viernes, 29 marzo 2024

Cómo disfrutar de la vida y del trabajo

El presidente de la Cámara de Comercio, Javier Taberna, es un hombre polifacético que ejerce múltiples actividades con tal pasión que proclama que no se va a jubilar.


Pamplona - 9 diciembre, 2017 - 05:59

La gran afición de Javier Taberna es tocar la batería.

A Javier Taberna le encaja tan bien la etiqueta de hombre polifacético como los elegantes atuendos que acostumbra a vestir. Nacido en 1950, es abogado en ejercicio, fue concejal en el Ayuntamiento de Pamplona, preside la Cámara de Comercio e Industria de Navarra, es cónsul honorario de Rumanía, consejero de varias empresas, vicepresidente del Consejo Superior de Cámaras y miembro de la Corte Española de Arbitraje… Además toca la batería en un grupo musical y es motero, actividades todas ellas que le apasionan. En una palabra, disfruta de su vida profesional y personal.

“La decisión de presentarme a la reelección es mía, pero aún no la tengo tomada”

En marzo o abril, cuando Javier Taberna cumpla 27 años en la presidencia, la Cámara de Comercio e Industria celebrará elecciones para elegir a su sucesor… ¿O será para reelegirle? No deja claro si se presentará, aunque quizá leyendo entre líneas se puede deducir algo. “Pues la decisión es mía pero no la tengo tomada, hay días en los que te encuentras con más ánimo y otros que no. Esto no es un partido político, esto es una empresa gestionada por empresarios y el empresario, que es listo e inteligente, dice que cuando una institución más o menos marcha para qué vamos a cambiarla”. En cualquier caso, insiste en que no sabe qué hará.

Dice no estar cansado, o aburrido, al cabo de tantos años al frente de la Cámara. “Yo es que tengo por ahí una vocación política frustrada, y desde aquí me creo que estoy aportando algo a Navarra al hacer que sus empresas sean más competitivas, al influir en los partidos políticos cuando creemos que hacen algo que va en contra de la economía y por tanto del bienestar de todos los navarros. Me sigue apasionando la idea de hacer cosas por Navarra, si no fuera así hace años que lo hubiera dejado”.

27 AÑOS COMO PRESIDENTE

Javier Taberna, presidente de la Cámara Navarra.Permanecer 27 años en un cargo no está al alcance de cualquiera, pero Taberna nos dice que quizás se deba a que “no es un puesto muy apetecible, aquí no se cobra un duro y si lo quieres hacer bien tienes que meter muchas horas”. Más en serio expone las razones que pueden explicarlo: Esta institución no ha tenido nunca problemas, no se ha votado nunca, ni en el Comité Ejecutivo ni en el Pleno, ¡nunca! Todos los acuerdos se han tomado por consenso, evidentemente porque hay un trabajo previo, y eso ha hecho que no haya disputas”. Pero de nuevo le resta importancia al señalar que “eso anima a los empresarios a decir muchas veces es mejor malo conocido que bueno por conocer. Es que la anterior era una Cámara muy dividida, con facciones, lo que nunca debe ser una organización empresarial”.

La institución ha vivido años difíciles como consecuencia de los cambios normativos y de la crisis. Taberna aplicó un Plan Estratégico a cuatro años que va a permitir el equilibrio contable en 2018, pero lo que lamenta es la cantidad de empresarios que han acudido al despacho en que nos encontramos buscando ayuda, “y los que han venido a mi despacho de abogado, yo me he dedicado al Derecho Mercantil y he tenido que enterrar los negocios de clientes de toda la vida que además son amigos… he tenido que cerrar muchas empresas. Y el paro, eso sí que… ahí hay unos dramas tremendos, esas personas de más de 50 años que se han quedado en la calle. Si no es como autónomos, pero para eso tienen que tener un oficio, no hay forma de que consigan un empleo. ¡Es que casi están en riesgo de exclusión social!, gente que ha tenido una vida profesional importante y se quedan sin nada, con unos hijos todavía estudiando, hipotecas… Eso me ha dolido mucho, lo único que vale es crear empleo”.

Pasamos a temas menos dramáticos y le preguntamos por su vocación política, concretada en una concejalía del Ayuntamiento de Pamplona entre los años 1979 y 1983. Guarda muy buen recuerdo de aquellos años en los que se estaba construyendo la democracia, “pero me di cuenta de que tenía que optar entre la política y mi profesión, porque me gusta hacer las cosas bien, no quedarme a medias, y gracias a Dios me decidí por la abogacía. Pero el gusanillo siempre está ahí”.

“Tuve que optar entre la política y el Derecho, y gracias a Dios elegí la abogacía, pero el gusanillo de la política siempre está ahí”

La presidencia de la Cámara le ha permitido paliar en parte esa vocación porque le ha permitido estar cerca de la cocina de la política navarra “y algún día escribiré, seguro, algún libro sobre eso”. No oculta su estrecha amistad con el ex presidente Miguel Sanz y de paso aclara que no han compartido ningún negocio y que no ha utilizado esa amistad en beneficio propio o de terceros, “porque se ha dicho de todo, pero los dos hemos sido escrupulosos. Soy consejero de Audenasa porque me nombró Itinere, una empresa privada, no el Gobierno. Es más, el tener amigos que han sido importantes me ha condicionado profesionalmente, me ha limitado, no he podido tener ningún contrato con nada que pudiera ser gubernamental”.

BATERíA DE GREGARIO DE LUXE

Cuando le preguntamos por su afición a la música se le ilumina la cara y no puede disimular la sonrisa. “La música ha ido conmigo desde pequeñito, le rompía las agujas de hacer punto a mi madre porque siempre estaba tocando la batería, que no pude tener hasta los 22 años cuando me la pude comprar”.

Pasó por varios grupos que versionaban canciones de los Munstang, los Sirex, e incluso los Kinks o Jimi Hendrix, y es, posiblemente, el único que sigue en activo entre quienes formaron los conjuntos de los años 70 y 80 en Navarra. Ahora lo hace, a las baquetas por supuesto, en Gregario de Luxe, una gran banda con la que ya ha actuado seis veces en el Festival de Jazz de San Sebastián o en grandes salas de Madrid y Barcelona.

“Somos trece, todos amateur y todos saben música, el único torpe soy yo”. Ensayan todas las semanas y dan entre ocho y diez conciertos al año, “pero sólo donde nos gusta y nos apetece. Gregario de Luxe es un regalo, he tenido una suerte increíble, ¡nos lo pasamos tan bien, nos divertimos tanto! Igual yo el que más porque soy el abuelo”, reconoce entre risas.

“La música ha ido conmigo desde pequeño. A mi madre le rompía las agujas de hacer punto porque las usaba para tocar la batería”

Entre las múltiples ocupaciones de Javier Taberna está la de ser cónsul honorario de Rumanía, algo que surgió tras los viajes que realizó al país para tratar de poner en marcha un proyecto empresarial en Craiowa que no prosperó, pero donde contactó con “gente extraordinaria, fantástica” y la embajadora le propuso ser cónsul honorario.

“Le dije que sí, pero con la condición de que no hacía papeles, ayudaría y apoyaría a quien lo necesitase, y los papeles van a hacerlos al consulado de Bilbao”. “Yo conozco, bueno, no conozco, he estado en medio mundo, pero para trabajar. Puedo decir que he estado tres veces en Amman y no he visto Petra, que está a 150 kilómetros, y en Estambul no pude ni salir del hotel. La gente dirá pero bueno, usted es idiota. Pues sí”.

“Soy motero”, suelta de improviso. Por si acaso no le hemos entendido bien preguntamos ¿motero? “Sí, de Harley, me gusta salir mucho, la conduzco todos los sábados. Pasé de las Hondas a las BMW, me he ido tranquilizando y ahora estoy entusiasmado con la Harley”. Por supuesto va vestido “rigurosamente” de cuero.

También fue bodeguero, y no lo sigue siendo “porque me arruiné. El vino es un negocio muy difícil, hacen falta muchos años y mucha inversión para consolidarlo. Fue esa época en la que todo parecía sencillo…” Parece que ya no le quedaría nada por hacer, y dice que así es “porque tengo cinco hijos y cinco nietos, je, je, je”. ¿Entonces, se va a jubilar? “No, no lo voy a hacer, iré dejando ocupaciones y dedicando más tiempo al ocio. Me gusta mucho mi profesión, ejercer el Derecho, la mediación… no me voy a jubilar. Además seguiré dándole a la batería hasta que pueda, y a la moto también, por supuesto”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Archivado en:

Javier Taberna ·


To Top