A sus 57 años, sigue derrochando ironía y buen humor. El rector de la Universidad de Navarra, Alfonso Sánchez-Tabernero, atiende a este medio en su despacho. En las distancias cortas es sólido, como la piedra que sostiene los muros del edificio central. Pero también cálido, como el sofá blanco donde recibe a las visitas. De hecho, Sánchez-Tabernero responde afable a todo tipo de preguntas, incluso a las personales.
Este año, han recibido el reconocimiento a la tercera universidad de Europa en excelencia docente. ¿Qué van a cambiar para tratar de mantener ese estándar de calidad tan alto?
Creo que si hemos sido reconocidos terceros de Europa en calidad docente es porque hemos sido siempre innovadores, porque desde el día que empezó la universidad, en el año 1952, quien estaba aquí se planteaba ¿qué podemos mejorar hoy? El día que dejemos de hacer eso perderemos posiciones en ese ranking, sobre todo, empezaremos a ser peores. Creo que la clave de la reputación y de salir bien en los rankings es no dormirse en los laureles, es pensar siempre qué más puedes hacer para mejorar.
¿Ha habido alguna incidencia negativa en las solicitudes de acceso a Medicina por la llegada de la carrera a la UPNA?
No, los datos son casi exactamente los mismos que el año anterior, es decir, 1.400 solicitudes para 210 plazas. No ha habido un impacto en las solicitudes de Medicina en la Universidad de Navarra. Por otra parte, la mayoría de las solicitudes llega de muchos lugares de fuera de España y también de otras provincias españolas fuera de Navarra.
¿Qué balance hace del primer año del campus de Madrid? ¿Cuáles han sido los principales logros y qué aspectos ve necesario reforzar?
Todo lo que empieza empieza pequeño y no puedes dar el quinto paso sin dar antes el primero. Lo que hemos hecho en Madrid es dar el primer paso. Hemos inaugurado los dos edificios, el de la clínica y el de la sede de posgrado. En la clínica ya hay 700 personas trabajando, diría que está a un 80 % de su capacidad. Es un crecimiento mayor del que esperábamos. La sede de posgrado, inaugurada hace un año, también ha sido muy bien acogida y han pasado 15.000 personas por ella para reuniones, encuentros, seminarios, conferencias… Hemos tenido este año siete másteres y ahora empezamos cuatro más. Superaremos los 300 alumnos de máster y cuando el campus esté lleno, dentro de dos o tres años, tendremos unos dieciséis másteres y 600 alumnos. Caminamos según lo previsto.
¿La colaboración con el IESE en materia docente va a continuar en algunos másteres? Y en este sentido, ¿hasta que punto esa sinergia es un valor añadido para el alumnado de máster?
Si no recuerdo mal, en los siete programas que tenemos en Madrid hay profesores del IESE dando clase. Esto es muy bueno porque, tanto en docencia como en investigación, el futuro tiene que ver con la interdisciplinariedad, es decir, con poner en común gente que tiene experiencias y métodos variados porque así se consigue la riqueza de la docencia y de la inspiración. La universidad tiene una escuela de dirección de empresas extraordinaria y muy bien ranqueada. Según The Economist, es el mejor MBA de Europa. Según Financial Times, la mejor formación para ejecutivos del mundo. Por tanto, es una suerte para nosotros poder contar con profesores del IESE para nuestros programas de Madrid.
¿Por qué la universidad está destinando más recursos a captación de alumnos extranjeros, especialmente de Latinoamérica?
Nosotros queremos tener un campus que prepara a los alumnos para trabajar en un mundo global, y eso tiene que empezar en la universidad. La gente que llega tiene que encontrar variedad de culturas, perspectivas, lenguas, etnias… Por tanto, estamos intentando, y consiguiendo, aumentar la internacionalidad del alumnado y del profesorado. Lo que buscamos no es más alumnos latinoamericanos, sino más alumnos latinoamericanos, norteamericanos, europeos, asiáticos y africanos. El objetivo es la diversidad. Por eso cada vez tenemos más programas bilingües y por eso también promocionamos la universidad cada vez en más países.
¿Por qué Ecuador es el país que más alumnos trae a la Universidad de Navarra, cuando gran parte de ellos son potencialmente estudiantes para Estados Unidos?
En Ecuador iniciamos la promoción como un caso piloto para ver si conseguíamos promocionar la marca en un país. Empezamos en Ecuador y fue muy bien, conseguimos que la Universidad de Navarra se pusiera de moda en el país. Lo que hemos hecho después ha sido clonar la experiencia ecuatoriana a otros países. Esto es fácil de hacer en países pequeños porque cuando haces un poco de ruido empiezas a ser conocido. En Estados Unidos, al haber millones de habitantes y universidades muy buenas, hemos iniciado hace unos años la promoción con muy buenos resultados. No nos hemos centrado en todo el país sino en la zona de Nueva York, Chicago, Florida, California… También tenemos conexiones con colegios e institutos de esos lugares. Estados Unidos es muy grande, pero por algún lugar teníamos que empezar.
¿Qué tipo de proyectos van a impulsar este año?
En primer lugar, aumentar la reputación internacional, sobre todo con los rankings. Ayer me hablaban de un colegio de Londres, en el que un alumno suyo ha sido admitido en Oxford y otro en Navarra. El colegio decía: “Dos de nuestros alumnos elegidos, en tres de las mejores universidades europeas”. Me refiero a eso. Después, aumentar el bilingüismo de la oferta docente.
¿Cómo ve los cambios políticos de Navarra: desde la barrera o desde la arena?
Los veo con esperanza. Al final en Navarra gobierna, ahora y siempre, un gobierno que nace del Parlamento y que, a su vez, refleja la voluntad de los navarros. Siempre confío en la sagacidad de la democracia porque establece el cambio político y este es bueno para que nadie se acostumbre. Ahora comenzamos una legislatura un poco inédita con consejeros del Partido Socialista de Navarra, de Geroa Bai y un consejero de Podemos. Esta configuración nunca ha existido en Navarra y por eso inicio esta legislatura política con interés y con esperanza.
El CapitalTest de Alfonso Sánchez-Tabernero