Galbraith dijo que «Dios inventó a los economistas para dejar bien a los meteorólogos«.
Adivinar el futuro no es trabajo de economistas sino de brujos, tarotistas, etc. Los economistas somos como los médicos. Los médicos no saben predecir cuándo vas a tener un infarto pero sí te pueden decir qué probabilidad tienes de sufrirlo. Los economistas detectamos problemas y aportamos soluciones.
Se prevé que los nacidos al comienzo de este siglo vivan unos 100 años de media. Las causas son varias; vida sana, sanidad moderna, etc. No seré yo quien vaticine nada a tantos años vista. Pero ¿a qué se va a dedicar toda esa población de jubilados en tan buen estado? Le hemos puesto años a la vida. Ahora hay que ponerle vida a los años.
Por otro lado, nuestro actual sistema de pensiones es de reparto. Es decir, que los que trabajamos pagamos a la Seguridad Social y ésta paga a los jubilados. Con el vuelco demográfico actual no habrá ni jóvenes, ni cotizantes con salarios suficientemente altos, que aporten para pagar las pensiones. A ningún político se le ocurrirá no pagar las pensiones en plazo y forma (aunque ya ha pasado en Grecia estos años). Si la Seguridad Social quiebra, la nómina de los pensionistas saldrá de los presupuestos generales del Estado.
Un Estado con la deuda en el máximos históricos (+100% del PIB) y con un gobierno popular que lleva el San Benito de los recortes pero que ha incrementado la deuda casi un 50% desde que gobierna. En su descargo diré que una parte debido a las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos más derrochadores.
Si la Seguridad Social quiebra ¿de dónde va a salir el dinero para pagar las pensiones? El Plan A es el Crecimiento Económico. El Plan B puede ser una batería de medidas como que retrasar la jubilación, que los que nuevos jubilados cobren menos, que los que están jubilados puedan trabajar y cotizar,…
Volviendo al Plan A. El Crecimiento Económico puede con todo. La riqueza de un país no se debe a que tenga oro o recursos naturales, es la capacidad de producir que tienen sus ciudadanos. Pero la progresía política no cree en el libre mercado. No digamos los anticapitalistas y amiguetes de las dictaduras comunistas. Papá Estado proveerá. Seremos pobres pero felices. ¡Y un jamón con chorreras¡
¿Qué es lo que provoca el crecimiento económico?
- El primer factor es el capital físico (infraestructura, maquinaria,…),
- el segundo el capital humano (su capacidad para producir),
- el tercero es la tecnología (el conocimiento, la innovación,…) y
- el cuarto las reglas de juego que impongan las instituciones (la regulación, la eficiencia de la administración,…)
Para crecer hay que ser competitivo a nivel mundial.
La globalización, el segundo reto, no es más que la explosión generalizada del Comercio Internacional. La globalización es irreversible. No asumirlo es como ir en dirección contraria por la autopista. Se han incorporado al mercado laboral 2.400 millones de trabajadores (chinos, indios,…). Cabe recordar que el iPhone se hace en China, que ya no son solo fabricantes de juguetes cutres. La solución europea ha sido levantar muros proteccionistas para el empleo, pero esto solo sirve a los funcionarios. Ellos no pueden ser deslocalizados pero el resto de trabajadores sí.
El triunfo del mercado libre ha sacado de la pobreza a millones de personas en el tercer mundo. Desde 1978 más de 400 millones de ciudadanos chinos han dejado de ser pobres. A los detractores de la calidad de vida de estos trabajadores hay que recordarles cómo vivieron nuestros padres y abuelos la industrialización de España. El trabajo de las fábricas era muy duro pero era peor quedarse a pasar hambre en el pueblo
Como dijo el filosofo Nicolás Gómez Dávila “Entre adversarios inteligentes existe una secreta simpatía, ya que todos debemos nuestra inteligencia y nuestras virtudes a las de nuestro enemigo”. Así pues la competencia nos hará mejores personas pues nos obligará a desarrollar nuestros talentos. Dentro de nuestra sociedad hay distintos niveles de competitividad internacional. Los que la tienen, como las multinacionales (Volkswagen, Gamesa, etc.) están en forma. Estas empresas son las que mejores salarios pagan. Tomen nota los políticos que se les llena la boca con el empleo de calidad.
Por orden descendente en cuanto a productividad internacional les siguen las empresas privadas nacionales, las PYMEs regionales, las empresas públicas y en último lugar la Administración pública. Una administración que está pasando a manos de los populistas. “Cada país tiene los políticos que se merece” W. Churchill. Los populismos han llegado al poder para acabar con el libre mercado (entre otras cosas). Por ejemplo; Trump, Le Pen, los del Brexit y en nuestro país los de Podemos. Todos coinciden en cerrar fronteras.
Una vieja concepción de la economía denominada Mercantilismo que ya se superó en el siglo XIX, rebrotó con fuerza después de la Gran Depresión y ahora vuelve (¿otra casualidad?), después de estos años de crisis. Adam Smith publicó “La riqueza de las naciones” (1.776) una de las obras más importantes de la Economía con la que atacó y venció al Mercantilismo.
Su tesis central consiste en que la clave del bienestar social está en el Crecimiento Económico que se potencia a través de la división del trabajo y la libre competencia. Esa división del trabajo se profundiza más cuanto mayor es el mercado. Y beneficia a toda la sociedad, salvo a los incompetentes. La subida de aranceles a los productos extranjeros favorece a la industria nacional que no es competitiva. Como consecuencia, la población es rehén de unos productos peores y más caros.
Por otra parte, un puñado de ricos industriales nacionales sobrevivirán sin tener que invertir ni pagar salarios de multinacional. Decía Aristóteles que cuando la ley es subordinada al capricho de los muchos, definidos como “pobres” surgen los demagogos. La demagogia es tan antigua como la democracia. Los “aduladores del pueblo” eran castigados al ostracismo porque eran un peligro para la sociedad. Ahora ganan elecciones.
Carlos Medrano Sola
Consultor y Formador en Desarrollo de Negocio
www.eximiaconsultores.com