Un amigo mío dice que existen tres tipos de mentiras en orden creciente: las mentiras pequeñas, las mentiras grandes, y las estadísticas. Y no le falta razón viendo hechos como la “cocina” e interpretación posterior que se le da a los resultados de algunas encuestas.
Por otro lado, y también como parte de las matemáticas tenemos la probabilidad que busca cuantificar, por ejemplo con un porcentaje, la frecuencia con la que ocurre un suceso. Y si me permiten, podríamos hacer una clasificación según la importancia de los sucesos sobre los que calculamos la probabilidad.
En primer lugar, tendríamos las “probabilidades curiosas”, que no son otra cosa que cálculos, generalmente llamativos, pero que, más allá que el interés que nos pueda generar o del reto mental que nos pueda suponer, no van a cambiar nuestra vida. Un ejemplo es un hecho poco habitual que sucedió hace unos días.
Hubo dos sorteos de lotería, uno el viernes y otro el sábado, en los cuales el número premiado resultó ser el mismo. ¿Y cual es la probabilidad de que esto ocurra? Por simplificar el cálculo, vamos a suponer que esa semana solo se produjeron esos dos sorteos. Como hay 100.000 números y todos ellos tienen las mismas opciones de salir, la probabilidad de que salga repetido cualquiera de estos números en ambos sorteos es del 0,001%.
¿Saben cual es el país del mundo que más veces ha impagado algún aspecto de su deuda? Exacto, España, en 14 ocasiones.
Aunque no parezca excesivamente baja si lo es, ya que es la misma, por ejemplo, de que le toque el gordo de Navidad comprando un único número. Y si queremos algo aún más complicado, por ejemplo que se repita nuestro número favorito, nos encontramos con una probabilidad de 1 entre 10.000.000.000, es decir, del 0,00000001%.
En segundo lugar clasificaría las “probabilidades que nos pueden afectar”, y estas ya nos deberían preocupar un poco más, pero en mi opinión tampoco demasiado porque posiblemente ni nos afecten. Un ejemplo sería el conocer que la probabilidad de tener un accidente de aviación es extremadamente baja.
En concreto, y según unos datos de la “Flight Safety Fundation”, en 2017 hubo 1 accidente fatal por cada 7,36 millones de vuelos, arrojando una probabilidad del 0,000014% de estar en ese avión. De hecho, el momento del vuelo más peligroso es sin duda el trayecto en coche desde su casa al aeropuerto, lo cual espero que le tranquilice a partir de ahora.
Y por último, hay un tercer bloque, el cual podríamos llamar “probabilidades que nos afectan seguro”, y a estas sí que debemos prestar atención, ya que nos van a incidir sin ninguna duda.
PENSIONES, ACUERDOS, DÉFICIT
Primer ejemplo. ¿Cuál es la probabilidad de que se garantice nuestro sistema de pensiones? No cabe otra respuesta que el 100%, pero, ¿cree usted que esto es así? ¿Se está buscando la sostenibilidad del sistema o se están tomando decisiones en base a unos votos que no se quieren perder? ¿Cree que cuanto más tiempo se tarde en poner medidas éstas serán más drásticas o cree que no hace falta hacer nada porque el problema se solucionará solo?
Segundo ejemplo. ¿Cuál es la probabilidad de que los políticos lleguen a consensos y trabajen en buscar puntos de encuentro en vez de buscar puntos de separación? Nuevamente, la respuesta necesaria es del 100%, pero si sigue la actualidad política verá que no se trabaja en acordar temas desde la diversidad, sino en acentuar dicha diversidad para no llegar a acuerdos. Y eso implica que se pierda tiempo en entrar en aspectos, incluso personales, que nada aportan al bienestar de la sociedad y que además van en contra de la ejemplaridad que deben proyectar nuestros líderes públicos.
Y tercer ejemplo. ¿Cuál es la probabilidad de que se elimine en un plazo razonable el déficit público? Otra vez se debería esperar un 100%, pero lo cierto es que mes a mes se sigue emitiendo deuda para poder sufragar la totalidad del gasto público. Y los tipos de interés de la deuda van a subir, alguna vez he explicado en un artículo el sistema de subastas con el que se emite, por lo que responder a estos compromisos será cada vez más complicado si seguimos igual.
Algunas cosas (pensiones, déficit, consensos) no pueden depender de ninguna probabilidad. Luchemos por ellas, de ello depende nuestro bienestar.
Y una curiosidad; en algunos cursos que imparto solemos debatir un artículo, de los autores José M. Domínguez Martínez y Rafael López del Paso, que analiza los impagos de deuda pública en el mundo entre 1340 y 2011. ¿Y saben cual es el país del mundo que más veces ha impagado algún aspecto de su deuda? Exacto, España, en 14 ocasiones nada menos.
Seguro que se le ocurren muchos más ejemplos, especialmente de este último bloque, no tengo ninguna duda. Y como conclusión destacaría que es importante tener en cuenta que no todas las probabilidades importan lo mismo. De hecho, creo que algunas cosas no pueden depender de ninguna probabilidad, tienen que suceder sí o sí. Luchemos por ellas, no olvide que nuestro bienestar depende de ello.
José Félix García Tinoco
Premio Nacional de Fin de Carrera en Empresariales y en ADE
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