La invasión del ejército ruso a Ucrania ha sacudido el orden internacional y presenta grandes retos para los planes de la Unión Europea en materia de transición energética. Como consecuencia de la guerra, será muy complejo reducir el volumen de emisiones a corto plazo porque esta situación supone más emisiones y menos inversiones.
En este sentido, Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, presentó hace unos días un paquete de medidas relacionadas con la guerra de Ucrania. En concreto, se refuerza la necesidad de aplicar medidas de ahorro energético en el corto plazo a fin de reducir la dependencia del gas ruso y, a medio y largo, de impulsar las energías renovables.
De esta manera, la Unión Europea ya establece cambios en el Fit for 55, el paquete completo e interconectado de medidas publicado el verano pasado con el objetivo de lograr la neutralidad climática cero de aquí al año 2050. Unos cambios que requerirán de 270.000 millones de euros en inversiones adicionales a las contempladas en el paquete original. Eso implica un sobrecoste que aún no está claro cómo ni quién podrá cubrirlo. Si bien Bruselas estima que lo podrá absorber parcialmente, es evidente que requerirá del esfuerzo de muchos.
De nuevo, lo urgente y el cortoplacismo se impone sobre lo importante y el largo plazo. En esta línea, varias empresas encargadas de gestionar carteras de inversiones ya han retrasado sus decisiones para reflexionar y analizar los próximos pasos en lo que se refiere a las inversiones de activismo climático.
«Varias empresas encargadas de gestionar carteras de inversiones ya han retrasado sus decisiones para reflexionar y analizar los próximos pasos en lo que se refiere a las inversiones de activismo climático».
La cuestión que hay encima de la mesa es que el cambio climático es un fenómeno global y no entiende de guerras. Requiere del compromiso de distintos actores en diferentes niveles (local, nacional e internacional), dispuestos a dinamizar los cambios necesarios en el modelo económico con el fin de descarbonizarlo y hacerlo más sostenible.
Aquí en Navarra se están impulsado distintas acciones relacionadas con la sostenibilidad y, en concreto, con el cuidado del medio ambiente. Son varias las empresas que ya trabajan en sus planes de descarbonización, tal y como puede ser el caso de la empresa Goikoa, que está llevando a cabo una sustitución en su central de refrigeración con la intención de eliminar al 100 % los gases fluorados, causantes de un gran impacto en el medioambiente.
También desde el Gobierno de Navarra se están ejecutando las partidas del Gobierno de España y los fondos Next Generation en iniciativas dirigidas a reducir las emisiones, impulsar la transformación digital y sostenible del transporte público.
Junto a estos ejemplos, se puede mencionar también una iniciativa liderada desde la UPNA, en la que los estudiantes desarrollan propuestas para sustituir la energía fósil.
Estos casos ilustran que es posible y, sobre todo, necesario abordar ambas crisis en simultáneo. Necesitamos abrazar la complejidad, encontrar cómo atender la urgencia de la guerra sin descuidar o dejar de lado nuestra apuesta por la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente.
María Eugenia Clouet
Consultora especialista en transformación organizacional, sostenibilidad e innovación social – Facultad de Económicas Universidad de Navarra