Recientemente, tuve la buena suerte de vivir una experiencia maravillosa en Boston, asistiendo al curso ejecutivo RCC de Harvard, basado en su famosa metodología del caso. A través de lecturas empresariales, los profesores de esta universidad nos iban guiando las discusiones y los aprendizajes. Así, repasamos modelos de negociación, la impresionante trayectoria de la familia catalana Puig (por si no lo sabías, su presencia impregna los duty free de todo el mundo), los marketplace Alibaba y Walmart o la historia reciente de China y de sus cuentas económicas, entre otros tantos análisis.
La experiencia académica de la treintena de participantes se ha completado justamente por nuestros propios aportes, ya que convivimos varias generaciones, cargos, sectores y culturas. Para un mismo ejercicio, resulta muy valioso y enriquecedor escuchar las reflexiones y diferentes perspectivas de compañeros de China, Ghana y Nigeria, tanto como de México, España y la propia USA.
En cuanto al escenario, Harvard es la universidad del mundo con mayor cantidad de premios nobeles, 161 exactamente. De modo que sentarse a estudiar en una de sus victorianas aulas, visitar sus clubes y transitar el campus han sido momentos de especial vibración.
Por otro lado, Boston cuenta con más de veinte universidades, muchas de ellas orientadas a negocios. Muy posiblemente sea la razón de su hervidero empresarial y la explicación de que se encuentre dentro del top ten de los mejores centros financiero del mundo. En este contexto, hemos participado activamente en reuniones con inversores, emprendedores y redes de negocio, generalmente de organización privada.
La dinámica está muy incorporada en los círculos de Boston y consiste en dedicar tiempo a escuchar propuestas, mejorarlas, cuestionarlas siempre con el trasfondo de generar nuevas oportunidades y negocios. Ejemplo de ello han sido los contactos con la comunidad hispanohablante en la ciudad, los cafés del jueves a la tarde en el CIC Cambridge Innovation Centre o los picnics del viernes al mediodía del MIT, por citar solo algunos.
“Pienso en ir más allá, en promover escenarios poco formales, transversales y autopromovidos entre cualquier actividad o sector”.
En este punto, resulta inevitable comparar el dinamismo empresarial bostoniano con lo que ocurre en nuestra región. Salvando las distancias, disponemos de buenas universidades, grandes ecosistemas industriales y somos relativamente cercanos. Estos factores deberían ser suficientes para desarrollar un mayor grado de fluidez y colaboraciones que las actuales tanto en el sector privado como entre el privado y el público.
Afortunadamente, los clústeres tenemos como misión generar estos escenarios dentro de nuestras cadenas de valor (desde luego, NAGRIFOOD se verá muy favorecida por los contactos establecidos en Massachusetts). Pero pienso en ir más allá, en promover escenarios poco formales, transversales y autopromovidos entre cualquier actividad o sector.
Finalmente, termino preguntándome si para este impulso hacen falta más personas que tengan la oportunidad de vivir Boston como yo lo he vivido o podríamos repensar el modelo de dinamismo empresarial local que nos merecemos como sociedad.
Cecilia Wolluschek
Directora de Proyectos en NAGRIFOOD