La nueva planta que Urrizmedi está poniendo en marcha en Uharte Arakil atraviesa “un momento difícil”. Y no porque la inversión de esta filial de Trefinasa corra peligro (de hecho, ha pasado de los 8,5 millones contemplados inicialmente a 9,5), sino porque sus responsables no encuentran suficiente personal para conformar la plantilla. Tanto es así que, por ahora, solo han podido cubrir cinco de los veinticinco puestos previstos (en un primer momento, el proyecto iba a generar veinte empleos directos). Y todos ellos, curiosamente, dentro del área administrativa.
El director adjunto de la compañía, Xabier Ezquer, explica a Navarra Capital que el problema reside en la falta de operarios para la factoría, cuya actividad se centra en la producción de alambrón de aluminio. En este sentido, cree que la escasez de mano de obra en la zona tiene su origen en dos cuestiones. Por un lado, “la gente se va jubilando y en el mercado laboral no entran jóvenes en la misma proporción”. Al mismo tiempo, la reciente puesta en marcha de importantes proyectos empresariales en Sakana ha reducido el número de trabajadores disponibles. “Además, antes de que surgieran estas iniciativas ya existía la preocupación de que la gente de fuera no quisiera venir a trabajar al valle”, precisa.
Urrizmendi proyecta fabricar 14.000 toneladas al año, para lo cual operará a tres turnos, los siete días de la semana
Ante esta situación, la compañía ha buscado el apoyo de la Asociación de Empresarios de Sakana (AES), que está ayudando a Urrizmendi en la búsqueda de los perfiles, y el Servicio Navarro de Empleo-Nafar Lansare (SNE-NL), que ha ofrecido a la empresa un convenio con sus oficinas de Alsasua e Irurtzun para encontrar a los profesionales necesarios y colaborar en la preparación de las personas seleccionadas: “Nosotros queremos darles una formación específica para que aprendan el oficio. La idea es que conozcan las particularidades de la línea y el proceso cuando la planta comience su actividad”.
Las instalaciones abrirán sus puertas el 2 de enero en el polígono Sargaitz, concretamente en una parcela contigua a la que ocupa Trefinasa (Trefilados de Navarra). En este sentido, la producción de alambrón se lleva a cabo mediante dos procesos: la fundición del aluminio, que procede de lingotes o de chatarra comprada o recuperada de su propia actividad, y el laminado del material para obtener formas y piezas comerciales o bajo diseño especial.
EL ORIGEN DEL PROYECTO
Urrizmendi se constituyó formalmente en abril de este año con el propósito principal de “proporcionar materia prima a Trefinasa”. Pero los orígenes del proyecto se remontan a varios años atrás. Entre 2012 y 2017, la amenaza de cierre sobrevoló a numerosas fábricas europeas del sector, de tal manera que Trefinasa temió quedarse sin proveedores de alambre. De ahí que hiciera parte de la inversión de la actual Urrizmendi para dar respuesta a esta necesidad.
Xabier Ezquer: “El proyecto saldrá adelante sí o sí. Nuestro compromiso es máximo. Esta empresa familiar tiene vocación de permanencia y está arraigada en el valle”
Sin embargo, la compañía finalmente pudo mantener su producción sin poner en marcha la nueva fábrica y sus propietarios “dejaron aparcado” el proyecto. Ahora, el aumento de los costes ha provocado que se retome la iniciativa. “Con esta planta, nos aseguramos el suministro a un coste adecuado y controlado”, defiende Ezquer.
Dentro de sus instalaciones, Urrizmendi cuenta con maquinaria “de última generación”, que permite la automatización todo el proceso de fabricación y fundición. Entre sus recursos, además, destaca el sistema Scala, “con el que se supervisan todos los parámetros del proceso y las emisiones”. Gracias a esta labor, Urrizmendi proyecta fabricar 14.000 toneladas de alambre al año, para lo cual operará a tres turnos, los siete días de la semana.
En estos momentos, los responsables de la empresa están realizando pruebas para ajustar la línea de producción. Y, a pesar de la falta de operarios, insisten en que el proyecto no está en riesgo y en que saldrá adelante “sí o sí”: “Nuestro compromiso es máximo. Esta empresa familiar tiene vocación de permanencia y está arraigada en el valle. En Trefinasa contamos con veinticinco años de experiencia, y la gran mayoría de quienes la conformamos empezamos aquí de cero. Ahora esperamos que se jubilen con nosotros”.