1980. Barrio pamplonés de San Jorge. Decenas de piezas se esparcen por la suave alfombra que cubre la habitación de Miguel, un niño tímido que encuentra refugio entre esas cuatro paredes. Sus manos trabajan con precisión: cortar, lijar y pegar. Una maqueta del tanque británico Crusader, utilizado durante la Segunda Guerra Mundial, se alza imponente frente a los ojos de su pequeño constructor. Hoy, Mig Jiménez, de 50 años, todavía recuerda con ilusión el día en el que, junto a su padre, compró aquella maqueta en una tienda del Casco Viejo de Pamplona. Gracias a ella, descubrió su pasión por el modelismo, hobby que posteriormente transformó en su trabajo.
El navarro estudió Bellas Artes en Salamanca y, al finalizar, se marchó a Barcelona en busca de empleo. El proceso fue complicado, ya que recibió más negativas de las que esperaba, pero con el tiempo consiguió un puesto como director de Arte en la discográfica Vale Music, además de colaborar con varios proyectos de televisión como Crónicas Marcianas, Gran Hermano y Operación Triunfo: «Cobraba una peseta por cada disco vendido de David Bisbal, Bustamante o Coyote Dax. Fue una gran etapa de mi vida. Aprendí mucho sobre marketing, sobre cómo vender mi producto… Lecciones que ahora aplico a mi trabajo».

Las pinturas que comercializa Ammo permiten decorar las maquetas para darles un aspecto más realista.
Durante ese periodo, nunca abandonó su afición. Es más, publicó en revistas especializadas sobre distintas técnicas de pintura o construcción de maquetas, lo que le permitió hacerse un nombre en el sector. Así, en 2001, dejó la industria musical para adentrarse de lleno en su gran pasión y creó su primera empresa, Mig Productions.
Nueve años después, «debido a unos problemas personales», perdió la compañía y tuvo que empezar de cero. Pero, de la mano de su mujer y de un tercer socio, dio forma a una segunda empresa, situada en Logroño y bautizada con el nombre de AK interactive en referencia al kalashnikov. Tras cinco años, las diferencias en la dirección provocaron su salida de la firma, pero Jiménez volvió a probar suerte por tercera vez en 2013 con Ammo, que significa ‘munición’ en inglés. «Tras dos fracasos, decidí no rendirme y, cada vez que creaba una empresa, lo hacía mejor que la anterior. Perdí todo porque no tenía madera de empresario. Poseía el conocimiento práctico, pero no controlaba los entresijos del mundo empresarial. Por eso, creo que deberían instruirnos desde pequeños en este aspecto», defiende.
Ammo by Mig Jiménez, situada desde 2022 en una nave de aproximadamente 2.000 metros cuadrados en Estella, se dedica a comercializar todos los accesorios necesarios para construir una maqueta: herramientas, pegamento, complementos y sobre todo, pinturas con diferentes texturas para conseguir recrear hasta el último detalle de una composición (barro, polvo, óxido, lacado, asfalto…). «Estas pinturas requieren mucho desarrollo e investigación para lograr la exactitud de los colores o los efectos. Originalmente, lo hacía todo yo, pero ahora el equipo ha crecido, somos 38 personas y colaboramos con una empresa de Alicante, que las produce según nuestras peticiones», detalla.

La empresa navarra, ubicada en Estella, exporta a más de cincuenta países de cinco continentes.
Poco a poco, la firma fue creciendo hasta que, en 2019, apareció en el puesto 711 del ranking de las mil empresas con mayor crecimiento de Europa publicada por el periódico británico Financial Times: «Ese reconocimiento fue muy importante, me hizo mucha ilusión». Sin embargo, ese mismo año su mujer y cofundadora de la compañía, Elisabeth Wiese, falleció debido a un cáncer. «Nos quedamos cojos, como un taburete con tres patas. El logotipo de la empresa simula tres marcas cuneiformes, que han reemplazado a las tres balas de antes a raíz de la guerra en Ucrania y en honor a los tres socios que fundamos la empresa: Carlos Cuesta, ella y yo. Con el objetivo de colaborar, también creamos una asociación benéfica para pacientes con la misma enfermedad, ‘Ammo for life’«, concreta emocionado.
INTERNACIONALIZACIÓN
Hoy, la empresa navarra exporta a más de cincuenta países como Irán, Líbano, Sudáfrica, Japón o Chile e importa marcas ucranianas y chinas, entre otras: «Hemos realizado algunas maquetas bajo nuestra marca, pero es una industria muy competitiva a nivel mundial y es muy caro producir un modelo, ronda entre los 80.000 y 90.000 euros el más sencillo».

Además de una revista bimensual, la firma tiene dos canales de YouTube, en los que suma más de 90.000 seguidores.
También realiza una prolífica labor editorial con la publicación de una revista propia bimensual. «Supone una tercera parte de nuestra actividad, aunque cada vez va a menos en contraposición a los videos de YouTube. La gente prefiere detener los clips, ver el movimiento y la técnica en detalle», resalta en referencia a sus dos canales, donde acumula más de 90.000 seguidores en total. En esta línea, ya tiene entre sus clientes a celebridades tan variadas como Alberto Chicote; John Rosengrant, conocido por su papel en los efectos especiales de ‘Terminator 3: La rebelión de las máquinas’, ‘Acero puro’ y ‘Jurassic Park III’; o Ian Hunter, ganador del Óscar por los efectos especiales de ‘Interstellar’ en 2014.
Y es que, tras décadas estudiando el mercado internacional, lo que inspiró a Jiménez para decorar sus instalaciones con amplias cristaleras que simulan las de un aeropuerto, el emprendedor navarro se muestra esperanzado con las oportunidades de crecimiento de su firma: «Este mercado es inmenso. De hecho, hay empresas del sector que cotizan en bolsa, pero nosotros nos hemos encontrado con el problema de la financiación y la inversión externa. No recibimos ayuda institucional, y eso nos ha hecho mucho daño. De hecho, si nos apoyaran, tenemos terreno al lado para duplicar la empresa y triplicar las ventas. Solo para cubrir un 25 % del mercado actual, necesitaríamos cuatro o cinco naves como esta».