Nuestra casa es una parte sustancial de nuestra vida. Todos necesitamos un espacio, al que identificamos como ‘nuestro sitio’. Es la famosa ‘guarida del guerrero’ donde retirarse tras una dura jornada de trabajo, por ejemplo. Pero, además, constituye el espacio que compartimos la mayor parte de nuestro tiempo con las personas a las que más queremos, con nuestras mascotas o con nosotros mismos.
La idea de hogar, asimismo, siempre estará relacionada con sentimientos positivos de calor, cariño, cuidado, confort, calidad. Todos, en fin, tenemos asociadas en nuestro fuero interno imágenes, recuerdos y hasta olores a nuestras cocinas, salones o dormitorios; espacios que idealizamos y que suponen ir más allá del recurso habitual -ya superado, por cierto- que reduce una casa a cuatro paredes y un techo.
Precisamente, esa idealización ha situado a la vivienda como uno de nuestros ‘anhelos’ favoritos. ¿Quién no ambiciona vivir en la que considera la casa de sus sueños? Es más, ahora que justo acaba de celebrarse el tradicional sorteo del ‘Gordo’ de Navidad, muchos de los afortunados ganadores destinarán sin duda gran parte de ese dinero extra a la inversión inmobiliaria con la compra de una o varias de esas ‘casas de fantasía’ que, en muchos casos, representaban todo un ‘oscuro objeto de deseo’.
Llegados a este punto, siempre habrá quien no lo termine de entender o, incluso, quien censure ese tipo de ‘idealizaciones’ y ‘despilfarros’. Para gustos los colores, por supuesto. Sin embargo, si algo está más que demostrado es que (si nos lo podemos permitir y siempre que sea algo razonable) adquirir una vivienda de alto standing en España es hoy todo un acierto.
En primer lugar, porque hablamos de una casa amplia, esto es, de 180 metros cuadrados como mínimo a lo que se suma una importante serie de ‘ventajas extra’ que no se pueden desdeñar ya que suponen incrementar nuestros niveles de confort (debido a las dotaciones o las vistas panorámicas con las que cuenta, por ejemplo). También está, cómo no, la parte subjetiva representada por el prestigio que puede reportar tener una casa de este tipo que, habitualmente, suele corresponder casi con toda seguridad con un centro histórico próximo a exclusivas áreas comerciales y de ocio.
Sin embargo, con ser todos estos factores muy importantes, el actual contexto de recuperación ha incrementado el atractivo de este tipo de inmuebles puesto que, en el caso de España, su revalorización el pasado año 2018 ha sido del 10,1%, justo el segundo más alto de toda Europa. De esta forma, tras superar las caídas de hasta el 13% que sufrió el sector en 2013, los precios muestran una clara tendencia al alza animada porque a la fuerte demanda que se ha producido, sobre todo de origen internacional, se ha contrapuesto una oferta más que insuficiente. En algunas zonas el nivel de competencia ha llegado a tal extremo que las ventas se concretan en menos de dos meses.
Así, referido a esto último dato, cada vez son más los compradores extranjeros que deciden invertir en exclusivas viviendas en España de tal forma que ya representan hasta un 16% de las transacciones totales que, en el caso de provincias como Málaga o Islas Baleares llegan a niveles de hasta el 31 y el 28% respectivamente de las operaciones registradas en ambos territorios. A los ya tradicionales inversores alemanes, holandeses o británicos se ha sumado en esta última hornada nuevos compradores de origen mexicano, colombiano y venezolano, con un gran poder adquisitivo.
En cuanto a los enclaves preferidos, sobresalen Madrid, las islas -Ibiza y Mallorca, sobre todo- así como las ciudades costeras tipo Barcelona, Marbella y Málaga. Los compradores responden por su parte a una especie de ‘perfil’ que los representa como personas jóvenes o de mediana edad, con un nivel adquisitivo alto y estudios superiores, que suelen vivir en pareja o solos.
TENDENCIA EN EUROPA
¿Y qué sucede con el resto de Europa? Edimburgo y Glasgow -las dos ciudades escocesas- se sitúan a la cabeza dentro de una clasificación de la que se descuelga claramente Londres, donde se ha registrado una caída de precios del 3% debido a la incertidumbre del Brexit y el posible establecimiento de impuestos más altos a las inversiones extranjeras.
Junto a la alternativa española, otras opciones al alza son las de Francia, con un incremento en los inmuebles en París y zonas colindantes del 5,6%. También, Alemania, donde las subidas registradas en Berlín, por ejemplo, alcanzan un 5,4%. Las opciones, por tanto, no pueden ser más atractivas, aunque sería interesante, visto en perspectiva, recordar que ni los números ni las cifras hacen hogar o, como bien sentenció en su momento la mítica Ava Gadner “la fama y el dinero no dan la felicidad. Si no tienes un hogar feliz no significan nada”.