Los incendios que asolaron extensas áreas de Navarra a mediados de junio fueron el peor final posible para un semestre que se había ganado a pulso el calificativo de malo, especialmente entre los agricultores que, además de padecer junto al resto de la sociedad la inmisericorde subida de los precios de las materias primas y carburantes, sufrían las consecuencias de una sequía agravada por el calor.
“Está siendo muy complicado, nuestros inputs han subido de una manera increíble y en muy poco tiempo… Además, la presión fiscal es cada vez mayor“. Sí, pero también han subido los precios que se abonan a los agricultores por sus productos, alegamos. Asiente, pero hace una puntualización: “Es muy bueno para los cerealistas, pero no tanto para la ganadería”. Y pasa a la climatología. “Con la sequía y este calor la cosecha no ha sido buena, hay parcelas en las que no se van a cubrir los costes de producción“.
“Hay que cambiar esta política medioambiental, que nos ha llevado a un absoluto fracaso y ha hecho de los montes un polvorín”.
Y para colmo, los incendios. Cuando decimos a Félix Bariáin que alguno ha sido causado por la maquinaria agrícola, reacciona rápidamente. “Tenemos muy claro que no se puede acusar a los agricultores de ser los responsables, creo que la estadística dice que podemos serlo en un 4 % de los que hemos sufrido en Navarra. Nosotros solo compramos las máquinas, ¿eh? Es que igual había que hablar con quien la homologa sin que tenga sistemas antiincendios…”. De paso, recuerda que UAGN trabaja en un proyecto con la UPNA y el Servicio de Bomberos de Navarra para minimizar el riesgo durante la cosecha, “que dura un mes”. “No somos responsables de lo que ocurra en los once restantes. Hay que cambiar el modelo“, concluye con un gesto con el que parece defender que no queda más remedio.
Hace una pausa y comenta que, aunque siempre ha habido incendios, ahora son cada vez más virulentos. “Hay que estudiar por qué sucede así. Nosotros pedimos unas normas pactadas con el sector y, por supuesto, un cambio en esta política medioambiental que nos ha llevado a un absoluto fracaso“.
Añade que se ha sustituido la protección de los ecosistemas por el inmovilismo al “dejar que el medio ambiente siga su curso sin que se pueda intervenir de ninguna forma”. Y eso ha convertido los montes en “un polvorín”. “La frase más repetida este año en los pueblos es la de que “el día que esto empiece a arder, no habrá quien lo pare”. Es que no se puede entrar en los montes”. Pone como ejemplo que, con los incendios, se ha visto que “donde hay ganado el fuego se ha parado”. “Lo que hay que hacer es fomentar esa ganadería extensiva y que no salga el ministro de turno diciendo que la ganadería emite CO2. Le preguntaría a ese erudito señor ministro cuántas toneladas de CO2 han ido a la atmósfera con estos incendios”.
Félix Bariáin, como todo buen sindicalista, es reivindicativo: “El monte está abandonado, y eso se debe a que durante décadas se ha denostado la vida en los pueblos. No se han tomado medidas para fijar la población en el medio rural. UAGN presentó hace cinco o seis años una batería de medidas en ese sentido y no se ha hecho ni caso a ninguna de ellas. Parece que algunos piensan que se puede conseguir dando dinero para arreglar el tejado de la casa consistorial y no. Los pueblos se mantienen ayudando a las personas que viven en ellos, apoyando proyectos emprendedores. Aquí pagamos los mismos impuestos, pero no tenemos servicios. ¿Por qué? Porque suponemos muy pocos votos”.
“Me hubiera gustado jugar el fútbol y debutar en el Nou Camp, pero eso es para elegidos y yo no lo era”.
Él es la prueba de que se puede vivir en un pueblo. Sigue en su Eslava natal, de la que salía diariamente para estudiar, primero en Sangüesa y luego BUP y COU en Tafalla. Después se incorporó a la explotación familiar, dedicada a la agricultura y la ganadería y que le atraía desde pequeño. “Recuerdo que con cinco años me escapé a la viña y que, aunque era una locura porque no tenías la edad ni el permiso, a lo mejor te dejaban conducir el tractor por la pieza. ¡Te sentías…!”, evoca sustituyendo el final de la frase por una carcajada. Pero en cualquier caso trabajó desde muy joven, sobre todo en la cosecha. “Había que arrimar el hombro, así era la vida en el campo, y nos daban una paga para ir a fiestas de algún pueblo. Eso se ha perdido, era una cultura del trabajo en la que nos formamos los navarros de nuestra generación. ¡Ya me gustaría que ahora se inculcase ese espíritu desde algunos estamentos!”.
Viviendo en el pueblo, en una familia de agricultores y ganaderos, su futuro parecía estar escrito. ¿Le hubiese gustado dedicarse a otra cosa? “Bueno, por gustarme… jugar al fútbol y debutar en el Nou Camp. Pero eso es para elegidos y yo lo no era”, confiesa riéndose de nuevo. Explica que en la zona donde se encuentra Eslava, la baja montaña, siempre se ha vivido de la uva y del vino. “Tengo una espinita clavada desde que me instalé como agricultor, que ojalá algún día se cumpla: que los vinos que salen de estos viñedos, con un suelo y una climatología a los que se adapta perfectamente nuestra variedad (la garnacha), nos sitúen cada vez mejor en el mapa”.
SINDICALISTA, NO POLÍTICO
Félix Bariáin contrata personal para las labores de poda y mantenimiento del viñedo. Suponemos que, como sindicalista, tratará bien a los empleados, broma que acepta de buen grado y que le sirve para presumir de que algunas personas a quienes contrató hace quince o veinte años todavía lo visitan. “Lo hacen con cariño, y yo también los aprecio mucho. No sé cuánta gente habrá trabajado conmigo, desde luego mucha, y no he acabado mal con nadie. Esa imagen de explotadores es puntual, entre todos tenemos que erradicar esas prácticas allá donde se producen”.
Tampoco está de acuerdo con la etiqueta que liga a UAGN con determinadas siglas políticas. “Defiendo a todos por igual, agricultores y agricultoras, ganaderos y ganaderas. Mientras yo sea su presidente, a nadie se le va a preguntar si está afiliado a un partido. Aquí tiene cabida todo el mundo que quiera trabajar por la agricultura y la ganadería. Y no es que lo diga yo, lo demuestran los hechos”.
Ya, pero como lleva cinco legislaturas completas y la actual en el Ayuntamiento de Eslava… Pero reacciona rápidamente para manifestar que no se considera político “bajo ningún concepto”. “Ni tengo ni he tenido nunca una sigla detrás. Siempre digo que soy de Osasuna y del Barcelona. Si alguno quiere ver ahí alguna connotación política, que la vea… Ja, ja, ja”. Forma parte de la actual corporación, también fue concejal en la anterior legislatura, antes estuvo tres en la alcaldía y en la primera se estrenó como concejal. Mucho tiempo. ¿Hay algo de apego al sillón, de afán de notoriedad quizá? “”Ya me dirás… Lo único que te da esto es trabajo y complicaciones, si repito es porque no hay más gente”.
“Los pueblos se mueren sin que nadie haga nada, absolutamente nada, por ellos y por esa forma de vivir. Eso duele”.
Asegura que nunca ha tenido la tentación de dar el salto al Parlamento, y mucho menos a instituciones como el Congreso. “Entiendo y respeto a los que están ahí y creo que actúan con la mejor de las intenciones”, señala conciliador, aunque acto seguido vuelve al perfil sindicalista. “Pero no suelen dejarse aconsejar, por ejemplo, en temas que nos afectan como el despoblamiento, la agricultura o la ganadería. Está clarísimo que lo que pesan son los votos y por desgracia en el mundo rural hay poquitos”, insiste. También incide en que lo suyo es la defensa de los profesionales agrarios. “Tiene sus momentos difíciles, pero también resulta muy gratificante luchar por lo que es tuyo y en lo que crees a pies juntillas”.
Siendo alcalde accedió a la junta ejecutiva de UAGN. “Hasta que ya no me daba la vida y era imposible cuadrar los horarios”. Así que pasó a ser concejal. Además, desde 2010 es vicepresidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA), lo que le permite acceder “a la gente que diseña la política a nivel nacional e internacional”. Una experiencia que en ocasiones le “desespera un poco” porque “se toman decisiones que no son las que deberían ser”. Lo atribuye al “desapego” de los políticos hacia la vida en los pueblos: “Lo que hace falta es que, entre todos, y ahí también apelo a vosotros, a los medios de comunicación, demos una imagen de un sector moderno que además es un pilar fundamental de la economía navarra y para la salida de esta crisis. Vamos a cuidar lo que tenemos para no tener que depender de terceros países para alimentarnos, porque ya vemos cómo nos está yendo con la guerra de Ucrania. No es lo mismo que la dependencia de los microchips o de piezas para la lavadora”.
PUÑETAZO EN LA MESA
En su discurso alterna el tono reivindicativo con el conciliador. ¿Para ser sindicalista es una condición necesaria tener un carácter fuerte? “Pues… no sé. Ja, ja, ja. Cada uno es de una madre. Yo igual tengo ese carácter un poco más beligerante, me sale cuando me acusan sin razón de ciertas cosas o si se opina desde la ciudad sobre la actividad agrícola y ganadera sin conocerla… A veces tengo que pegar un puñetazo en la mesa porque, a la hora de legislar, lo primero debería ser sentarse a hablar con los agentes que están en el territorio”. También lo muestra al ver cómo pasa el tiempo “mientras los pueblos se mueren sin que nadie haga nada, absolutamente nada, por ellos y por esa forma de vivir”. “Eso duele”, remata.
“El ejemplo de solidaridad que han dado los agricultores durante los incendios no se da en ningún otro sector”.
Con una sonrisa triste, resalta que este problema se arrastra desde hace décadas. “Cualquiera que repase las ruedas de prensa de UAGN de hace treinta años verá que lo que decimos ahora es prácticamente lo mismo“. Aunque vislumbra un rayo de esperanza en la Ley de la Cadena. “Si se consigue que ningún eslabón pierda dinero con respecto al anterior, se habrá dado un paso importante”. No solucionará, sin embargo, problemas que atribuye al desapego del que hablaba antes, como la ausencia de infraestructuras en el medio rural o la falta de impulso a los proyectos que surgen de los pueblos. Por eso tienen que apoyarse entre ellos, como se puso de manifiesto durante los incendios: “El agricultor que estuvo todo el día con el tractor gastó un depósito de gasoil, 300 o 400 litros al precio que está. Y nadie quiere cobrar eso porque lo hizo para defender su pueblo y por ayudar al compañero, al amigo, a salvar su cosecha. Ese ejemplo de solidaridad no se da en ningún otro sector. Sabemos que no nos van a colgar medallas, pero que tampoco nos ahorquen por ese pequeño porcentaje de incendios causados por cosechadoras o empacadoras”.
A pesar de tantos sinsabores, a Félix Bariáin le gustaría que su hija, Uxue, se dedicara a la agricultura o a alguna actividad relacionada con el sector. “Pero que se forme para ser lo que ella considere más conveniente. Lo que tenemos que hacer entre todos es crear una sociedad que acoja a nuestros jóvenes y no tengan que irse al extranjero porque tengan acceso a trabajos bien remunerados, reteniendo ese talento en la economía y la investigación navarras. Si es algo bueno para todos, vamos a apoyarlo entre todos. Si es bueno, da igual la etiqueta que tenga, sea la de Bildu o la del Partido Popular. Tenemos que dejarles una sociedad que no esté tan polarizada políticamente. Se trata de sumar y construir“.
Nos vamos, pero no queremos hacerlo sin que nos satisfaga una curiosidad. En su perfil de WhatsApp tiene la fotografía de un futbolista del Barcelona. ¿De verdad es tan culé? “Disfruto muchísimo viendo al Barça, aunque últimamente no podemos hablar muy alto, y también con Osasuna”. Y el jugador, ¿quién es? “Pedri. Antes tenía a Messi, pero a rey muerto rey puesto. Ja, ja, ja”.