miércoles, 11 diciembre 2024

Dos emprendedores riberos se inspiran en los All Blacks para ‘levantar’ su ‘box’ de Tudela

César Marcilla y Miguel Soldevilla son los socios de Ebro Box, un nuevo centro de entrenamiento funcional ubicado en el polígono Las Labradas de la capital ribera. Soldevilla, que antes ejercía como aparejador, detalla a Capital Sport que el objetivo del centro es superar el centenar de socios antes del final de año.


Tudela - 25 septiembre, 2024 - 05:58

César Marcilla (izda.) y Miguel Soldevilla (dcha.) son los socios fundadores de Ebro Box. (Fotos: Jasmina Ahmetspahic)

Tudela cuenta ya con tres centros de entrenamiento funcional, y el último en incorporarse a dicha lista abrió sus puertas el pasado 30 de agosto. La inauguración se llevó a cabo tras varios meses de intenso trabajo por parte de César Marcilla y Miguel Soldevilla, sus dos socios impulsores. Dicho gimnasio, llamado Ebro Box, cuenta con unas instalaciones de 900 metros cuadrados que se ubican en la calle Castilla-León, al norte del polígono tudelano Las Labradas.

Los usuarios tienen ya a su disposición todo el equipamiento necesario para entrenar como cuerdas, anillas, discos, mancuernas, sacos pesados, barras, bicis, remos o esquís. “También contamos con una zona de Hyrox, una modalidad muy popular actualmente, y un área de 15 metros de largo por 5,5 metros de ancho para empujar hasta ocho trineos”. Una práctica poco común según detalla Soldevilla, tudelano de 40 años.

“Además de orientar a los usuarios en las clases, eliminaremos de su abanico de ejercicios aquellos que pueden ser potencialmente lesivos”, señala para aclarar acto seguido que todos los usuarios completan una batería de preguntas sobre su estado físico en el momento de su inscripción. De esta manera, les orientarán sobre qué ejercicios les conviene practicar.

Las instalaciones ocupan un total de 900 metros cuadrados al norte del polígono tudelano de Las Labradas.

Las instalaciones ocupan un total de 900 metros cuadrados al norte del polígono tudelano Las Labradas.

En este sentido, Soldevilla lamenta “el escaso control que se realiza en algunos centros” para determinar si un cliente está físicamente capacitado para realizar este tipo de ejercicios de alta intensidad. “Se suele decir que cualquiera puede practicar este deporte, pero la realidad es bien distinta. Si a nuestro box acude una persona que por su estado físico no debe hacer snatch (levantamiento de pesas por encima de la cabeza en un solo movimiento), le recomendaremos otra batería de ejercicios para evitar que se haga daño”, aclara.

En paralelo, Ebro Box ofrece un amplio abanico de sesiones para todo tipo de usuarios. “Ya hemos impartido clases con veintiocho personas durante los primeros días desde la inauguración, y nos gustaría superar el centenar de socios a final de año”, especifica.

EXPERIENCIA

Su socio, César Marcilla, es un joven corellano de 30 años que ya ha trabajado en el CrossFit La Fábrica, en Huarte. También adquirió experiencia en PicSil, la empresa de Cintruénigo creada en 2012 por los hermanos gemelos Jesús Miguel y Pablo Silva. “Miguel y yo nos conocimos entrenando en CrossFit Tudela IronBox, y desde el principio sopesamos la opción de montar nuestro propio centro”, rememora Soldevilla. Además, su vínculo por esta modalidad deportiva va más allá, ya que han participado juntos en competiciones como los Pamplona Arena Games, en cuya organización participó el pamplonés Aritz Iturmendi y donde llegaron a la final hace un par de años, así como en la Ablitas Teams Battle.

La pasión de Soldevilla por el entrenamiento funcional viene de lejos, ya que se remonta a su época de estudiante. “Empecé a jugar a rugby en el equipo de la Universidad de Zaragoza, donde estudiaba Arquitectura Técnica, y este deporte me interesó tanto que empecé a investigar sobre cómo entrenaban los All Blacks, la legendaria selección de Nueva Zelanda“. Así descubrió que aquellos jugadores tan poderosos practicaban halterofilia, sentadillas y levantaban ruedas de tractor como si nada.

El emprendedor navarro copió la rutina de ejercicios de los All Blacks, la puso en marcha como buenamente pudo en el gimnasio de su residencia de estudiantes y, al terminar la carrera, profundizó en el entrenamiento funcional. Se apuntó al CrossFit Tudela IronBox cuando se inauguró en 2015 y, al mismo tiempo, trabajó como preparador físico del equipo de rugby. “Al año siguiente me surgió la posibilidad de ser entrenador en el centro y de entrar en la sociedad. Y como el tema de ser aparejador estaba un poco parado por aquel entonces, decidí dedicarme a ambas cosas a la vez. Por la mañana en mi estudio y por la tarde, a entrenar”, rememora.

El crecimiento en CrossFit Tudela IronBox fue tal que Soldevilla se centró cada vez más en la parte deportiva. “La última obra en la que he participado ha sido la de mi propio centro y, aunque mi trabajo como aparejador me gusta mucho, espero no tener que hacerlo más”, bromea entre risas.


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