Son 212 los municipios de Navarra, el 78% del total, los que cuentan con menos de 2.000 habitantes. Y 84 de ellos, el 68%, cuentan con algún comercio, o dicho de otra forma, en el 32% restante no hay ninguno. Eso supone que los habitantes de 28 localidades navarras tienen que desplazarse a otra población si quieren adquirir cualquier cosa, incluidos los alimentos, o esperar a que llegue hasta su pueblo un vendedor ambulante, cosa que no tiene por qué ocurrir todos los días.
Es un problema creciente, porque en general quienes regentan los comercios rurales son personas de cierta edad y cuando se jubilan no hay quien les suceda al frente del negocio. Para tratar de buscar soluciones durante el año pasado se pusieron en marcha dos iniciativas en el marco del Plan de Impulso del Comercio Minorista de Proximidad (2018-2020): el programa ‘Modelo de Negocio. Comercio Rural’, gestionado por CEIN, y el proyecto de ‘Diagnósticos comerciales’, desarrollado por la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Servicios de Navarra.
Con el programa ‘Modelo de Negocio. Comercio Rural’, la Dirección General de Turismo y Comercio del Gobierno de Navarra pretende ayudar a los y a las comerciantes que apuestan por el valor de lo local, que tienen un gran arraigo a su pueblo y a su entorno y que apuestan por una forma de vida, asumiendo el compromiso de superar las dificultades añadidas que supone liderar un negocio en pequeñas poblaciones.
La iniciativa, desarrollada con la colaboración de las agencias de desarrollo de Navarra, inició su andadura en mayo de 2018. Su objetivo, ofrecer al comercio rural de las poblaciones de menos de 2.500 habitantes un servicio de acompañamiento, asistencia y formación en el proceso de transformación de sus negocios conforme a un nuevo modelo de gestión, orientado a analizar y responder a las necesidades de su clientela, residentes y turistas.
Dos participantes en el programa, Koldo Uribe-Etxebarria y Mayte Iriarte, comerciantes de Erratzu y Ochagavía, respectivamente, relataron su experiencia en el marco de una jornada de los Viernes de Desarrollo Económico y valoraron positivamente la oportunidad que ha supuesto para sus negocios el apoyo prestado por el Gobierno foral a través de sus iniciativas de impulso del comercio rural.
El comercio rural, además de su función económica, posee un carácter profundamente social.
Iriarte, emprendedora de Erletxo Denda, dijo que gracias al programa ‘Modelo de Negocio. Comercio Rural’ “he puesto en práctica lo que me han enseñado y ¡funciona!. No es fácil abrir una tienda en el Pirineo y me he dado cuenta que la formación es primordial; estar acompañada por profesionales es un lujo y cuando ves que los resultados llegan, te dan ganas de seguir innovando”.
Uribe-Etxebarria, propietario de Altxuko Denda, también valoró la utilidad de participar en el programa, “tanto para llevar a cabo acciones que tenía en mente, como recibir ideas que yo no contemplaba, como mejorar mi presencia on line”.
Por su parte, Margari Cueli, directora del Servicio de Ordenación y Fomento del Turismo y el Comercio, destacó que el comercio rural “además de su función económica, posee un carácter profundamente social, por lo que es fundamental dinamizar las zonas rurales con la puesta en marcha de iniciativas que modernicen y transformen el modo de hacer comercio”.
PROGRAMA ‘DIAGNÓSTICOS COMERCIALES’
Este programa, dirigido a todo el comercio minorista de proximidad, proponía la elaboración de diagnósticos de las empresas comerciales a fin de adecuar sus modelos de negocio, estructuras organizativas y productivas y lograr, con ello, aumentar su competitividad. En el marco del programa se analizaban las distintas áreas de trabajo e influencia en el establecimiento: estado y características, entorno, diseño del local, gestión empresarial, análisis de su oferta, clientela, etc. Este análisis exhaustivo finalizaba con una propuesta de acciones de mejora.
Iñaki Morrás, gestor de la Floristería Torrens, de Pamplona, y María Mendía, propietaria de la Tienda de Fran, en Artajona, son dos de los comerciantes que se acogieron al programa: “Sentíamos la necesidad de tener a alguien externo que nos dijera lo que está bien o lo que no está tan bien. De esta auditoria uno aprende mucho de su propio negocio y viene muy bien para actualizarlo. Todos tendríamos que entrar en este tipo de programa”, expuso Morrás, con quien coincidió María Mendía al señalar que “queríamos que alguien exterior nos dijera nuestros puntos fuertes y puntos débiles para trabajar el futuro. Hemos pasado la crisis y queremos seguir con nuestro negocio y mejorarlo”.
Respecto a los diagnósticos comerciales, el jefe de la Sección de Ordenación del Consumo y Artesanía y Ayudas Económicas, Juan Carlos Vicuña, incidió en la importancia de estas iniciativas, ya que “es necesario aumentar la capacidad competitiva y de innovación del comercio en todas sus zonas y sectores, mediante acciones encaminadas a mejorar la gestión y la imagen de los negocios, aumentar el nivel de formación e implantar la cultura de la calidad, entre otros aspectos”.
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