Fenicios, cartagineses y romanos ya supieron apreciar la belleza de una tierra que por su clima suave, la diversidad que ofrece y la amabilidad de sus habitantes, se convierte en un país ideal para visitar. Tanto si se prefiere una estancia relajada en la playa como si se busca realizar un turismo más activo cargado de aventuras en el desierto, Túnez se convierte en la perfecta escapada otoñal.
Realizar una ruta para conocer el patrimonio histórico, de gran relevancia internacional, es la primera propuesta para esta temporada. Repartido por todo el país, se puede apreciar en sus museos y ruinas arqueológicas. Entre los más destacados se encuentran el Museo Nacional del Bardo, considerado uno de los más hermosos del mundo por su impresionante colección de mosaicos romanos, el Museo Nacional de Cartago, el Museo Arqueológico de El Djem o el Museo del Patrimonio de Guellala.
Como el mar Mediterráneo baña la costa tunecina la segunda y tercera propuestas se relacionan con el mar. Hay varios enclaves ideales para visitar en esta época del año, con playas que permiten largos paseos, nadar o la práctica de deportes acuáticos. Para los amantes de la playa y los deportes náuticos, el destino perfecto es Kalaat Landlous, situado entre Bizerta y Túnez capital, lugar ideal para aprender o perfeccionar las acrobacias del ‘kitesurf’ sobre las olas. Asimismo, la isla de Djerba también dispone de centros que ofertan esta y otras disciplinas como vela, ‘windsurf’, esquí acuático y ‘parasailing’.
Patrimonio histórico, relax de playa, deportes náuticos, golf o dormir en el desierto son algunas propuestas
Para los aficionados al submarinismo de todos los niveles, la idea consiste en hacer inmersiones y descubrir los espectaculares paisajes subacuáticos, llenos de cuevas, túneles y buques de la Segunda Guerra Mundial, así como arrecifes e inmensas praderas de posidonia. El país alberga 20 clubes de buceo afiliados a la Confederación Mundial de Actividades Submarinas, siendo Tabarka, Monastir y Djerba algunas de las zonas más populares para realizar esta actividad.
Seguimos con el deporte y llegamos a los enamorados del golf, tanto experimentados como amateurs, pueden aprovechar las temperaturas suaves para disfrutar de alguno de sus asombrosos campos de golf que se pueden encontrar entre Tabarka en el norte y Tozeur en el sur. Todos ellos gozan de unos estándares de calidad altos, con excelentes infraestructuras y servicios de primera clase.
Para quienes prefieran el relax, Túnez también tiene su particular propuesta, la quinta: cuenta con numerosos centros de talasoterapia en los que usan las propiedades beneficiosas del mar con un fin preventivo y curativo. Estos establecimientos, localizados tanto en la costa norte como en la del este, ofrecen distintos tratamientos de la mano de un personal altamente cualificado.
DESIERTO Y NATURALEZA
Otro tipo de tranquilidad es la serenidad y la paz que aporta el desierto del Sahara tunecino, y el otoño es una temporada privilegiada para explorar este maravilloso mundo de dunas de arena, montañas escarpadas y oasis verdes, un entorno idóneo para la meditación, lejos de las altas temperaturas que se alcanzan en verano.
Dormir en una jaima bereber es una experiencia altamente recomendable, ya que permite contemplar el cielo estrellado mientras se saborea un rico té a la menta con piñones o probar el sabroso pan cocinado con brasas bajo la arena. Al silencio de este paraje singular pueden sumarse actividades más aventureras, como realizar una ruta en dromedario, pasear entre las dunas en quad o hacer una travesía en vehículo 4×4.
Como última propuesta, aunque igual de atractiva que las anteriores, Túnez es un destino óptimo para disfrutar de la naturaleza con actividades como la observación de aves o ‘bird watching’, ya que se ubica en uno de los corredores migratorios más grandes de aves.
Al norte, la península de Cap Bon es uno de los principales puntos de paso del Mediterráneo para las aves migratorias. Por su parte, el Golfo de Gabés recibe la mayor concentración de aves migratorias del Mediterráneo, lugar en el que se han llegado a contar más de 330.000 aves acuáticas como patos, rapaces, paseriformes o gaviotas. En total, se pueden apreciar cerca de 400 especies de aves diferentes.