jueves, 12 diciembre 2024

Charo Sádaba: el futuro de la comunicación, en sus manos

No solo investiga por dónde pueden ir los medios de comunicación, cada vez más influenciados por la tecnología, sino que además, como decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, orienta la formación de cientos de estudiantes que un día nos informarán. No se considera una personalidad relevante, pero figura en el Top 100 de las Mujeres Líderes.


Pamplona - 26 octubre, 2019 - 06:00

Charo Sádaba, en la Facultad de Comunicación, de la que es decana. (Fotos: Ana Osés)

Acudimos a la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra para entrevistar a su decana, Charo Sádaba, con cierto respeto. Al fin y al cabo es una personalidad muy relevante en el mundo de la comunicación. Pero nos recibe tan acogedoramente que ganamos algo de confianza. De todas formas se lo decimos, se ríe abiertamente con nuestros temores y agitando la mano como para espantarlos, dice que “eso de personalidad relevante no se aplica en este caso”.

Sádaba ha sido reconocida como una de las 100 mujeres líderes en la categoría de pensadoras y expertas.

Nuestra interlocutora vivió en Cárcar hasta los 12 años: “Para mí la infancia es el pueblo, sus calles… Bueno, sus cuestas. Cuando se te escapaba la pelota era una faena. Y mucha libertad, mucho juego con los amigos, ir al campo, bajar al río…”, recuerda sin dejar de sonreír. Sus padres la trajeron a Pamplona para estudiar en el colegio Miravalles. Le afectó la salida del pueblo, no tanto como para que influyera negativamente en sus estudios, y pasó a ser alumna de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. “Estuve tres años en Lejona, en la Universidad del País Vasco, y volví a terminar la carrera aquí”. Y esas idas y venidas, ¿por qué? Suspira y lo achaca a “esos ímpetus de la juventud. Fueron años muy divertidos y complicados en Lejona, era una época conflictiva, 1993, 1994, hasta que se impuso la sensatez de mis padres. Pero la experiencia me enriqueció”.

LA EXPERIENCIA AMERICANA

“En mi pueblo hay un dicho: Cárcar, París y Londres. Pues yo, ¡de Cárcar a Nueva York!”, exclama risueña cuando evoca la etapa posterior a su formación universitaria. En realidad, todo estaba planificado: “Cuando terminé la carrera, comenzaban en la facultad los grados de Publicidad, Relaciones Públicas y Comunicación Audiovisual, y en el Departamento de Empresa Informativa la idea era que quienes nos quedábamos a hacer la tesis pudiéramos formarnos en la parte práctica porque eran grados nuevos, no había experiencia en la facultad y era necesario salir”. Trabajó unos meses en Barcelona con la agencia Tiempo BBDO y, gracias a su presidente, Xavier Oliver, que es profesor en la facultad, estuvo también en las oficinas de BBDO en Nueva York. Durante su estancia en Estados Unidos, pasó por la Universidad de Boston.

“Elegí la carrera porque el periodismo era el pasaporte que necesitaba para irme de Pamplona. Pero aquí estoy”.

La decana, ante el edificio de la Facultad de Comunicación.

Regresó a la Facultad como profesora, luego subdirectora y directora de su departamento, después vicedecana y, finalmente, en 2017, decana. ¿Qué sintió cuando se sentó por primera vez en el despacho? “Una gran responsabilidad. Y humildad, porque piensas en quienes te han precedido y… Además, esta facultad ha conseguido un prestigio en el mundo de la comunicación y tienes que mantenerlo y ayudar a que crezca. Es algo que se lo debemos a los alumnos, antiguos y actuales, y al propio espíritu de la facultad”.

“La tecnología ha transformado cómo los ciudadanos consumen la información, y los medios buscan la manera de adaptarse a esa realidad”.

Además de decana, profesora y doctora, Charo Sádaba investiga el impacto de la tecnología en la inversión publicitaria y sus efectos sobre los modelos de negocio de los medios y los usuarios de internet. Dicho con otras palabras, investiga el futuro del periodismo y la comunicación: “Sí, estudiamos cómo el impacto de la tecnología está cambiando los medios. Ahora mismo participamos en un proyecto muy importante, financiado por la Comisión Europea, y miramos cómo la tecnología introduce nuevos elementos en la cadena de valor de los medios. Ya ha transformado cómo los ciudadanos consumen la información, ya no compran periódicos ni escuchan la radio como se hacía antes, como un hábito, y los medios buscan la manera de adaptarse a esa realidad”.

EL CAMBIO YA ESTÁ AQUÍ

Hablamos sobre los cambios de la profesión y Charo pone un ejemplo elocuente: “Una doctoranda estuvo en una conferencia con gente de Twitter, de Google, y me contaba sorprendida que estas empresas revisan su estrategia ¡cada 15 días! Creo que en el sector de la comunicación tendremos que acostumbrarnos, el cambio va a acompañarnos de una manera habitual en nuestro trabajo, aunque tengamos unos objetivos estratégicos a medio y largo plazo deberemos ser mucho más flexibles y versátiles”. No piensa que los medios tradicionales hayan pasado a la historia, “puede que sus estructuras si estén obsoletas, pero los medios todavía evocan credibilidad, buen trabajo periodístico y en un tiempo como el que vivimos de incertidumbre y ‘fake news’, creo que la gente busca esa solidez”.

“Los que tenemos más edad hemos dejado de hacer cosas por disponer de tecnología; los jóvenes no”.

También investiga el impacto de la tecnología en el público joven, y en este sentido observa que “la tecnología ha formado parte de sus vidas desde que han nacido, para ellos no ha supuesto un cambio y por eso no tienen la percepción de impacto que vemos los que ya tenemos más edad, que hemos dejado de hacer cosas por disponer de tecnología: escribir cartas, bajar a primera hora a por el periódico… Ellos no han dejado de hacer nada, no tienen esa noción de impacto porque no pueden comparar con lo que hacían sin tecnología”.

De nuevo damos un rodeo para coincidir en que esos cambios llegan incluso a la forma de entablar relaciones afectivas, lo que antes se definía como ligar. Charo dice que, ahora, se hace así: “Veo el perfil de alguien en Instagram, le pido amistad para poder seguirlo, luego le doy ‘like’ a una foto, veo el comentario… Hay un ritual tecnológico. Antes te fijabas en alguien en la villavesa, mirabas dónde bajaba, ibas por ahí a ver si te lo encontrabas o al que iba con él… Jajaja”. Opina que esa dependencia de los medios tecnológicos, por donde circula tanta desinformación, conlleva un riesgo de manipulación de los jóvenes por su carácter “emocional, su incompleto proceso madurativo”. “De hecho, la definición de postverdad, en el Diccionario Oxford, reconoce que las emociones y las creencias personales importan más que los hechos objetivos a la hora de considerar qué es realidad. Eso plantea un reto a los medios, como conseguir conectar con los jóvenes para que sientan interés por los hechos noticiosos”.

Charo Sádaba investiga cómo la tecnología está cambiando los medios y cómo influye en los jóvenes.

MUJER LÍDER

Esas investigaciones han hecho que Charo Sádaba haya sido incluida en el Top 100 de las Mujeres Líderes, en la categoría de pensadoras y expertas. Sonríe y, como en otros momentos de la entrevista, subraya sus palabras con movimientos de las manos para darles mayor énfasis, ahora quizás con más energía: “Estas iniciativas son interesantes en la medida en que visibilizan el talento femenino. Es una alegría ver que las mujeres hacen un trabajo relevante y aportan a la sociedad. No es una lucha, el talento masculino y el femenino se necesitan mutuamente para poder avanzar. Y si mi inclusión en la lista sirve de acicate para que nuestras alumnas se sientan llamadas a ocupar el puesto que merecen en función de su talento, será una satisfacción”.

“Las direcciones de los medios son, mayoritariamente, para los hombres. Eso del techo de cristal es verdad”.

Es que la de Comunicación es una Facultad bastante femenina. Su decana es una mujer, ellas son mayoría entre el alumnado. En el área profesional van ocupando puestos de gran responsabilidad… “Ya, pero nos vienen a la cabeza los mismos ejemplos, los más evidentes. Las direcciones de los medios son, mayoritariamente, para los hombres. Yo no les quito el mérito, pero también creo que hay muchas mujeres con el talento y la capacidad para estar en esos puestos. Eso del techo de cristal es verdad”.

Nos vamos despidiendo y la conversación gira hacia los momentos de ocio, en los que le gusta pasear tanto por las calles de una ciudad como por el campo. “A mi marido, como buen catalán, le gusta ir a por setas y en otoño… Y dedico tiempo a la familia, los padres ya tienen una edad, y me encanta ejercer de tía con los sobrinos. Y leer, cocinar, voy al cine, nada extraordinario”. Aún seguimos conversando un rato que ahorraremos al lector porque, por si no había quedado aún claro, cuando los periodistas hablamos siempre acabamos en lo mismo, en nuestra profesión.

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