lunes, 31 marzo 2025

Aritz González avanza en la construcción de la Fundación BAI

Un día soñó con ser una estrella de 'heavy metal'. Pero, finalmente, estudió Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Hoy, González es el director general de la Fundación Building & Architecture Institute (BAI), que impulsará desde Navarra la industrialización de la construcción a nivel nacional. En este sentido, la entidad ya está trabajando en un plan estratégico y formativo para el curso 2025-2026. Además, avanza que las obras del centro se licitarán de aquí a final de año y comenzarán en 2025. "Durarán alrededor de un año y medio", detalla.


Pamplona - 8 noviembre, 2024 - 12:50

González, de 42 años, es el director general de la Fundación Building & Architecture Institute (BAI). (Fotos: Maite H. Mateo)

Aritz González nos espera sonriente, sosteniendo su portátil entre las manos. Antes de posar frente a la cámara de fotos, nos enseña la pantalla de su ordenador. Un mapa 3D simula dos grandes naves, situadas junto al campus de la Universidad Pública de Navarra (UPNA). Recientemente, nuestro protagonista fue nombrado director general de la Fundación Building & Architecture Institute (BAI), y la ilusión se refleja en su mirada. «Venid conmigo, os voy a mostrar dónde nos ubicaremos», detalla.

Paseamos por la calle Tajonar de Pamplona hasta que, a pocos metros de nosotros, nos topamos con dos naves. Su aspecto abandonado cambiará por completo próximamente. Se trata de la antigua sede de Transportes Iruña. «Las obras se licitarán de aquí a final de año, y comenzarán en 2025. Durarán alrededor de un año y medio», augura González impaciente mientras echa la vista atrás para narrar su aterrizaje en la Fundación BAI.

«Siempre he sido un chico normal de Pamplona«, reconoce al tiempo que destaca el fútbol y la escalada como sus grandes aficiones. Precisamente gracias a los partidos que jugaba junto con un grupo de adolescentes con los que cantaba goles y compartía regates, conoció a varias personas que, más tarde, pasarían a formar una banda de música con él. Aunque su pose calmada y su elegante chaqueta quizá puedan indicar lo contrario, Aritz es «muy fan» del heavy metal. Tanto es así que, a los 16 años, aprendió a tocar el bajo y se unió a un grupo. «Tocábamos ‘heavy metal’ puro y duro. Dimos un par de conciertos con amigos y familiares», rememora al imaginarse de nuevo sobre un escenario.

Aunque el mundo musical le encantaba, sabía que su futuro no se hallaba ahí. «De pequeño quería ser una estrella del rock, pero luego vi todo lo que había que trabajar para ello y la idea se disipó. Tengo a los músicos en un pedestal», subraya tras concretar que su pasión como bajista duró tan solo tres años. Aunque finalmente regaló su instrumento, aprovecho la oportunidad para proponerle algo: «Toco la batería. Si algún día quieres montar otro grupo, lo hacemos juntos». Aritz se ríe. Imaginamos, también entre carcajadas, qué nombre tendría nuestra banda, fusionando las entidades donde trabajamos. ¿NaBAICapital? ¿Navarra BAIpital?

DE PAMPLONA A SANTANDER Y VICEVERSA

No tenía una vocación profesional clara, pero sí sabía cuál era su mayor deseo: ser feliz. En el colegio, las matemáticas y el dibujo acaparaban toda su atención, por eso pensó que tal vez alcanzaría la felicidad a través de esas disciplinas. Así, se decantó por estudiar Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Aunque su querida Pamplona le gustaba y sabía que la extrañaría, optó por ampliar horizontes y marcharse de Navarra rumbo a la Universidad de Cantabria.

«Allá donde he estado siempre he forjado relaciones duraderas»

Santander se ganó su corazón. Además de la evidente belleza de los paisajes cántabros, nuestro protagonista se enamoró de una joven zaragozana que, unos años después, se convertiría en su esposa. «Al acabar la carrera, la convencí para irnos juntos a Pamplona. Echaba de menos mi tierra», reconoce. Hoy, ambos disfrutan de agradables paseos por el parque junto a sus dos hijas, a las que Aritz también trata de contagiar su profundo amor por el euskera.

Recién finalizada su formación como ingeniero, se adentró en el sector de la construcción y fichó por Arian Construcción. Con proyectos en el Casco Viejo de Pamplona y en Lezkairu, pronto pasó a ser el jefe de obra y el jefe de Producción más joven de la compañía. Allí permaneció siete años, en los que hizo «piña» con sus compañeros de trabajo, para quienes solamente tiene «palabras bonitas»: «Allá donde he estado siempre he forjado relaciones duraderas».

RECORRER EL «MAPA DEL MUNDO»

Pero Aritz necesitaba cambiar de aires (nunca mejor dicho). Y entonces fichó por Acciona Windpower. «Allí donde había un parque eólico teníamos que montar una torre de hormigón», evoca para acto seguido remarcar que, en total, permaneció doce años en la firma, en los que vivió la fusión de la compañía con Nordex. De esos doce, ejerció cuatro como director del Departamento de Compras, un puesto que le brindó la oportunidad de conocer una infinidad de países.

Brasil, México, Argentina, Colombia, India, China, Polonia, Finlandia, Estados Unidos… «He recorrido casi todo el mapa del mundo», ríe agradecido a sus 42 años. El destino que más le sorprendió fue, sin duda, Puerto Madryn, en Argentina. Al norte de la Patagonia, en la costa, nuestro invitado estiraba la mirada a lo largo y ancho del océano. Allí vio por primera vez ballenas que nadaban sosegadas con sus crías entre el oleaje. «Te impacta mucho observar criaturas tan gigantescas a escasos metros. Me gustaron tanto que la foto de perfil que tengo en WhatsApp es de una ballena», constata.

Las instalaciones de la Fundación BAI se ubican en la antigua sede de Transportes Iruña, y sus obras comenzarán en 2025.

Las instalaciones de la Fundación BAI se ubicarán en la antigua sede de Transportes Iruña. Las obras comenzarán en 2025.

Pero, después de más de una década centrado en el sector de las energías renovables, deseaba embarcarse en proyectos diferentes. Por eso, cuando se topó en un portal de empleo con la oferta de director general de la Fundación BAI, inmediatamente postuló para el puesto. «A lo largo de toda mi carrera profesional he tenido mucha suerte. Pasé las diferentes pruebas y, al final, me seleccionaron. Estoy muy feliz», admite justo antes de hacer hincapié en la ilusión que supone comenzar un proyecto «desde cero».

UN «IMÁN DE TALENTO»

En concreto, la Fundación BAI centrará su labor en tres focos: formación, proyectos reales, e investigación en automatización y transferencia al sector. Después de enumerar las «tres grandes patas» de la organización, Aritz subraya la importancia de la primera: «No se puede desarrollar una industria si no hay gente formada». Entonces, retoma el plano 3D del «gran arquitecto» Patxi Mangado que nos ha enseñado al inicio de nuestro encuentro y nos muestra de nuevo las dos naves que próximamente se rehabilitarán para dar vida al proyecto. Una de ellas albergará diferentes aulas y una cafetería, mientras que la otra actuará como un «macro taller». «Será un centro tecnológico, una fábrica donde se crearán iniciativas reales», concreta.

«Nuestra región siempre ha sido puntera en calidad arquitectónica, pero estamos en el vagón de cola en automatización»

Después de haber viajado a tantos países y conocer otras culturas, nuestro protagonista se aventura a confirmar que, en otros destinos, la automatización se encuentra mucho más avanzada que en España: «Queremos traer cosas que ya funcionan en otros lugares y también innovar. Nuestra región siempre ha sido puntera en calidad arquitectónica y construcción, pero estamos en el vagón de cola en cuanto a automatización. El resto del mundo está mucho más industrializado».

Conseguir que el sector resulte más atractivo a ojos de los jóvenes es uno de los principales retos de la fundación. En este sentido, Aritz asegura que la «robotización» de la construcción supone un gran paso adelante. «Los trabajos en los que te doblas el lomo a diario tienen que desaparecer. Las condiciones deben mejorar, tenemos que atraer talento, también femenino. Este centro tiene que actuar como un imán», apostilla al tiempo que remarca la ayuda que pueden brindar las nuevas tecnologías en este ámbito, especialmente la Inteligencia Artificial (IA).

UN «NODO NACIONAL»

La Fundación BAI aspira a convertirse en un «nodo nacional» que atraiga a asociaciones, industrias, ferias y conferencias de todo tipo: «También queremos apoyarnos en colegas europeos o de otros sectores, como la automoción o las energías renovables, que ya tienen todo esto muy masticado. Todos estamos remando hacia la misma dirección».

Una de las naves albergará diferentes aulas y una cafetería, mientras que la otra actuará como un taller o fábrica.

Una de las naves albergará diferentes aulas y una cafetería, mientras que la otra hará las veces de taller o fábrica.

En concreto, el patronato de la Fundación BAI está formado por la consejera de Universidad, Innovación y Transformación Digital, Patricia Fanlo, que actúa como presidenta de la fundación; la vicepresidenta tercera y consejera de Vivienda, Juventud y Políticas Migratorias, Begoña Alfaro, quien asume la Vicepresidencia; y el consejero de Industria y Transición Ecológica y Digital Empresarial, Mikel Irujo. Además, también figuran representantes de diversas instituciones: los rectores Ramón Gonzalo (UPNA) y María Iraburu (Universidad de Navarra), Joan Clos (Fundación Arquitectura y Sociedad), Íñigo Eugui (Clúster de la Industrialización de la Construcción de Navarra iCONS) y Miguel Iriberri (Fundación Industrial Navarra y Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Navarra). Por su parte, el secretario de la nueva fundación es Diego Garrido, gerente de ADItech.

Fue José María Aierdi quien presentó el proyecto el pasado año cuando ejercía como consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda, Paisaje y Proyectos Estratégicos, pero el despegue «oficial» tuvo lugar hace apenas unas semanas. Aunque se hablaba desde hacía tiempo de este centro nacional para industrializar la construcción, la iniciativa ha tenido que esperar para materializarse. Pensativo, nuestro protagonista sugiere que, tal vez, las elecciones locales y la permuta de terrenos con el Ayuntamiento de Pamplona han influido. A pesar de ello, garantiza que «la espera merecerá la pena». «Además, aspiramos a ser un centro capaz de autofinanciarse, pero a corto plazo contaremos con inversiones del Gobierno de España y del Gobierno de Navarra«, apostilla.

Aritz constata ilusionado que la fundación ya está trabajando en un plan estratégico y formativo para el próximo curso 2025-2026. Aunque las instalaciones físicas todavía tendrán que esperar, la formación se ejecutará a través de la Universidad de Navarra y la UPNA. «Queremos crear desde grandes másteres en colaboración con la Universidad de Zúrich hasta cursos específicos de arquitectura, robótica o automatización. Personal de las dos universidades navarras trabajarán codo a codo conmigo elaborando planes formativos de cara al año que viene», declara. Alegre después de compartir sus retos y propósitos, suspira: «Nuestro objetivo está claro. La Fundación BAI aspira a ser la casa de todos».

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