Escribir genomas permite programar células vivas para que se comporten como queramos. Fabricar alimentos o materiales diseñados artificialmente, transformar y almacenar energía o información, imprimir tejidos y órganos, evitar y erradicar enfermedades son algunas aplicaciones posibles.
Leer el primer genoma humano costó tres mil millones de dólares y más de cinco mil días; pocos años después, leemos genomas completos en minutos por cientos de euros. Gracias a ello, podemos contar con el proyecto NAGEN, que tiene como objetivo trasladar el uso de la tecnología mas vanguardista de análisis de genoma humano completo a la red sanitaria pública de Navarra.
Modificar células humanas editando su genoma tiene aplicaciones diagnósticas y terapéuticas impresionantes como demuestran los proyectos de terapia celular desarrollados en CIMA y Navarrabiomed para curar el cáncer. Reprogramar parte de nuestro genoma hará posible vivir más años saludablemente, curar enfermedades hereditarias o regenerar partes del cuerpo como hacen nuestros embriones y otros animales adultos.
Andrew Hessel, visionario bioinformático y profesor de Singularity University, sugirió en 2012 que pronto sería posible escribir y fabricar genomas humanos con impresoras de ADN. En junio de 2016, publicó con George Church y Jef Boeke el artículo seminal del proyecto GPwrite con el subtítulo “necesitamos tecnología y ética para la ingeniería de genomas”. Unos días después le invité a Navarra para que compartiera sus ideas con científicos en CIMA y con estudiantes de secundaria en el planetario de Pamplona, que se entusiasmaron hablando sobre iGEM, la programación de virus para curar el cáncer, la posibilidad de recuperar especies extintas o las aplicaciones de leer y escribir genomas en el espacio. Fue la primera conversación pública en Navarra sobre biología sintética.
GPwrite es un proyecto colaborativo internacional que propone desarrollar antes de 2030 el conocimiento y las tecnologías para diseñar, escribir, fabricar y probar cualquier genoma con total precisión, mínimo coste y máximas garantías éticas. Tiene ocho grupos de trabajo: implicaciones éticas, sociales y legales; tecnología e infraestructura; bioinformática; seguridad; estándares y control de calidad; propiedad intelectual; comunicación pública; y educación.
El primer organismo vivo con genoma artificial se creó hace solo diez años. Hace unos meses se fabricó la primera bacteria con genoma diseñado en un ordenador, y está a punto de completarse el primer genoma artificial en una célula eucariota como las de los vegetales y animales. Por otro lado, acaba de anunciarse el proyecto SMASH (almacenamiento molecular escalable) para crear archivos dos órdenes de magnitud más rápidos y fiables que los actuales, de modo que se podrán almacenar exabytes en pocos gramos de ADN durante miles de años. Pronto conseguiremos imitar a la naturaleza leyendo y escribiendo genomas con mucha rapidez y total precisión, sin apenas coste, como hacen todas las células vivas. Escribir genomas está creando una industria, cuyo valor ya supera al PIB de nuestra Comunidad foral y con inversiones privadas mayores que el presupuesto de nuestro gobierno.
Impulsada por la ciencia de datos, la automatización industrial y la transformación digital de la bioeconomía, la capacidad de escribir genomas catapultará la innovación y el emprendimiento disruptivo en salud, agroalimentación, informática, energía y materiales. También supondrá importantes riesgos incluyendo nuevas formas de terrorismo y el posible abuso de gobiernos y multinacionales si se les sigue permitiendo la acumulación de poder digital con plataformas de vigilancia y desinformación que vulneran la privacidad y libertad individual.
Navarra se está incorporando a la comunidad internacional GPwrite. Me he sumado al proyecto convencido de que se puede atraer financiación europea pública y privada, además de talento, para desarrollar el consorcio GPwrite-Spain y nuestro ecosistema de bioemprendimiento. Para conseguirlo es clave involucrar a profesionales de nuestras universidades, centros tecnológicos y empresas para que desarrollen conocimiento y tecnología atreviéndose a emprender. La ciudadanía debe tener la oportunidad de implicarse estableciendo valores sociales, límites éticos y prioridades políticas para liderar la necesaria transformación de nuestra legislación y el ecosistema de innovación. Así será posible aprovechar la capacidad de escribir genomas, minimizando riesgos y maximizando el bienestar, la equidad, la solidaridad y la justicia en nuestra sociedad.
Juanjo Rubio
Ingeniero biomédico
Impulsando iGEM, GPwrite y biología sintética desde Navarra