Gonzalo Visus, Itxaso Iriarte, Cristian Martínez y Silvia Lázaro. Estos son los jóvenes que optan al Premio Alimenta Navarra 2021 en la nueva categoría de Relevo Generacional en el Campo. Un reconocimiento que Navarra Capital entrega fuera de concurso, en colaboración con la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de Navarra (UCAN), y que pretende poner en valor a quienes deben jugar un papel fundamental en el futuro para que el campo navarro siga siendo sinónimo de prosperidad.
Las personas interesadas ya pueden votar a través de este enlace.
Serán los lectores y lectoras de este medio quienes elijan al ganador o ganadora, a través de sus votaciones en este enlace. El plazo para votar ya ha comenzado y estará abierto hasta el 19 noviembre.
El nombre de la persona seleccionada por el público se conocerá el próximo día 23 de noviembre, en la gala de entrega de los premios, cuya sexta edición ha sido impulsada y convocada por Navarra Capital junto al Clúster Agroalimentario de Navarra (NAGRIFOOD). Una cita patrocinada por Eroski y CaixaBank, en la que también colaboran el Ayuntamiento de Tudela, el Gobierno de Navarra y la propia UCAN.
Gonzalo Visus (Murillo el Fruto): “El campo no entiende de festivos”.
“El campo no entiende de festivos”. Lo afirma Visus, que vive esta realidad en su propia piel. Él, como el resto de candidatos, decidió quedarse en el campo y aprovechar la oportunidad que este le brindaba. Este joven agricultor de solo 32 años pasa los días laborables y festivos labrando y trabajando la tierra en Murillo el Fruto, municipio localizado en la Zona Media de Navarra.
Descendiente de una familia de agricultores, ahora dirige su propio negocio como autónomo y centra su actividad en la producción de cereales. Además, también cultiva otros productos hortícolas, como espárragos o guindillas. En concreto, aprendió el oficio de su padre y su tío. El primero sigue en activo y ligado a la tierra, aunque ambos mantienen negocios diferenciados. “Eso sí, nos ayudamos mutuamente”, precisa.
Silvia Lázaro (Figarol): “Mi padre falleció repentinamente y decidí echar una mano en el negocio familiar”.
A solo unos kilómetros de este pueblo se encuentra otra de las jóvenes que aspira al galardón. Lázaro, de 37 años y licenciada en Química, está al frente, junto a su hermano y su madre, de la granja El Moro. La explotación, emplazada en Figarol, se dedica a la producción de leche y quesos.
“Apenas cuatro años después de que echase a andar, en 2012, mi padre falleció repentinamente y decidí echar una mano en el negocio familiar”, relata ella. En 2019, el negocio se expandió con la apertura de la quesería y ya está presente también en redes sociales como Facebook e Instagram, donde da a conocer sus productos y su forma de trabajar.
Cristian Martínez (Tudela): “Este es el principal valor que aportamos como generación a los veteranos: confianza en la tecnología”.
Más al sur, en Tudela, Martínez trabaja en la cooperativa Figueras. Tiene 32 años y se dedica al cultivo de extensivos: maíz, cereal y guisantes para congelados, entre otros. La cooperativa abarca en torno a unas 250 hectáreas de regadío y otras 350 de secano.
Tomó el relevo de este negocio en 2010, con solo 21 años. Un proceso que sintió “muy natural”. Y echa la vista atrás: “Todos los veranos, desde pequeño, venía a trabajar estos cultivos, que entonces eran frutales”. Desde que se incorporó al negocio, ha introducido cambios tecnológicos. “Este es el principal valor que aportamos como generación a los veteranos: confianza en la tecnología”, reivindica.
Itxaso Iriarte (Bertizarana): “Entre mis labores diarias también está lidiar con el bombardeo burocrático propio del sector”.
Pero en los campos del norte también hay ejemplos de relevo generacional. En Bertizarana, Iriarte lleva la granja familiar junto a su hermano mayor. Es más, aún recuerda cómo se crio en el campo, “entre gallinas y huevos”.
No en vano, su padre se unió como avicultor en el Grupo AN a finales de los años ochenta y, aunque Iriarte trabajó un tiempo como camarera y como empleada en una fábrica agroalimentaria, sabía en el fondo que su
futuro estaba ligado a la granja familiar.
El momento llegó hace ahora tres años, cuando la familia encontró una convocatoria pública de subvenciones y decidió que era el momento de crecer. Con solo 28 años, tiene a su cargo una instalación con cuatro naves y 32.000 animales, entre gallinas y gallos, a su cargo. Su día a día en la avícola Kaxerna transcurre entre cuidar a los animales, clasificar los huevos, limpiar…”Y también lidiar con el bombardeo burocrático propio del sector”, detalla como uno de los aspectos menos gratificantes de su jornada laboral.
Todos ellos optan a convertirse en un ejemplo para un sector que, desde hace años, sufre el peligro de quedarse sin relevo generacional y ve con temor cómo el talento joven se traslada a la ciudad. De hecho, según datos de Cooperativas Agro-alimentarias de España, en 2019 solo el 8 % de las explotaciones agrarias nacionales tenía al frente titulares menores de 40 años.
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