viernes, 29 marzo 2024

Aún queda mucho trabajo por hacer

“Sin progresos suficientes”. “Imposible pasar a la segunda fase”. Esas dos frases, pronunciadas el 12 de octubre por el negociador jefe de la Unión Europea, Michel Barnier, no dejaban lugar a la especulación ni a la duda.


30 octubre, 2017 - 05:32

No hay todavía ningún acuerdo para que Reino Unido salga amigablemente de la UE. Queda mucho por hacer. El Consejo Europeo no valorará hasta diciembre pasar a la segunda fase de negociaciones. Las duras palabras de Barnier, sin embargo, no sonaron a nuevas. Ya venía advirtiendo de que los avances, aunque los había, no eran todo lo rápidos ni todo lo importantes que ambas partes hubieran deseado. Pero lo cierto es que esta quinta ronda de negociaciones ha puesto negro sobre blanco una realidad que muchos ya se temían: los plazos están muy ajustados. En un primer momento, se habló de acordar los tres aspectos claves para la UE este mes. Como tarde, en noviembre. Ahora parece poco probable.

Sin ese acuerdo de mínimos sobre los derechos de los ciudadanos, Irlanda y la factura que deberá pagar Reino Unido, es imposible hablar de qué estatus tendrán las islas británicas tras su salida ni cómo se articularán las relaciones comerciales con la Unión Europea. Y en ello están de acuerdo tanto Barnier como el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, que se han reunido este mes para analizar la evolución del proceso. Un símbolo, al menos, de unidad.

Ante el Parlamento, el 3 de octubre
Barnier acudió al Parlamento Europeo para exponer su opinión sobre un proceso que comenzó en junio, con la primera ronda de negociaciones. Lo hizo resaltando que en los tres temas fundamentales “e indivisibles” había “bastantes coincidencias” pero también “serias divergencias”. Las primeras se daban en el asunto de Irlanda y también, en gran medida, en lo que a los derechos ciudadanos se refiere. “Aunque quedan por resolver asuntos como qué mecanismos garantizarán esos derechos”, incidió. Con ello se refería a que la UE aboga por que el garante sea el Tribunal de Justicia Europeo, algo que Reino Unido no acepta. Pero las grandes diferencias provienen de la cuantía de la factura los ingleses deberían abonar como pago de los compromisos presupuestarios adquiridos durante sus 44 años como Estado Miembro. “Creemos que hay que pagar entre 28 lo comprometido entre 28. Ni más ni menos”, sentenció ante los parlamentarios europeos.

Las grandes diferencias provienen de la factura que los ingleses deben abonar como pago de los compromisos presupuestarios

Aunque el Parlamento aprobó la resolución en la que se recomendaba “no pasar a la segunda fase”, Barnier tuvo que hacer frente a las críticas de parlamentarios de Reino Unido, que acusaron a la UE de actuar con “venganza y castigo” en las negociaciones y de demorar los plazos. “Nunca ha sido así”, se defendió el negociador jefe, visiblemente enfadado. En cuanto a la posibilidad de un periodo transitorio, fue claro: “Ustedes quieren un periodo corto y supervisado, pero todo ello se debatirá en el momento adecuado, y éste todavía no ha llegado”.

Una quinta ronda sin chispa
Lo ocurrido en el Parlamento Europeo fue simplemente el prólogo de lo que daría de sí la quinta ronda de negociaciones, celebrada del 9 al 12 octubre. Avances, pero sin acuerdo. Pasos demasiado pequeños. Y una diferencia a día de hoy casi insalvable: la factura. “Estamos en punto muerto”, reconoció Michel Barnier. “Es extremadamente preocupante para los contribuyentes europeos y para todos aquellos que se benefician de las políticas de la UE”, se lamentó.

Para el máximo responsable de las negociaciones por parte de la UE, es fundamental tener una “confianza seria, ambiciosa y duradera” los unos en los otros para llegar a acuerdos. E insistió en que éstos no se basarán “en concesiones”, sino “en soluciones compartidas”. “No se pueden hacer concesiones en los derechos de los ciudadanos, ni en la delicada situación de Irlanda ni en los miles de proyectos de inversión y las personas que trabajan en ellos. Nuestra responsabilidad es compartir objetivos, obligaciones y deberes. No hacer concesiones”.

A este respecto, el negociador británico, David Davis, volvió a incidir en que su equipo está examinando “rigurosamente” los detalles técnicos necesarios para alcanzar “un punto de vista común”, en cuanto a la cuantía de esa factura. “No es un proceso para llegar a acuerdos específicos. Hemos sido claros en que ese paso vendrá más tarde. Pero es un paso importante, porque, cuando llegue el momento, seremos capaces de alcanzar un acuerdo político rápido y simple”, se escudó. Así las cosas, a día de hoy, Reino Unido sigue sin poner sobre la mesa una cifra. Muy al contrario, confía en poder dejar ese tema para el final, vinculado a una segunda fase en la que se acuerde el estatus que mantendrá con la UE tras el Brexit. Algo, a día de hoy, que la Unión Europea no está dispuesta a aceptar.

Un Consejo Europeo marcado por el Brexit
Los representantes de los 27 estados miembros, que al fin y al cabo serán quienes tengan que votar los acuerdos de salida de Reino Unido, tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano en qué punto se encuentran las negociaciones. Lo hicieron durante la celebración del Consejo Europeo, los días 19 y 20 de este mes, en el que el Brexit ocupó un lugar relevante.
Y, una vez más, al igual que Michel Barnier y el Parlamento Europeo, mostraron sus dudas sobre la evolución del proceso. Los 27 acordaron que no será hasta su próxima reunión en diciembre cuando se analicen de nuevo los avances que se hayan podido producir para determinar “si se ha alcanzado un progreso suficiente en cada una de las tres áreas claves”. “De ser así, se adoptarán las directrices oportunas para negociar el marco de la relación futuras y los posibles acuerdos transitorios”, concluye el documento hecho público por el Consejo Europeo. Así pues, en el mejor de los casos, el estatus de Reino Unido tras el Brexit no empezará a debatirse antes de enero.


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