jueves, 28 marzo 2024

luis-sarratoSe acaba de hacer pública la Memoria Judicial del año 2015 presentada por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra. Según los datos del citado informe, existe una disminución de asuntos entrantes y continúa descendiendo la cifra de asuntos pendientes de resolver por los jueces.

En síntesis, los órganos judiciales navarros mantienen la tendencia ya apuntada el pasado ejercicio de cierta contención porcentual en el ingreso de causas en comparación con anualidades no tan lejanas. Con todo, la litigiosidad aún es elevada y resulta preocupante el elevado incremento registrado en materia civil. En concreto, se han disparado en un 20,6 por ciento la presentación masiva de procesos monitorios por deudas, en parte iniciados por varias compañías que se dedican a la compra de créditos impagados de grandes empresas de telefonía, bancos, etc. (es el conocido fenómeno de los fondos buitres). A pesar de ello, los datos nos permiten mantener una visión sosegada y reflexiva.

En primer lugar, la bajada de asuntos que se registran está vinculada a diversos factores. La pervivencia de las tasas judiciales para empresas, PYMES y ONGs es una medida que permanece intacta desde su imposición y que sería conveniente revisar, porque, por ejemplo, en el caso de las PYMES no se tiene en cuenta su capacidad económica y les resulta complicado acceder a la Justicia. Por otro lado, la adopción de otras nuevas medidas de orden procesal, como por ejemplo, que no se tramiten denuncias penales sin autor conocido, era fundamental para poner fin a la tramitación de denuncias que están abocadas a su archivo.

En segundo lugar, la cifra de litigiosidad todavía se mantiene alta, lo que propicia que la Justicia sea excesivamente lenta y que se eternicen numerosos procedimientos judiciales. Coincidentemente, este es el principal motivo de pérdida de confianza en el sistema judicial por parte de los ciudadanos. Las empresas y particulares que acuden a los tribunales demandan un servicio eficiente y de calidad, pues una respuesta tardía de la Justicia no logra satisfacer los intereses de los Justiciables. “Una Justicia lenta provoca una Justicia injusta”. Por ello, en este momento, la prioridad de la Justicia debería ser la agilización del proceso y lograr una mayor cercanía al ciudadano.

Efectivamente, el ciudadano centra sus expectativas con respecto a la Justicia en determinados parámetros, como son la independencia de la Justicia, su calidad, su eficacia y su eficiencia, que además son atributos indispensables para el crecimiento económico y el bienestar de la comunidad. Siendo la Justicia tan importante para la confianza de los ciudadanos, y tan relevante para el buen funcionamiento de la Economía, es necesario abordar ya, urgentemente, con rigor y seriedad su reforma estructural y diseñar, de una vez por todas, un nuevo marco institucional renovado y transparente. Los responsables, tomen nota. Sería deseable que la Justicia recuperase el prestigio que le corresponde como tercer poder del Estado que es. Solo el tiempo nos demostrará lo importante que es la Justicia.

 

Luis Sarrato Martínez 
Abogado especialista en Derecho Administrativo y Doctor en Derecho.

 

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