La Universidad Pública de Navarra ha logrado situarse en un destacado puesto en la clasificación de rendimiento y desarrollo tecnológico de las universidades españolas, según el informe U-Ranking 2019 que elaboran conjuntamente la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas.
La UPNA ocupa el puesto 10, con el mismo índice de otros 6 centros, que se ven superados por 14 universidades y a su vez tienen a 63 por detrás, si bien una veintena de estas no ha podido ser evaluada por falta de información. Los autores del estudio le otorgan un índice de 1,4, que queda lejos del 3,4 que logra la mejor clasificada, la Universidad Carlos III de Madrid, aunque supera con claridad a la Universidad de Navarra, que con un índice de 0,7 figura en el puesto 17 junto a otros nueve centros, incluida la Universidad del País Vasco. El mismo estudio sitúa a la Universidad de Navarra en el primer puesto por rendimiento docente con 1,4 puntos, ranking en el que la UPNA está en la quinta posición, con los mismos puntos que 18 centros más (1,0) que tienen a 30 universidades por delante.
ALGUNOS EJEMPLOS
Si la UPNA ha logrado hacerse un hueco entre los centros punteros en innovación y desarrollo tecnológico es gracias al apoyo que presta al trabajo que realizan investigadores como Miguel Beruete Díaz, investigador de su Instituto de Smart Cities (ISC), quien ha diseñado una lente que permite capturar imágenes de objetos mucho menores que la longitud de onda, con una resolución hasta cinco veces mejor que la actual. Este avance ha sido posible gracias a unas mejoras introducidas en el nanojet fotónico, un haz de luz que se proyecta sobre la partícula que se quiere observar. Esta herramienta, en cuyo desarrollo ha trabajado con Víctor Pacheco-Peña (doctor en Ingeniería de Telecomunicación por la institución académica navarra e investigador de la Universidad de Newcastle, en el Reino Unido), es de utilidad para aplicaciones como la imagen, la microscopía y los dispositivos de detección. Este desarrollo ha sido publicado por la revista ‘Journal of Applied Physics’, editada por el Instituto Americano de Física (AIP, por sus siglas en inglés). Además, la publicación divulgativa ‘Physics World’, de la sociedad científica británica Institute of Physics, se ha hecho eco de este artículo con la inclusión de una reseña.
Otro ejemplo lo proporciona la ingeniera de telecomunicación Nerea de Acha Morrás (Nazar, Navarra, 1989), que ha desarrollado durante su tesis doctoral, leída en la Universidad, diferentes sensores luminiscentes de fibra óptica para medir oxígeno gaseoso. Para ello, ha fabricado e implementado diversos recubrimientos a escala nanométrica utilizando la técnica ‘Layer-by-Layer nanoassembly’ (nanoenseamblaje capa por capa o LbL, por sus siglas en inglés). Como resultado, la investigadora ha obtenido dispositivos de muy alta sensibilidad y resolución, que permiten monitorizar variaciones de la concentración de oxígeno de hasta el 0,1% y que presentan cortos tiempos de respuesta en la medición. Estos sensores posibilitan controlar el oxígeno presente en espacios confinados como, por ejemplo, simas, cuevas, bodegas u otras estancias cerradas, donde su concentración es crítica, con el fin de evitar posibles riesgos para la salud.
Investigadores de la UPNA han desarrollado sensores luminiscentes de fibra óptica para medir oxígeno gaseoso o una lente que permite capturar imágenes de objetos mucho menores que la longitud de onda.
Antes de realizar el doctorado en Tecnologías de las Comunicaciones, Bioingeniería y Energías Renovables (Tecomber), Nerea de Acha cursó en la UPNA Ingeniería de Telecomunicación. Con esta titulación, obtuvo el 2.º Premio al Mejor Proyecto Fin de Carrera de la Asociación Navarra de Ingenieros de Telecomunicación.
Por su parte, el ingeniero industrial Javier Samanes Pascual (Pamplona, 1990), investigador del Instituto de Smart Cities (ISC), ha diseñado un tipo de convertidor de potencia para turbinas eólicas instaladas en el mar que mejora la eficiencia y la estabilidad de su conexión a la red eléctrica, a la que dichos aerogeneradores vierten la energía producida, tal como recoge su tesis doctoral, defendida en la institución académica. Esta tecnología, apostando por la redundancia, reduce también los costes de mantenimiento de los equipos de aerogeneradores, que, al tratarse de parques eólicos marinos, necesitan de barcos para estas tareas.
“El convertidor de potencia es el encargado de controlar la potencia eléctrica generada por la máquina, en este caso, el aerogenerador o turbina eólica situado en el mar, y adaptarla a los requisitos de la red eléctrica a la que se vierte la energía generada —señala el autor de la tesis doctoral, que ha sido calificada con sobresaliente cum laude—. Sin embargo, estos equipos tienen limitaciones en cuanto a la corriente máxima que pueden manejar, restricciones introducidas por los semiconductores de los que se componen los convertidores”. El autor de la investigación recurrió, por ello, al empleo de convertidores de potencia en paralelo: ha diseñado un convertidor modular de cuatro megavatios, que puede ser colocado en paralelo tantas veces como sea necesario dependiendo de la potencia de la turbina eólica. “Para esta estructura de conversión, he planteado nuevas estrategias de control que permiten afrontar dos de los principales retos actuales de la energía eólica: su integración en redes débiles y la mejora de la eficiencia”, apunta.
El físico Juan Jesús Beato López (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1981), es otro de los investigadores que hacen que la UPNA aparezca en puestos destacados del ránking. Trabaja en el Instituto de Materiales Avanzados (InaMat) de la Universidad y ha desarrollado un tipo de sensores basados en tecnología magnética, que presentan un rango amplio de aplicaciones, debido a “su bajo coste de fabricación, unido a la gran resolución en la detección y su adaptabilidad a distintas entornos o geometrías”. Así, estos dispositivos pueden utilizarse en agronomía, investigación biomédica, maquinaria industrial y doméstica, medios de transporte, procesos industriales y de limpieza y tratamientos descontaminantes, entre otros. Esta innovación tecnológica, que permite medir variaciones de micras o detectar partículas nanométricas, se recoge en su tesis doctoral, leída en la institución académica.
“El empleo de sensores y sistemas de monitorización ha aumentado rápidamente durante los últimos años como resultado del desarrollo de nuevas técnicas tanto de detección como en el ámbito de la comunicación y el almacenamiento de datos”, afirma Juan Jesús Beato, cuya tesis doctoral ha sido dirigida por dos investigadores del Instituto InaMat: la catedrática Cristina Gómez-Polo (directora) e Iñaki Pérez de Landazábal Berganzo.
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