La Betagarri Trail, disputada en Ancín el pasado 28 de marzo, supuso el regreso del trail running a Navarra desde que, en agosto del año pasado, se disputase la Tritoiena de Arbizu. Siete meses sin competición, pero con mucho entrenamiento por parte de los deportistas que han tratado de buscar el contacto con la naturaleza en medio de las restricciones.
Las tiendas especializadas en trail running también han percibido esas ganas de practicar deporte por parte de sus clientes, tras el parón por el confinamiento y la suspensión de la mayoría de las carreras. “Es verdad que con la pandemia hay más afición al ‘trail running’. Al cancelar tantas carreras de running, muchas personas que se entrenaban en asfalto se han animado a dar el salto al monte”, señala Juan Sagüés, de la tienda especializada La Milla.
“El ‘trail running’ ha ido progresando y me consta que, aunque a nuestra tienda llegan más hombres, la presencia de mujeres también ha aumentado en Navarra”.
En los últimos años, la afición por este deporte ha crecido de forma gradual. “La gente demandaba salir de esa ‘normalidad’ del fútbol, el baloncesto u otros deportes. El ‘trail running’ ha ido progresando y me consta que, aunque a nuestra tienda llegan más hombres, la presencia de mujeres también ha aumentado en Navarra”.
“Equiparse no es caro”, comenta Sagüés. “El precio depende de si el calzado o la prenda deportiva lleva o no Gore-Tex“. Este es el nombre comercial con el que se conoce a una estructura microporosa que dota a los productos de unas características extraordinarias como impermeabilidad, transpirabilidad y prestación cortaviento. Su precio en el calzado oscila entre los 100 y los 160 euros aproximadamente. Pero también hay otros materiales, que gozan cada vez de una mayor aceptación. Mochilas, cortavientos, chaquetas impermeables, bastones, gorras, complementos de iluminación… En total, equiparse de arriba a abajo puede costar unos 300 euros aproximadamente. “Es cierto que, si quieres ir más preparado, puedes añadir una camiseta térmica (en invierno), una mochila para llevar la hidratación… Pero con las zapatillas, irías suficientemente preparado. Luego están la electrónica y los ‘gadgets’ que llevan algunos deportistas y que te subirían el precio”, añade Sagüés.
A partir de ahí, las necesidades aumentan dependiendo de distintos factores, como la frecuencia con la que se practique el deporte. “Si sales cuatro días por semana, y cada vez se alargan más las salidas, sí irán surgiendo más cuestiones. Hay que tener en cuenta las condiciones climatológicas cambiantes de la montaña y planificar bien si vamos a tener opciones de reponer agua o no a lo largo del recorrido que vamos a realizar. También conviene llevar algo de comida o suplementación”, agrega Ramón Orayen, propietario de Acuatrosport.
“La gente quiere hacer deporte, pero existe una incertidumbre económica que frena a la hora de comprar. En los últimos meses, estamos notando que el ‘runner’ no gasta lo mismo que otros años”.
La marca estrella en La Milla es La Sportiva, firma italiana de calzado fundada en 1928 y que comenzó fabricando botas y zuecos para granjeros. Más tarde, dotó de botas de montaña a los soldados italianos que combatieron en la Segunda Guerra Mundial. Y, actualmente, factura más de 80 millones de euros al año. Sus productos se venden en más de 70 países.
Aunque, si por algo se caracteriza La Milla, es por su asesoramiento biomecánico en el calzado. “Tratamos de aconsejar al cliente, dependiendo de por dónde corre. No son lo mismo las zonas duras que las blandas. Por eso, es muy importante aconsejarle unas zapatillas que se ciñan a lo que realmente busca”, indica Sagüés.
A este respecto, nada más terminar el confinamiento “hubo muchas personas que se acercaron a la tienda”. Pero, ahora, “ha bajado algo más” el número de clientes. “La gente quiere hacer deporte, pero existe una incertidumbre económica que frena a la hora de comprar. En los últimos meses, estamos notando que el ‘runner’ no gasta lo mismo que otros años”, valora.
“UN MUNDO MUY AMPLIO”
En Acuatrosport, comenzaron hace diez años a trabajar con material de running y trail en su establecimiento de Villava. “A mí me gustaba correr y estaba familiarizado con esos productos, así que me resultó fácil trabajarlos. En un principio había tanto de asfalto como de trail, pero el calzado de montaña empezó a funcionar muy bien ya que la gente no lo encontraba fácilmente. Y, al final, decidimos apostar por ese nicho”, explica Orayen. Su apuesta por el trail running le ha llevado también a organizar y patrocinar carreras e, incluso, a crear un equipo de trail. Lo último, la apertura de un establecimiento en el centro de Pamplona.
Pero si algo tiene claro este villavés es que el trail es un mundo “mucho más amplio” de lo que parece a simple vista: “En principio, con unas buenas zapatillas y algo de ropa, basta para arrancar. Pero cuando le vas metiendo horas, surgen necesidades como material de hidratación, ropa para las diferentes condiciones climatológicas, suplementación… Y vas viendo que una zapatilla para todo tipo de terreno y distancia no es fácil de encontrar, así que se combinan varios pares”.
“Al principio, venían corredores que hacían casi exclusivamente montaña o que la combinaban con pruebas de asfalto. Ahora, también viene gente más andadora o habituales de las marchas de montaña, que van cambiando hacia el ‘trail'”.
Su experiencia en el sector le lleva a valorar el perfil de sus clientes como “bastante variado”, ya que ha ido cambiando a lo largo de los últimos años. “Al principio, eran corredores que hacían casi exclusivamente montaña o que la combinaban con alguna prueba de asfalto. Ahora, también viene gente más andadora o habituales de las marchas de montaña, que van cambiando de formato hacia el ‘trail'”, subraya.
El desarrollo del material de trail ha sido tan alto que, poco a poco, se demanda también para andar. “Con la pandemia, se han sumado deportistas que competían en otras disciplinas, que han visto suspendidas sus competiciones y han encontrado en correr por el monte una forma entretenida de mantenerse en forma. No se trata de una moda, sino de si encaja o no con el estilo de vida de cada persona. Y está claro que, en el actual contexto de restricciones y la necesidad que tenemos de aire libre, es una disciplina que no va a ir a menos”, analiza.
Todas las marcas han invertido “mucho tiempo y dinero” en mejorar el calzado ante la cada vez más exigente demanda por parte de los corredores. Las innovaciones, sobre todo, se han centrado en aligerar el peso de las zapatillas, en hacerlas más flexibles y más reactivas: “La parte negativa ha sido que ya no duran tanto como antes. Aligerar peso a veces significa prescindir de protecciones y se rompen antes”.
Orayen no ha olvidado cómo, al comienzo de la pandemia, tuvo que cerrar sus tiendas dos meses. “Fue un drama, la verdad. Era una situación que no vimos venir y no hubo tiempo para adaptarse. Teníamos las tiendas con mucho género recién llegado. Y sin poder venderlo, debíamos hacer frente a los pagos. Además, no pudimos entregar todos los encargos que teníamos de equipaciones para competiciones”, rememora.
Afortunadamente, a partir de mayo la situación cambió y pudo trabajar con continuidad. “La cancelación de competiciones nos ha afectado mucho, aunque la venta de calzado nos ha ido salvando”, señala. Tiempos difíciles que trató de sobrellevar con la venta ‘online’, tras renovar completamente su página web.
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