jueves, 18 abril 2024

El ‘milagro’ de Echarren de Guirguillano

A bordo de cuatro tractores, José Javier Yoldi, propietario de la única granja avícola de la zona, y varios vecinos trabajaron a destajo este sábado para hacer cortafuegos y evitar que las llamas arrasaran el pueblo y su negocio. El fuego se quedó a pocos metros. "Dentro del desastre, aún tuvimos suerte entre comillas", relató este agricultor y ganadero.


Echarren de Guirguillano - 19 junio, 2022 - 23:12

El fuego llegó a pocos metros de la granja (al fondo) y del pueblo. (Foto: cedida)

El fuego avanzaba fiero, descontrolado y a gran velocidad desde Legarda. Mediaba la tarde del sábado y los habitantes de Echarren de Guirguillano, un concejo perteneciente al municipio de Guirguillano y con apenas veinticinco habitantes, estaban solos ante las llamas.

José Javier Yoldi veía cómo el incendio se aproximaba hacia la pequeña localidad y las instalaciones de su negocio, Granja San Román, la única avícola de la zona (además, tiene una explotación de cereal). Solo le consolaba un poco que, días atrás, había retirado los animales para su sacrificio. Pero, en condiciones normales, tiene unos 135.000 ejemplares. «Estos días, estábamos haciendo labores de limpieza para preparar la llegada de la siguiente tanda de animales», rememoraba este domingo.

Los vecinos debían reaccionar con celeridad si querían salvar sus casas y la granja: «El fuego venía sí o sí hacia nosotros desde el Señorío de Sarría, así que avisamos a la gente. Sabíamos que nos iban a terminar desalojando». Así que él y varios agricultores no dudaron en subirse a cuatro tractores para trazar cortafuegos alrededor del pueblo.

Durante varias horas, hasta las diez y media aproximadamente, trabajaron a destajo para evitar una tragedia mayor. Y, aunque llegaron los bomberos para apoyarles, hubo en momento en el que tuvieron que abandonar la zona y retroceder hacia el núcleo urbano porque se encontraban a apenas veinte metros del incendio. «No podíamos hacer ya nada más. Y los bomberos nos lo dijeron. Pero los cortafuegos funcionaron. Dentro del desastre, aún tuvimos suerte entre comillas», resaltó.

De hecho, las llamas rodearon la granja y se quedaron a escasos metros del pueblo. Los vecinos ya habían dejado sus casas, pero Yoldi y sus compañeros se quedaron por si sus manos volvían a ser necesarias. Incluso algún lugareño, equipado con mangueras, permaneció a su lado «hasta la una o las dos de la madrugada» para ayudar en la extinción. «Hicimos lo que teníamos que hacer. No hay más». Al cierre de esta edición, este agricultor y ganadero no dejaba de pensar en sus vecinos de Artazu, una de las últimas localidades desalojadas…

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