Situado en pleno centro de Pamplona, en un rincón de La Ciudadela a escasos metros de la estación de autobuses, nos encontramos con un lugar sorprendente, una inmersión en la India que es al mismo tiempo propuesta de ocio y gastronomía. Indara Club debe su nombre al dios hinduista de la guerra y el trueno Indra, un nombre perfecto según sus impulsores, ya que tienen toda la intención de “dar guerra en Pamplona” en el mejor de los sentidos.
Y es que Indara ha encontrado su propio espacio. Es un lugar de ocio diferente que propone en un único sitio vivir diferentes experiencias, algo que hasta ahora no era posible en la capital navarra. Este es el objetivo de sus propietarios, el motor que les hace trabajara cada día es que el cliente que baje las escaleras y traspase las puertas de Indara “pueda vivir sensaciones que van desde la gastronomía y la coctelería, hasta la música más tranquila, los conciertos, el baile, los eventos para empresa o particulares, las cenas temáticas o con espectáculo de tintes burlescos, de cabaret, mexicanas… y conforme va avanzando la hora se puede terminar en una discoteca”. El objetivo de Indara es dirigirse a un público diferente, que cuando llegan ciertas horas de la tarde noche quiera tomarse una copa en un sitio tranquilo en sintonía y con movimiento.
Y en este proyecto es fundamental la figura de Iñaki Andradas, asesor gastronómico de Indara, embarcado en este proyecto con su colaborador Luken Vigo. “Trabajo con ellos porque vi muy claro un proyecto diferente, vi personas que tienen una manera diferente de ver el ocio, y eso en Pamplona no existía”. Tienen otro concepto, además de contar entre sus socios con unos “cracks de la programación musical”. “Al final hacen una cocteletera, nunca mejor dicho por los cócteles que preparan, muy interesante para el ocio de esta ciudad”, explica Andradas. Este concepto de “ir un punto más allá” captó la atención de Iñaki Andradas en seguida y decidieron entre todos hacer una especie de “Indara fusión” en la que tiene cabida la gastronomía de cualquier país del mundo, india, peruana, thai… maridado con cócteles y gin tonics. Margarita, Gin Fizz, cualquiera de la familia Sours, o el exclusivo Desperado y Ahogado; estos son algunos de los que prepara al momento John Núñez, coctelero de Indara.
Desde el otro lado, a la pregunta de “por qué Iñaki”, los propietarios de Indara lo tienen claro: “creemos que este espacio de ocio en el que queremos vivir tantas experiencias y sentir tantas cosas no podía faltar un espacio de restauración: llegas a un local en el que va pasando el tiempo a la vez que se aparecen diferentes propuestas”. El cliente puede empezar tomando un café o un té a las cinco y media de la tarde, y puede llegar conforme pasa la tarde a fusionar la coctelería con la restauración, y ¿por qué no? amenizado con una buena música.
Así mismo, gracias a su creatividad, Iñaki Andradas es capaz de sorprender al comensal ‘más viajado’ con una carta en la que se introducen nuevas propuestas de comida fusión cada tres meses, que tanto casa con la filosofía de Indara: proponer un viaje por la comida internacional. De miércoles a domingo, de 19h a 23,30h, Gastro Indara propone rutas por diferentes países del mundo, siempre con un toque thai.
CALIDEZ DE SENSACIONES
Desde el momento en que se traspasa la puerta, la cálida decoración protagonizada por la madera y el aroma a incienso invita a vivir sensaciones. Y todo está cuidado al detalle. No en vano es el resultado de una idea muy personal de sus fundadores, que buscaban una decoración “atemporal capaz de perdurar en el tiempo” pero que al mismo tiempo fuera capaz de permitir al cliente “vivir sensaciones”. Y esto lo han conseguido con un ambiente étnico hinduista y la calidez que da la madera. “Intentamos que cuando entres notes unas sensaciones más que visuales”, remarcan desde Indara.
Participan todos los sentidos, la vista, el olfato, el oído y el tacto. Cuando entras en la sala ya se nota el aroma a incienso. El mobiliario no es attrezzo, es real, traído de India y Turquía, seleccionado y almacenado personalmente desde hace años por sus propietarios. Algunas piezas han sido compradas a importadores, pero otras de se han encargado tallar a artesanos de la madera de diferentes religiones en India, las lámparas de vidrio están hechas a mano en Turquía… No hay que olvidar que se trata de un proyecto que está en la cabeza de sus fundadores desde hace más de 6 años, que ha ido creciendo hasta materializarse en la sala Indara.
Y es que la experiencia es un grado, ya que Indara lo forma un equipo que cuenta con más de 30 años de dedicación a la hostelería y más de 15 años en la programación de conciertos. De hecho, en la actualidad están trabajando en un calendario para que siempre haya alguna actividad que le da ese plus a tomarse un cóctel, para que la gente pueda disfrutar de música en directo, incluso de jazz, también entre semana, o con una cena temática amenizada con música. “Trabajamos todos los días para incluir contenido musical, porque Indara quiere activar todos los sentidos desde el mismo momento en el que se entra y disfrutar de todos ellos: vista, olfato, tacto, gusto y oído”, insisten.
PARA EMPRESAS
En cuanto a las reuniones o presentaciones de empresa, la sala Indara está muy bien preparada en todos los sentidos, también a nivel técnico. Con una capacidad para acoger a unas 150 personas, la compañía puede decantarse por una comida a medida que Iñaki Andradas y Luken Vigo harán realidad en la mesa, incluso aunque se decanten por algo más tradicional. Y la personalización llega incluso a la música o a cualquier actuación, programada a medida.
Pero la propuesta de Indara va más allá. Cualquier particular puede contar con la sala Indara, Desde un grupo musical para que vayan amigos a verle tocar y disfrutar, hasta un espacio de encuentro para fiestas de boda, incluso con temática ibicenca… cualquier cosa que proponga la imaginación puede convertirse en realidad en Indara.
Una ventaja más, la ubicación. Céntrica, cercana a la estación de autobuses y con dos aparcamientos públicos a escasos metros. Parece que no hay excusas para atreverse con la propuesta gastrofusión de Indara y Andradas.