La pandemia del Covid-19 ha supuesto la generalización y la adopción de nuevas medidas de protección en el ámbito laboral, escolar y universitario, y también de nuevos modelos como el teletrabajo. Esta alternativa ha crecido exponencialmente en los últimos meses. De hecho, en 2019, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España solo el 4,8 % de las personas ocupadas realizaba su trabajo mediante esta fórmula, mientras que durante las primeras semanas del confinamiento, el porcentaje aumentó hasta el 22,7 % en Navarra, según encuestas del Instituto de Estadística de Navarra.
Hemos cambiado repentinamente la oficina, la escuela o la universidad por el salón o la habitación de casa. Esto, que puede brindar determinadas ventajas, también requiere establecer ciertas condiciones de espacio, equipamiento y organización con el fin de evitar riesgos para nuestra salud tanto física como psicológica.
Uno de los más claros es que nuestros ámbitos laborales o de estudio invadan nuestra vida personal y familiar. De ahí que sea clave organizar bien nuestra rutina laboral o de estudio estableciendo unos horarios regulares, empezando y terminando de estar frente al ordenador a la misma hora, pero con cierta flexibilidad. Intentemos también desconectar tras terminar la jornada y no prolongar el horario de trabajo durante la noche o el fin de semana, desconectando del correo y del teléfono de trabajo y dedicando tiempo a la familia, ocio o a nosotros mismos. Una manera estupenda es programar una actividad física diaria para evitar que el teletrabajo nos lleve al sedentarismo.
“Está en nuestras manos convertir el teletrabajo en una herramienta óptima para el desempeño de nuestra actividad”.
Ayuda también separar nuestro espacio de trabajo, en la medida de lo posible, habilitando un espacio más o menos amplio y lo más aislado posible del resto de la casa para.
Es preferible que este lugar sea tranquilo, disponga de luz natural y se halle lejos de las fuentes de ruido. Debemos procurar que los tiempos de uso de los dispositivos, si son compartidos, estén claros para evitar interrupciones, así como ventilar la habitación frecuentemente y buscar una temperatura adecuada.
POR UN TELETRABAJO ÓPTIMO Y SALUDABLE
Así mismo, debemos prestar atención a la ergonomía con el objetivo de evitar dolores musculares y articulares. La mesa debe ser suficientemente ancha y estar elevada entre 65 y 68 cm., medida bastante habitual. Lo ideal sería disponer de una silla ergonómica, pero en la mayoría de los casos no será así, por lo que debemos buscar la silla de la casa que se adapte mejor a la mesa para que la postura de la espalda se mantenga erguida y se forme un ángulo recto con los muslos, así como entre el brazo y antebrazo. El teclado y el ratón han de permitirnos trabajar en una postura cómoda, que no canse los brazos o manos y también debemos evitar cruzar las piernas. Cuando notemos agarrotamiento muscular, es aconsejable levantarse y hacer algún estiramiento.
“Para desconectar se recomienda programar una actividad física diaria, lo que evitará, además, que el teletrabajo nos lleve al sedentarismo”.
Para proteger correctamente nuestra visión, las pantallas deben situarse a unos 40-55 centímetros de distancia de los ojos y la imagen ha de ser nítida y no emitir destellos, parpadear o vibrar. No es aconsejable sentarse frente a una ventana, ya que puede hacer difícil la adaptación ocular al brillo de la pantalla. Es mejor optar por la luz natural en la habitación donde trabajemos o estudiemos. Si esta es insuficiente, la podemos complementar con lámparas.
Es recomendable, por otro lado, realizar pausas breves de manera regular para aliviar la tensión muscular. Las pausas cortas y frecuentes son preferibles frente a las largas y espaciadas, ya que, una vez se ha alcanzado el estado de fatiga, es más difícil recuperarse. No dediquemos estos intervalos a leer o a consultar el móvil, sino a descansar la vista y caminar un poco para desentumecernos y realizar estiramientos. Y, además, resulta adecuado programar las pausas del almuerzo o la merienda, evitando picar cada vez que realicemos un descanso.
En suma, adoptar una serie de pautas y rutinas nos ayudará a minimizar los riesgos para la salud derivados del teletrabajo y el estudio en casa. Desconocemos cuánto durará la actual situación, por lo que está en nuestras manos convertir el teletrabajo en una herramienta de trabajo óptima y saludable.
Julio Maset
Doctor de Cinfa