lunes, 14 abril 2025

El sistema navarro de visión artificial que detecta errores invisibles para la tecnología de hoy

Desde su sede de Pamplona, la alavesa DVM desarrolla soluciones avanzadas con ciencia de datos e Inteligencia Artificial. Para ampliar sus capacidades, la firma se apoyó en un servicio ofrecido por la Universidad de Navarra en el marco del proyecto europeo IRIS EDIH, perteneciente al Polo IRIS Navarra y coordinado por ADItech. Así, ha creado y validado el prototipo de un sistema que detecta defectos en materiales invisibles al ojo humano y los equipos actuales de visión artificial.


Pamplona - 9 abril, 2025 - 05:55

Iván Cordón (izda.) y Borja Balparda (dcha.) colaboraron para ampliar las capacidades de DVM. (Foto: Maite H. Mateo)

Ante el auge de la Inteligencia Artificial (IA), la industria está especialmente posicionada para aprovechar sus beneficios. Precisamente, sus operaciones ya dependen en gran medida de la toma de decisiones basada en un amplio rango de datos: fallos en los procesos, precios de las materias primas, demanda de los productos… Así, la IA ha venido a automatizar su recogida y gestión, de modo que acelera y optimiza el desempeño de estas empresas en un contexto lleno de incertidumbre.

Aunque sus niveles de implantación «son aún bajos», la consultora McKinsey & Company señala que las firmas que han aplicado la IA en plantas industriales han registrado un aumento de la producción de «entre el 10 % y el 15 %», así como un incremento del EBITDA de «entre el 4 % y el 5 %». Este contexto ha permitido también la creación de startups como la alavesa Data Value Management (DVM), fundada en 2019 por los científicos Olaia Gomez y Borja Balparda.

La experiencia acumulada de sus promotores permitió a la firma crecer a través de la consultoría y el desarrollo de proyectos ad hoc con IA y el análisis de datos aplicados. Hoy emplea a catorce personas y posee una sede en Pamplona. «Entre un 70 % y un 80 % de nuestros clientes son del sector industrial, principalmente de Navarra y País Vasco. Hemos creado soluciones que predicen su demanda, optimizan el consumo energético, analizan ciertas patologías en el ámbito sanitario, predicen plagas en la agroalimentación…», explica a Navarra Capital Balparda, que ejerce como CEO en DVM.

Por eso, la compañía mantiene una intensa actividad innovadora, por la que está participando en cuatro proyectos de I+D y prevé hacerlo en otros tres. Y, en ese camino, el equipo que lidera Balparda identificó una oportunidad de negocio en el servicio de Inteligencia Artificial emergente que la Universidad de Navarra ofrece dentro del proyecto IRIS EDIH, perteneciente al Polo de Innovación Digital (IRIS Navarra) y coordinado por ADItech.

Precisamente, se trata de un soporte que este centro educativo da a través de su Instituto de Ciencia de los Datos e Inteligencia Artificial (DATAI). «Nosotros trabajamos a escala científica, de modo que podemos colaborar con empresas para desarrollar prototipos y validarlos sin que las compañías asuman mucho riesgo», incide Iván Cordón, director de Innovación y Transferencia Tecnológica de DATAI.

De ahí que la compañía vasca recurriese a la entidad, cuyo apoyo está financiado al 100 %. ¿El objetivo? Ampliar sus capacidades con el desarrollo de un sistema de visión artificial capaz de detectar defectos «muy sutiles» en materiales, que no son visibles al ojo humano ni con la tecnología inteligente que ya existe en el mercado. «Además, esta solución debe integrarse en procesos de control de calidad en línea dentro de entornos industriales exigentes», añade el CEO de DVM.

OBJETIVO: TRANSFERIR CONOCIMIENTO

En concreto, el equipo de la compañía alavesa y el de la Universidad de Navarra trazaron una hoja de ruta con dos fases diferenciadas. En primer lugar, el centro educativo realizó una investigación bibliográfica y exploración de técnicas poco comunes con el objetivo de identificar herramientas matemáticas eficaces para analizar imágenes y señales. «Nos fijamos en técnicas más finas de procesado de señal e imagen que normalmente no se usan en proyectos industriales porque son más complejas y menos conocidas», detalla Cordón.

Así, implementaron algoritmos que identificaran microvariaciones en el desarrollo de un prototipo funcional, validado con datos reales del entorno productivo. «Gracias al proyecto, conseguimos una solución viable y real. Hemos aprendido una técnica que ahora podemos aplicar nosotros directamente en otros proyectos y, así, diferenciarnos como empresa tecnológica frente a otras consultoras que solo usan herramientas estándar», celebra Balparda.

CRECIMIENTO COLABORATIVO

En 2024, DVM duplicó su facturación con respecto al año anterior, alcanzando aproximadamente los 550.000 euros. Y, para este año, su objetivo es superar el millón de euros en ingresos, lo que implicaría otro crecimiento «cercano al 100 %», señala Balparda: «Para una empresa como la nuestra, hacer innovaciones en nuestros servicios por cuenta propia sería muy difícil. Así que es determinante que estos servicios, que nos ponen en contacto directo con investigación puntera, estén totalmente financiados».

Por su parte, la Universidad de Navarra ha gestionado a través del DATAI tres servicios de este tipo. «Para los grupos que formamos parte de la Universidad de Navarra, se trata de una herramienta útil que nos permite conocer empresas nuevas y, además, entablar colaboraciones que pueden tener un recorrido más allá del servicio puntual», apunta Cordón.


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