La pregunta clave es: ¿Cómo va a hacer mi empresa para ganar dinero? Necesitamos un Plan. Y para ello primero de todo hay que saber a dónde queremos llegar. ¿A que cliente voy a servir? ¿A quién voy a dedicar mi innovación? Pero algunos emprendedores no se centran en estas preguntas, más bien, van buscando la innovación por la innovación.
Las empresas y equipos innovadores deben estar en la frontera del conocimiento. Y es ahí donde se encuentran los potenciales desarrollos que den ventajas competitivas. Entendiendo ventaja competitiva como aquella característica que me diferencia de la competencia y me permite acceder a un nuevo mercado para mi solo. Esto se puso de moda, hace unos años, como la teoría del océano azul. Los océanos competitivos son rojos porque están llenos de tiburones que se muerden entre sí para sobrevivir.
En el mundo de los negocios las empresas compiten entre si quitándose clientes para seguir creciendo o manteniéndose (que es peor). La clave del océano azul está en encontrar nuevos mares donde seamos el único tiburón y podamos campar a nuestras anchas. El ejemplo típico es el Circo del Sol. Este circo cambia el concepto tradicional en un sector muy maduro, creando un nuevo producto que impulsa de nuevo el espectáculo circense a los mejores escenarios del mundo.
Básicamente lo que hace es renunciar a los costosísimos animales amaestrados y dedicar esos recursos a mejorar el espectáculo desde el punto de vista teatral, puesta en escena y modernización general. Así pues, es un circo único que no tiene competencia por lo que nada a sus anchas en ese océano azul que ha creado para él solo.
El objetivo de la empresa innovadora debe ser crear nuevos mercados donde se encuentre sin competencia. Para ello debe buscar la ventaja competitiva que le distinga del resto y que además sea demandada por el mercado. Oportunidad que le permite disfrutar de los beneficios de su pequeño monopolio hasta que sea invadido por otros que lo copien o incluso mejoren. Por lo que la dinámica innovadora debe ser continua en la creación de nuevos mercados y nichos.
En no pocos casos, el emprendedor innovador dedica sus esfuerzos a la búsqueda de la financiación necesaria para sacar adelante su empresa. Con la pasión por lo que hace y sus primeros logros consigue financiarse por un año para desarrollar su empresa. Como lo que le gusta en realidad es la investigación, lo que hace es disfrutar de la financiación para seguir mejorando el producto. El problema acontece cuando se han pasado 10 meses y le llega la carta del banco indicándole que en dos meses empiezan a llegar las devoluciones del préstamo más intereses. Tiene un gran riesgo de perderlo todo porque no va a encontrar a nadie que le financie para pagar el préstamo.
El objetivo debe ser pues desde el principio tener capacidad para sacar un producto y venderlo. Conseguir el mínimo producto viable. Promocionarlo, darlo a conocer, y aprender de lo que nos digan nuestros clientes desde el principio. Ése será el mejor estudio de mercado que podamos tener. Todo ello para mejorar el producto con sus indicaciones y aprovechar para desarrollar la empresa que nos permita navegar plácidamente por nuestro océano azul particular.
Carlos Medrano Sola
Consultor y formador en Desarrollo de Negocio y Finanzas