Bodega Otazu crece en España al mismo tiempo que consolida su presencia internacional gracias a la apertura de nuevos mercados en Canadá (British Columbia y Alberta), Colombia, Nueva Zelanda, Tailandia y Taiwán, con el apoyo de sus oficinas en Venezuela, México y China.
En este sentido, la empresa manifestó su “compromiso con el cuidado de la tierra en la que se cultiva la vid”, que “más tarde dará el vino elaborado a partir de su viñedo certificado con la DOP Pago, el situado más al norte de España”. “El suelo y el clima en el que nace la uva de Otazu dotan a sus vinos de unas características únicas, reflejando su influencia atlántica”, según la firma navarra.
La bodega está llevando a cabo el proyecto Biodiversidad junto a la Fundación Global Nature para medir la respuesta de las prácticas realizadas “e incrementar esa implicación en la gestión sostenible, rentable y con un impacto positivo en la naturaleza”: “Con esta iniciativa, Otazu estudia el valor natural del viñedo mediante distintos indicadores y analiza el punto en el que se encuentra, cuantifica el impacto de los trabajos realizados sobre el viñedo y el entorno natural y detecta aspectos mejorables para continuar por este camino”.
En este estudio, según Bodega Otazu, se obtuvieron “resultados muy positivos” en cuanto a sostenibilidad y biodiversidad del viñedo y su entorno. El porcentaje, la diversidad y la calidad que los hábitats seminaturales presentaron dentro de la explotación “resultó estar muy por encima de la media de las bodegas españolas”. Actualmente, trabaja en un plan de acción para “mantener y aumentar la sostenibilidad, biodiversidad y riqueza del viñedo y su entorno”.
PROYECTOS SOSTENIBLES
Además, Otazu finalizó en diciembre de 2023 el proyecto Liviñg Soil, un proyecto en colaboración con la UPNA, INTIA y otras tres bodegas. Con esta iniciativa, profundizó en la sostenibilidad de la gestión del suelo, buscando distintas alternativas que ayuden a mejorar su calidad. Los dos objetivos específicos de este proyecto fueron, en primer lugar, modificar la gestión del suelo en las calles del viñedo para mejorar su estructura, incrementar la biodiversidad junto a la nutrición y actividad microbiana del viñedo.
Por último, sigue en marcha el proyecto Undervine, también en colaboración con la UPNA, a través del cual estudia el impacto de las distintas cubiertas vegetales debajo de las cepas. El objetivo principal es evaluar las implicaciones de los cultivos de cobertura bajo la vid como herramienta para el manejo del suelo en viñedos en términos de rendimiento, composición de la uva, uso del agua, fijación de carbono y salud del suelo. De esta forma, se compara el trabajo del suelo mediante el laboreo frente a la utilización de cubiertas vegetales.
“Otazu es pasado, presente y futuro. El vino ha crecido en esta tierra durante 900 años y crecerá en esta tierra dentro de los próximos 900 años. Se trata de una tierra que cuidamos y que queremos dejar a las generaciones futuras en una mejor situación de la que la recibimos”, defendió Guillermo Penso, presidente de Fundación Otazu.