“El CETA no es un tratado de libre comercio ni va a cambiar radicalmente la economía. Es un acuerdo que regula las relaciones comerciales entre Canadá y la Unión Europea y, lo mejor, establece un gran marco de colaboración que puede ser muy beneficioso para ambas economías“.
Con esta idea inicial expresada por Alberto Echarri, presidente de la Cámara de Comercio Canadá España, se inició en la sede de la Cámara Navarra de Comercio e Industria, en Pamplona, una jornada específica sobre los beneficios que dicha nueva legislación puede aportar a las empresas de la Comunidad foral.
En torno a 150 empresas navarras han exportado a Canadá en el periodo de 2014 a 2016.
Unas compañías que, pese a la provisionalidad del CETA (falta ser refrendada por los parlamentos canadiense y europeo), disfrutan ya desde el pasado 21 de septiembre de una reducción del 98% de los aranceles que mantenían ambos mercados.
OBJETIVOS Y FACTORES CLAVE
Vistos los precedentes, Mikel Irujo, delegado de Navarra en Bruselas, consideró que, gracias a este protocolo, la relación comercial con Canadá se va a situar “en otra dimensión a la que se conocía hasta la fecha”. Sobre todo si, además, se consiguen los objetivos que lo han inspirado, a saber:
- Incentivar la competitividad de las empresas
- Generar nuevas oportunidades de inversión y negocio
- Favorecer mejoras sociales y laborales a ambos lados del Altántico
- Promover la protección y el cuidado del medio ambiente.
La meta, por lo tanto, parece clara y los alicientes (séptima economía mundial con una renta per cápita próxima a los 30.000 euros de media y una tasa de paro de apenas el 6%) muy atractivos. Ahora, ¿cómo alcanzarlos?
“Con el CETA se ha simplificado desde el 21 de septiembre el 98% de los trámites y procedimientos aduanero con el consiguiente ahorro de tiempo y dinero”.
OPORTUNIDADES DE NEGOCIO
Los expertos convocados por la Cámara Navarra de Comercio e Industria recomendaron a las empresas de la Comunidad foral interesadas, en palabras de Echarri, “un trabajo decidido por la alta calidad y la especialización como medio para diferenciarse”. Eso en cuanto a exportación porque “importar producto canadiense también podría ser otro buen negocio”, añadió.
No obstante, si nos referimos a sectores, los más que cuentan con mayores oportunidades de negocio serían la agroalimentación tipo delicatessen junto a la maquinaria y los bienes de equipo de alta calidad.
Otras vías que también se plantearon fueron:
- La implantación en el país por “por sus bajos costes” y, sobre todo, porque podría servir como ruta de entrada (a través del NAFTA) en el mercado estadounidense.
- Infraestructuras. Canadá contempla destinar a este apartado 80.000 millones de euros en los próximos diez años. Uno de sus alicientes es la transparencia y la agilidad en el sistema de contratación pública que queda centralizado a través de una única web.
- Los servicios o productos vinculados con la innovación (industria aeroespacial y biotecnológica, fundamentalmente) y que pueden beneficiarse del proyecto que impulsa el Ejecutivo canadiense que quiere que su país sea reconocido como centro de innovación internacional.
- Vinculado con el punto anterior, se ha establecido un importante sistema de ayudas (más de 400 millones de euros destinados a capital riesgo para los próximos 3 años) destinadas a atraer corporaciones que actúen como socios corporativos en el desarrollo de proyectos de I+D o; ya de forma más particular, para la búsqueda y captación de trabajadores cualificados.