Leche fresca de oveja del Pirineo navarro, exquisita y tersa cuajada atesorada en recipientes de terracota. De los frescos y verdes prados y las frondosas montañas de la bella Ultzama, el matrimonio Saralegui creaba a finales de los años 50 un producto que empezaba a tener mucho éxito en los restaurantes de Pamplona. Era la cuajada tradicional en su envase individual de barro. La pareja quería ponerle una marca que recordara a “cosas deliciosas” y lo llamaron Goxua, que significa delicioso en euskera. Entonces ellos no lo sabían, pero acababan de escribir la primera página de una historia que ahora cumple 60 años y que ha estado marcada por dulces momentos dignos de ser recordados.
Logros como la creación de la cuajada tradicional de oveja en un envase individual de barro, su producto estrella. Un postre natural, sano y exquisito que recuerda a esos prados del norte navarro cada vez que son degustados por nuestro paladar. O el desarrollo de una completa gama de postres y yogures elaborados con los tres tipos de leche oveja, cabra y vaca que habitan los bosques de hayas y robles de la montaña navarra.
Seis décadas de un proyecto familiar que nació y creció en el valle de Ultzama y que, gracias al compromiso y al trabajo de quienes ayer y hoy forman parte de Goshua, ha logrado evolucionar manteniéndose fiel a sus valores: tradición, frescura y autenticidad.
La leche fresca del Pirineo ha sido siempre la clave del sabor y la autenticidad de Goshua.
La leche fresca del Pirineo ha sido siempre la clave del sabor y la autenticidad de Goshua. Con una amplia gama de postres y yogures premium, la marca navarra tiene en la cuajada de leche de oveja y el arroz con leche sus postres más emblemáticos.
Elaborada con leche fresca de oveja del Pirineo, la cuajada Goshua se sirve en su icónico tarro de terracota. Natural, suave en su sabor y terso en su textura, cuenta con grandes propiedades nutricionales y es muy digestiva. Goshua ha alcanzado el liderazgo nacional de la cuajada de oveja, que se traduce en más de cuatro millones de tarros al año.
Junto a ella, otra receta de toda la vida es la que se sitúa en lo más alto. El arroz con leche, que hace unos meses presentó su receta mejorada, es un referente premium en el mercado. En su elaboración se emplea leche fresca de vaca y una nueva variedad de arroz redondo que tiene como resultado un postre perfectamente ligado, suave y con los matices inconfundibles que le otorgan el limón y la canela.
Hoy por hoy, ambos postres cuentan con su versión 0 % para aquellos que quieren cuidarse sin renunciar a la calidad, el sabor y la textura que ofrecen estas recetas.
EL TARRO SE VISTE DE GALA
El tarro, de terracota o de vidrio, siempre ha sido un símbolo para Goshua. Tradicional y sostenible, forma parte de su filosofía desde el principio de los tiempos. Más que un recipiente, es la mejor manera de conservar intactos el aroma, el sabor y la textura de cada una de sus recetas. Además, forma parte de la experiencia de disfrutar de un momento dulce que no deja nada al azar.
Por eso, el tarro es protagonista de este 60º aniversario. Goshua ha escogido los cinco postres que presenta en tarro de barro y los ha vestido para la ocasión. La cuajada, el arroz con leche, las natillas de huevo y vainilla, las natillas de huevo y caramelo y la crema de chocolate belga estrenan packaging, con un atractivo diseño que pone en valor las seis décadas de dedicación que se esconden en cada uno de los tarros.
Más allá del simbolismo, los postres seleccionados incluyen premios en su interior, para agradecer a los consumidores su confianza y su fidelidad a la marca. Hoy en Goshua trabajan casi 60 personas, más comprometidas que nunca con la calidad y el buen hacer. Calidad que ha sido respaldada por la reciente obtención de las máximas calificaciones de las normas internacionales BRC e IFS: toda una garantía para quienes disfrutan de sus productos.
Tradición en cada detalle, en cada ingrediente, en cada paso de elaboración… Tradición en cada cucharada que funde la naturaleza y la exquisitez de lo dulce junto al respeto y la añoranza del pasado. Son sabores de siempre, de calma, de placer.