El mundo de la noche prevé un nicho de negocio con el tardeo. Y es que, la predisposición de sustituir la noche por la tarde apunta a convertirse en costumbre para muchos. Obviando todo lo negativo que ha provocado la pandemia, en este caso es posible que haya contribuido, para algunos positivamente, en hallar y fomentar un nuevo formato de fiesta.
Un hábito que, según aseguran los propietarios de las salas de fiesta, ha venido para quedarse. “Va a ser compatible con la noche, nos va a dar pie a las discotecas y a los bares especiales a ampliar nuestro horario de actividad de trabajo”, señala Carlos Tabar, propietario de la discoteca Canalla y presidente de la Asociación de Salas de Fiestas, Baile y Discotecas de Navarra (Asbana). En ese contexto, las horas puntas de antaño, como las dos o las cuatro de la madrugada, “se diversificarán un poquito más”, augura Tabar.
“Hay mucha inconcluencia a la hora de hacer las leyes. No se dan cuenta de que muchas veces se pisan unas a otras. Hay locales que somos también cultura, donde se realizan monólogos, conciertos, exhibiciones… y no solo es la discoteca al uso”, ensalza el presidente de Asbana.
Pero este no es el único cambio que experimenta la reciente noche postpandémica. Mientras las cuadrillas de jóvenes se agrupan alrededor de las mesas y se mueven al son de los challenges del TikTok, muchos otros observan atónitos el novedoso escenario mientras sujetan la copa y bailotean al estilo de antaño. Es la moda actual entre los adolescentes, mayormente de entre 16 y 24 años. Los grandes consumidores, sin duda, de la exitosa red social que ya cuenta con 732 millones de usuarios y se coloca séptima en el ranking de plataformas más usadas del mundo. En vista de que la popularidad de TikTok va in crescendo, y con la futura reapertura de las pistas de baile, las discotecas podrían convertirse en óptimos escenarios para la demostración de coreografías.
Después de dos años de restricciones “estamos desentrenados y alterados”, observa Gustavo Lorda, propietario de la discoteca Enter. Él admite que le resulta duro tener que echar a personas de la sala “por pasárselo bien, cuando antes se les echaba por tener una bronca o colarse”. Una ruda labor que asumirán los trabajadores de los pubs, por el momento, hasta que se reanude el consumo en barra y abran dichas zonas de baile.
Pero eso sí, el pasaporte covid para el ocio nocturno, que ya bajaran implantar en comunidades como Cataluña o Valencia, aquí parece una quimera. “Ahora mismo creo que es un paso atrás, esto lo tenían que haber hecho hace siete meses. Actualmente supone un control más a las discotecas cuando tenemos aproximadamente el 80 % de la población vacunada. No tiene sentido”, defiende Tabar.
Gustavo Lorda, propietario de la discoteca Enter: “Habrá que convivir con el virus, tampoco vamos a ir con pasaporte covid a todos lados”.
Pero se trata de una posible medida que podría implantarse también en las futuras noches de Navarra. Un trámite que Lorda no considera tan malo: “Con el derecho de admisión ya pido una identificación, y partiendo de que la vacuna no es obligatoria, pero sí nos pueden cerrar por el interés común, pues entonces yo también podré pedir que estés vacunado para entrar”, advierte. Aunque también se muestra reacio a la medida si la situación se estabiliza: “Habrá que convivir con el virus, tampoco vamos a ir con pasaporte covid a todos los lados”.
Eso sí, posiblemente durante un buen tiempo les tocará lidiar con dos normativas que actualmente rigen y separan las actividades culturales y el ocio nocturno. Reglamentos que suponen una logística distinta dependiendo de si abren como ocio nocturno o lo hacen para celebrar eventos más culturales como conciertos. “Hay mucha inconcluencia a la hora de hacer las leyes. No se dan cuenta de que muchas veces se pisan unas a otras. Hay locales que somos también cultura, donde se realizan monólogos, conciertos, exhibiciones… y no solo es la discoteca al uso”, ensalza el presidente de Asbana.
Mientras el mañana se acerca, las discotecas vuelven a recobrar el pulso de la actividad. Vuelven a ver sus locales llenos, pero con las limitaciones de aforo existentes. Por lo menos, aunque se enfrenten ahora a pequeñas incidencias que hace años no hubiesen supuesto ni una simple reprimenda, ambos propietarios se muestran optimista de cara al futuro. ¡Qué comience la fiesta (responsable)!