Emprender en los mercados actuales, tan competitivos y dinámicos, es un reto ante el cual surgen dudas y miedos. ¿Será mi producto o servicio exitoso? ¿tendré competidores que no conozco? ¿estoy eligiendo bien el precio? ¿qué barreras me encontraré que no conozco? Preguntas vitales que general inseguridades y miedos.
En este contexto, la Inteligencia Competitiva es vital para emprender nuevos proyectos con mayor seguridad y ayudarles a ser sostenibles en el tiempo.
Hace unas décadas, una empresa podía nacer y crecer en un mismo entorno geográfico y mantenerse con trabajo y esfuerzo a salvo de las influencias exteriores. Con saber lo que se comentaba en círculos muy cercanos valía para mantener controlado el mercado.
A su vez, la expansión geográfica obedecía a unos criterios prácticamente territoriales, como quien va haciendo círculos cada vez mayores con un compás. Eso cuando era necesario crecer y no era suficiente con el mercado local.
Hoy eso es imposible, cualquier proyecto tecnológico es internacional desde que nace o gran cantidad de servicios se pueden proveer de forma remota. El consumidor puede acceder a proveedores de todo el mundo y la logística actual abarata el coste de acceder a ellos.
A la hora de emprender, hay que desarrollar una estrategia que permita al proyecto ser sostenible y competitivo en el tiempo.
Es aquí donde la Inteligencia Competitiva ayuda a la persona emprendedora en los momentos previos al emprendizaje y en las primeras etapas de la aventura en el mercado. ¿Cómo lo hace?
- La Inteligencia Competitiva muestra ventanas de oportunidad. A partir del dibujo de los mapas de innovación se muestran estas ventanas facilitando que el esfuerzo del emprendedor se dirija al nicho más interesante.
- La Inteligencia Competitiva valora la posición competitiva del emprendedor, a partir del mapa de competidores mostrando con quién, en qué, dónde y cómo competirá la idea emprendedora.
- La Inteligencia Competitiva ayuda a ver el alcance en la cadena de valor del proyecto emprendedor. Se analiza la influencia de la empresa en toda la cadena y se localiza los que gobiernan en la misma.
- La Inteligencia Competitiva anticipa los cambios en el entorno. En un mercado tan cambiante para el emprendedor es fundamental conocer cómo cambia aquello que le influye. La legislación, tecnología, sociedad, competidores, clientes, etc.
- La Inteligencia Competitiva aumenta la eficiencia y eficacia en el tratamiento de la información externa. La persona emprendedora se tiene que dedicar a lo que sabe, a inventar, a desarrollar, a buscar clientes, a producir, y no a gestionar noticias, informes, boletines y webs, ahorrando tiempo y dinero.
- La Inteligencia Competitiva reduce el riesgo en la toma de decisiones a la hora de emprender. Un mejor conocimiento de cómo cambian los factores del entorno que afectan a las decisiones provoca que el riesgo de equivocación sea menor.
Por tanto, la Inteligencia Competitiva hace que el emprendedor conozca mejor a sus competidores, a sus clientes, a su mercado, y tome las decisiones acordes a este conocimiento.
Además, la Inteligencia Competitiva integra en la rutina diaria la gestión de este conocimiento eliminando las pérdidas de tiempo, concentración y dinero, producidas por el exceso de información.
Iñaki Oroz Llander
Experto en Inteligencia Competitiva e Internacionalización