoras 3-D”.

A su juicio, todos los trabajos mecánicos están a punto de extinguirse, y muchos que nunca hubiéramos pensado que podrían hacerlo, “los que suponen estar ante una máquina para analizar muchos casos y extraer conclusiones”. También vaticina la automatización total de los bancos “a muy corto plazo”.

El planteamiento de Javier Armentia no es tan drástico: “Aquí ya se ha dado esa transformación, la industria automovilística es el ejemplo, y esa revolución no va a ser tan traumática en lo que a la fuerza del trabajo se refiere, porque se ha ido adaptando”. No obstante advierte que “así como la factoría funciona de forma autónoma en sus talleres, almacenes… el problema va a ser para los que llevan la gestión de todo eso, la parte administrativa, los que no están con el mono y apretando tuercas sino en las oficinas, moviendo papeles, porque eso lo hacen mejor los ordenadores”.

¿QUÉ OFICIOS PERDURARÁN?

Algunos investigadores apuntan a que la programación de las máquinas generará empleos porque cada vez serán más abundantes y complejas, contarán con sistemas que les permitirán interpretar señales y comprender el ambiente que les rodea para lograr realizar las tareas que les hayan sido encomendadas de la forma más eficiente posible, y eso requerirá mentes pensantes… humanas.

Humberto Bustince dice que perdurarán todas las profesiones que requieran talento, pero incluso esas “van a sufrir una revolución absoluta en cuanto al método de trabajo. Por ejemplo la medicina, ya hay hospitales que tienen metidos en máquinas datos de sus pacientes desde hace 40 o 50 años y con ellos generan miles de patrones, de modo que llego yo con un problema de cardiología, meten mis datos en un ordenador y el sistema me incluye en el patrón que me corresponde y dice cuál puede ser mi evolución”.

Así, los médicos, además de saber medicina, van a tener que aprender a manejar esas máquinas. En este sentido, prevé que se multiplicarán los puestos de trabajo en la enseñanza precisamente porque será necesario que las personas aprendan a manejar y manipular las nuevas herramientas de su profesión:

“La enseñanza va a ser la bomba, porque se requerirán más años de preparación. Nuestro futuro pasa por invertir, pero muchísimo, en formación y talento”

LA VISIÓN DE LOS FABRICANTES

Jose Antonio Gurucelain - CEO CISTEC technologyEl pronóstico pesimista sobre el empleo debido a la irrupción de los robots y la automatización de la industria no lo comparten quienes trabajan en el sector. Cuando creas un escenario nuevo siempre se destruye trabajo en un sitio y se crea en otro. De hecho, lo que produces es más trabajo, porque hay mucha gente desarrollando muchas cosas en muchas empresas. Esa innovación es la que hace avanzar el mercado y el consumo”, asegura José Antonio Guruceláin, director de innovación de CISTEC technology, una empresa navarra de I+D+i especializada en infraestructuras tecnológicas.

“El mundo ha estado paralizado no por la crisis, sino antes. Para qué vas a invertir, para qué vas a innovar si te compran todo lo que tienes. Pero llega la crisis y los clientes desaparecen, y lo que tienes que hacer en un mercado inmóvil es crear cosas nuevas, actualizarte, brillar para no quedarte fuera del mercado. Y ahí es donde entra la robótica”.

Guruceláin añade que “desde el punto de vista de las capacidades de las nuevas tecnologías, estábamos infrautilizándolas de una manera bárbara. Usarlas ahora para conseguir productos más avanzados, más novedosos o con mejores rendimientos, ha hecho que el mercado vuelva a moverse”. “No por la robótica en sí misma –precisa-, sino por el hecho de invertir en nuevas cosas, si una empresa invierte en una tecnología que le permite ser más puntera en algo y la de al lado no lo hace, la dejará atrás”.

Frente a quienes pronostican que la automatización derivará en una significativa pérdida de empleos, el director de innovación de CISTEC expone que en un mercado que no evoluciona la única opción que te queda para competir es bajar costes, es decir, reducir empleos. Pero la innovación permite generarlos, y además serán de alta calidad. Las estadísticas dicen que tras cada diez empleos creados en innovación vienen detrás otros 600 o 700 en los niveles inferiores.

“Diez nuevos empleos en innovación se convierten al cabo de diez años en 500, también en innovación. Es la mejor inversión que puede hacer un país”, Guruceláin

EMPLEOS DE VALOR AÑADIDO

gonzalez-sesma-mtorresMTorres representa la vanguardia tecnológica de Navarra y, posiblemente, de España. Fabrica bienes de equipo automatizados para la industria de los sectores aeronáutico y papelero, principalmente, y en sus instalaciones de Torres de Elorz monta enormes máquinas de una complejidad indescriptible destinadas a dar forma a las alas de un Boeing o el fuselaje de los Airbus.

José Manuel González Sesma, director de Ingeniería de MTorres, aclara que en el sector aeronáutico “es bastante difícil que haya dos piezas iguales. Tenemos unas tecnologías estandarizadas, pero no el producto, que se hace a requerimiento y casi a medida de lo que nos requiere el cliente”.

En cualquier caso, “todo el know how de lo que llamamos cabezales tecnológicos y que se usan en los procesos de laminación y mecanizado se realiza en MTorres. Por este motivo, González Sesma defiende que sus máquinas robotizadas crean puestos de trabajo. “En la industria aeronáutica ni se puede plantear siquiera la posibilidad de fabricación manual, no está permitido que un operario suba a un molde a colocar fibra de carbono que luego va a volar, por temas de contaminación, de calidad, etc”.

Es obligatorio -continúa- automatizar el proceso, y con eso generamos puestos de trabajo que a día de hoy no existen: operarios especializados en ésa máquina, personas que tienen que hacer y mantener los programas de esas máquinas, puestos de mantenimiento y de logística… y sobre todo, lo más importante, creamos muchos puestos tecnológicos que permiten fabricar maquinaria como la nuestra. Para eso hacen falta diseñadores mecánicos, eléctricos, ingenieros de control y de software, project managers, una cadena de suministro extremadamente potente que nos provea de los materiales que subcontratamos… “, José Manuel González Sesma, MTorres

“Todo eso genera puestos de alto valor añadido en términos tecnológicos y de gestión, y sí que es cierto que puede restar puestos de trabajo para mano de obra no cualificada, pero quizás ese es el precio que haya que pagar. En mi opinión, automatizar estos procesos genera muchos más puestos que los que resta, concluye el responsable de Ingeniería del grupo.

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