miércoles, 11 diciembre 2024

carlos-medranoA partir de 2016 en Dinamarca las gasolineras, tiendas de ropa y restaurantes podrán negarse a aceptar dinero en metálico.

Los impulsores intelectuales de la idea son Keneth Rogoff (Universidad de Harvard) y Willem Buiter (Citigroup). Los bancos centrales y la banca comercial en general siguen sus pasos y se están planteando cómo poder hacerlo.

El dinero en monedas y billetes solo es el 10 por ciento del dinero que se mueve por el mundo. El resto está anotado en cuentas bancarias y balances de empresas. Para los daneses será una transición sencilla porque según MasterCard actualmente el 75 por ciento de sus transacciones son electrónicas. Además el 100 por cien tienen un teléfono móvil y algún tipo de tarjeta.

Por otra parte, el banco central danés va a dejar de imprimir billetes y hacer monedas para ahorrar. La consultora McKinsey dijo que entre 2007 y 2012 a la UE le había costado fabricar y distribuir el euro un 0,45 por ciento del PIB de la Unión. Lo que suponía 300 euros por familia. Además están los costes de seguridad, transporte y almacenamiento.

Si solo hay dinero electrónico no habría fraude fiscal (en España se cifra en un 11 por ciento del PIB) ya que si Hacienda conoce todas y cada una de nuestras transacciones facilitaría mucho el control y la recaudación. Además, se terminaría con la parte más burda de la corrupción, como son las bolsas de basura llenas de billetes, pero poco podría hacer contra los delitos más sofisticados. Aunque no terminaría con la corrupción. Si no hay billetes los corruptores repartirán relojes, tarjetas black, o cualquier cosa de valor. La solución es una cuestión de decencia como diría el maestro Leopoldo Abadía.

La situación en España es muy distinta a la danesa. Casi la mitad de las operaciones se hacen en efectivo (46 por ciento) y somos líderes en billetes de 500 €. En el mundo el 85 por ciento de las transacciones se hacen en metálico. Así que parece poco probable que desaparezca el dinero en efectivo a medio plazo.

Hace unos días impartí una charla sobre la historia del dinero en el colegio de Ermitagaña. Pregunté a los niños “¿qué es el dinero?” Un chaval me dijo que era “una cosa muy buena que servía para comprar de todo”. Yo insistí, “pero ¿qué es el dinero en realidad?”. Es un papel me contestó otro. Les pregunté si podríamos imprimir billetes y me divertí escuchando como varios pensaban que sí se podía.

“Y claro que se puede”, les contesté, “pero nos llevarían a la cárcel porque sólo pueden hacerlo legalmente los bancos centrales”. Y es que este papel tiene la propiedad, cuasi mágica, de que todos lo aceptamos como medio de pago. Otra función importante del dinero es atesorarlo. Pero si no hay billetes, no se pueden guardar dentro del colchón. En caso de corralito financiero solo los ricos tendrían los medios para sacar el dinero del país. Al resto le tocaría asumir todo el coste de la sequía financiera.

Las monedas fueron un invento del Rey Creso de Lidia hacia el año 640 a.c. Fue el mayor invento después del dominio del fuego. Antes de su hallazgo las transacciones comerciales se hacían mediante el trueque, básicamente. Dividir el lingote de oro en piezas iguales con su sello permitió medir el mundo con esa unidad de cuenta. Se libraban del uso de balanzas (algunas trucadas) y se desarrolló el comercio vertiginosamente gracias a que facilitaba enormemente las pequeñas transacciones.

Sin monedas y billetes habría problemas como los nuevos costes de seguridad, las nuevas comisiones y el riesgo del control de todos nuestros gastos. Si no hay pago en efectivo todo queda registrado.  La información es poder.  Google, que sabe dónde navegamos, ya tiene licencia bancaria en Holanda. Estamos viviendo una transformación radical del mundo financiero tal como lo conocemos.

Han surgido monedas alternativas como el Bitcoin que están fuera del control de gobiernos y bancos. Una moneda que se puede usar como tal en muchas páginas web, que se especula con ella y que aspira a ser la moneda única mundial. Algunos dicen que se usa para blanquear dinero negro procedente de negocios ilegales.

El mundo del dinero está en ebullición. Habrá que estar atentos a tantos cambios venideros no sea que al final, el dinero termine por desaparecer de nuestros bolsillos.

Carlos Medrano Sola
Consultor y Formador en Desarrollo de Negocio
www.eximiaconsultores.com

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