El origen de las gemas dentales se remonta hasta la antigua cultura maya, en la que los habitantes de la civilización mesoamericana perforaban sus dientes para incrustar piedras preciosas como turquesas y jades usando resinas como adhesivos. Esta demostración de estatus social se perdió en el tiempo, hasta que en la década de los ochenta resurgió en la sonrisa de las celebridades norteamericanas a modo de «grillz» (fundas metálicas recubiertas de oro, plata o diamantes). Años después, esta tendencia traspasó océanos y se transformó en las gemas dentales, que hoy en día lucen artistas como Rosalía, Katy Perry o Miley Cyrus.
Marina Suárez: «Es superimportante tener conocimientos sobre el tema, ya que se puede estropear el esmalte si se comete algún error»
Esta tendencia también se ha abierto camino en Navarra, donde una decena de personas ofrece el servicio. Marina Suárez nació en Murcia, pero en 2022 se trasladó a Pamplona tras vivir en Bilbao. Después de formarse en esta técnica, comenzó a colocar gemas hace más de un año y, a sus 23 años, ya cuenta con 300 trabajos a sus espaldas.
La joven explica a Navarra Capital el proceso de esta nueva moda. Tras una evaluación y asesoría previa con los clientes, necesaria para determinar el tipo de gemas y la ubicación más adecuada para cada persona, lo más importante es que el diente esté sano, ya que los materiales utilizados, como el composite, «tienen una vida útil más corta en dientes con problemas, carillas, reconstrucciones o infecciones».
Con un tipodonto en la mano, describe que primero se aplica el tratamiento del esmalte con un ácido fosfórico llamado Etching Gel. Es vital que este producto no se deje actuar más de treinta segundos «para evitar daños en la pieza». Después de retirarlo, se usa un adhesivo universal haciendo círculos durante veinte segundos y se seca con una lámpara de fotocurado diez segundos antes de colocar el composite: «Es superimportante tener conocimientos sobre el tema, ya que se puede estropear el esmalte si se comete algún error. Es crucial retirar muy bien los productos con agua para frenar su actuación una vez terminado». El procedimiento completo dura menos de diez minutos.
También es imprescindible «emplear adhesivos homologados, similares a los usados para colocar brackets y empastes». El siguiente paso es la colocación de la gema sobre el diente, para lo cual se presiona con el fin de garantizar la correcta unión con el diente: «Es fundamental la selección del tamaño para cada pieza dental, lo que implica un análisis cuidadoso con el fin de evitar molestias al cliente».
Y, antes de cada trabajo, la persona interesada debe firmar un consentimiento. «Si después se cae la gema sola, puede quedar un poquito de adhesivo. O puede suceder que el cliente desee quitársela en un momento dado. En ambos casos interviene el odontólogo, no nosotras», aclara ante las críticas que este tipo de productos genera entre los dentistas.
DURACIÓN Y TIPOS
Las gemas dentales son semipermanentes y duran entre dos meses y un año, dependiendo tanto del cuidado posterior como del estado del esmalte dental. Según Suárez, ciertos hábitos como comer alimentos que requieran mucho esfuerzo para morder, el uso de cepillos eléctricos, fumar, el consumo excesivo de café o la acidez de la saliva pueden propiciar que se despeguen.
En esta línea, y tras la experiencia acumulada, la murciana asegura que las piedras preciosas y las de Swarovski son las más cotizadas, aunque también están comenzando a popularizarse las gemas de acrílico. Sin embargo, sugiere precaución ante este último tipo debido a que algunas pueden contener plomo o níquel. «He estado mucho tiempo investigando dónde comprarlas, ya que incluso he caído en alguna estafa. Siempre es recomendable pedir certificados de la pieza al vendedor», puntualiza. Las opciones son diversas: desde formas más sencillas hasta diseños más complejos como mariposas que se colocan en los colmillos e incisivos laterales, cerezas, corazones, cruces u olas.
Los precios de las más demandadas por el cliente tipo pueden oscilar entre los 30 y los 200 euros, pero las hay más caras, normalmente diseñadas en oro y/o con joyas. «Al ser más exclusivas, ofrezco las de oro bajo encargo y personalizadas, según la petición de los clientes», concreta.
UNA MEJORA ESTÉTICA
En este sector, la comodidad y la estética son claves. Muchas personas ven esta tendencia como una alternativa para cubrir dientes que no son de su agrado o para dar un toque especial a su sonrisa. «Lo que más me gusta de este trabajo es, precisamente, que la gente sale sonriendo. Como alguien que también ha lidiado con complejos dentales, resulta gratificante ver cómo las personas ganan confianza a través de esta técnica. Siempre les propongo que, si tienen un diente que no les gusta, ese sea el elegido, ya que es la forma de transformar su percepción», sostiene mostrando sus numerosas piedras de colores.
Lucía Lozares: «Estoy segura de que seguirá creciendo, ya que muchas influencers y celebridades han comenzado a usarlas»
La pamplonesa Lucía Lozares, de 21 años, aterrizó en el negocio en noviembre de 2023. Al igual que Marina, realizó una formación online para poder ofrecer este servicio, que compagina con el de manicurista. «Muchas personas temen que este procedimiento pueda dañar el esmalte de los dientes o que se realicen agujeros, pero no es así. Sin embargo, el composite utilizado para adherirlas puede mancharse debido a ciertos hábitos como fumar o beber mucho café. A pesar de esto, cuando las gemas se retiran correctamente, los dientes quedan intactos», defiende.
EXPANSIÓN NACIONAL
En los últimos años, las gemas dentales han ganado popularidad en España, especialmente en ciudades como Madrid y Barcelona. Todo ello mientras el número de profesionales va en aumento. La mayoría son mujeres jóvenes que se dedican a otros servicios relacionados como los tatuajes, la manicura o los piercings. Lo mismo sucede con los clientes, aunque poco a poco también están sumándose hombres. De hecho, algunos se decantan por varios sets de gemas en lugar de una sola. «Las personas de 40 y 50 años también se sienten muy atraídas por esta moda, ya que les recuerda a su juventud en los años 2000, cuando también resurgió esta tendencia», añade Suárez.
Lozares sitúa el boom en Navarra a partir de diciembre de 2023, cuando su popularidad aumentó de forma considerable: «Estoy segura de que seguirá creciendo, ya que muchas influencers y celebridades han comenzado a usarlas. A lo largo de este año he notado que las personas optan por diseños más extravagantes, como cubrir toda la boca con gemas de colores brillantes».
LA REGULACIÓN
Según ambas profesionales, la actividad de colocar gemas dentales «no está regulada como tal» en España. Pero inciden en la importancia de formarse «por responsabilidad y para evitar posibles daños a los clientes». Así, Lozares advierte de que existen personas que comercializan kits para colocarse las gemas en casa sin contar con ningún tipo de preparación. Y eso, sin duda, «es peligroso»: «Hay mucha gente, por ejemplo, que vende piezas e incluye pegamento para uñas. Es malísimo y nocivo, por lo que lo mejor es aprender antes de ejercer». «Yo, por ejemplo, tengo a mi dentista contentísimo. Siempre me dice que hago unas aplicaciones muy limpias, pero es cierto que hay quienes están en contra. Puedo llegar a entender el enfado, ya que hay personas que no consiguen buenos resultados. Considero que tendría que regularizarse porque es una práctica que, con la debida preparación, es accesible. Y así, además, nosotras podríamos trabajar más tranquilas. A nivel legal no pueden reprocharnos nada, pero creo que ayudaría para dejar claro que existen profesionales con los conocimientos necesarios”, apostilla Suárez.
Precisamente, algunos colegios de odontólogos como los de Canarias mostraron su rechazo el año pasado ante esta tendencia. Por un lado, incidieron en que «la intervención de cualquier acto o tratamiento en la boca de una persona, sea con finalidad estética o por motivos de salud, está exclusivamente reservada a los dentistas y cirujanos maxilofaciales». «Además de los profesionales mencionados, también pueden actuar en la boca del paciente quienes cuenten con la titulación de Técnico Superior en Higiene Bucodental, conocidos como higienistas, a los que se les reconoce unas funciones limitadas y siempre bajo la supervisión de un dentista. No existe ningún otro profesional que tenga competencias. Toda intervención por personas no cualificadas está tipificada como delito de intrusismo en el artículo 403 del Código Penal», resaltaron.
A su juicio, en este tipo de tratamientos «pueden presentarse complicaciones inesperadas, que podrán ser resueltas por un profesional sanitario en un establecimiento sanitario autorizado, difícilmente en otro sin ningún control». Al mismo tiempo, remarcaron que este tipo de piezas «incrementa el riesgo de sufrir caries o fracturas dentales por masticación, desgaste de material dentario, mal aliento por acumulación de placa o incremento de la sensibilidad dental». «Estas actividades deberían estar controladas por la Administración sanitaria», remataron.