Inquieta, curiosa e introvertida. Así se define Elena Hernáez, la yogui de 44 años que marca tendencia en Instagram bajo el nombre de ‘Jelen Yoga’. Nacida en Irún pero afincada desde 1996 en Pamplona, combina su amor por esta disciplina con su trabajo de fin de semana en el Centro de Día San José. Pero, ahora, se encuentra a punto de dar un gran salto: el mes que viene abrirá su propio centro de yoga en el barrio de Mendillorri.
¿Cómo desembarcó en el yoga? En el pasado, comenzó a sufrir episodios de ansiedad por distintos motivos personales. «Eso me producía una sensación catastrófica, como si me fuera a morir. He terminado en urgencias porque pensaba que me daba un infarto. Pero es irreal, mi mente creaba esa percepción», rememora para Capital Sport.
«El yoga te va transformando psíquica, emocional y mentalmente. Te ayuda mucho a enfocarte, a encontrar el equilibrio y la calma. Es un bálsamo para la vida»
El yoga se convirtió en su salvavidas. Comenzó a practicarlo hace siete años por recomendación de algunas personas cercanas. Y así, esta emprendedora e influencer (suma más de 20.000 en Instagram) conectó con su interior, se sintió «diferente» y comenzó a experimentar cambios importantes.
«Tienes que parar y controlar tu mente. El yoga te va transformándote psíquica, emocional y mentalmente. Te ayuda mucho a enfocarte, a encontrar el equilibrio y la calma. Es un bálsamo para la vida», sostiene convencida.
Hernáez siempre experimentado una sensibilidad especial por ayudar a los demás. Quizás fue precisamente eso lo que la empujó a matricularse en un grado de Enfermería. No lo acabó, pero varios años más tarde volvió a estudiar, esta vez para convertirse en auxiliar de enfermería. Tras superar unas oposiciones, comenzó a trabajar en el Centro de Día San José. Y, precisamente, a pesar de que en la entidad se focalizan más en el trabajo físico con las personas usuarias, trata de extrapolar lo aprendido gracias al yoga: «Es algo que llevas en ti todo el día, una forma de comportarte con los demás, de respeto».
ANTIRREDES HASTA 2018
Durante mucho tiempo, rechazó las redes sociales. Hasta que, en 2018, comenzó a comprender las oportunidades que le ofrecían en relación con el yoga y decidió lanzarse a crear contenidos de calidad sobre la disciplina para Instagram, donde publica gran cantidad de fotos y vídeos inspiradores, con un claro componente artístico, reflexiones vitales muy profundas y ubicaciones singulares. «Es un escaparate donde muestro quién soy, qué hago, donde puedo conectar con la gente», detalla.
Con su irrupción en las redes sociales, emergió otra nueva faceta profesional: el modelaje. Cuando era más joven, ya había participado en desfiles de peluquería. Pero, en la actualidad, numerosos fotógrafos de España contactan con ella para colaborar de forma gratuita.
Hernáez prefiere impartir clases de carácter presencial para evitar que sus alumnos se lesionen.
Para monetizar su cuenta, además, colabora con distintas marcas que le ofrecen lotes de productos y un código de descuento. De esta forma, obtiene una comisión por las compras realizadas con dicha clave. Firmas de esterillas, ropa o cosméticos son algunas de las que han apostado por ella. Pero no solo obtiene un beneficio económico, sino que también le permite crecer en la red y ganar «viralidad».
UN NUEVO CENTRO DIVERSO
A raíz del éxito que fue cosechando en Instagram, empezó a sentir la necesidad de dar un paso más y contar con su propio centro. Durante varios años, había trabajado en otras escuelas o había alquilado salas, pero no encontraba la estabilidad que deseaba. Así, poco a poco, ideó la puesta en marcha de Inspira tu vida by Jelen Yoga, situado en Mendillorri, que le ha conllevado una inversión cercana a los 6.000 euros y que abrirá sus puertas el próximo 2 de octubre. Para ahorrar gastos, tanto ella como su padre trabajaron con ahínco en la adecuación del local.
El centro albergará clases de diversas modalidades de yoga: hatha yoga o yoga clásico, vinyasa yoga, yin yoga, yoga fit… Además, prevé contar con el apoyo de tres compañeros, que impartirán yoga prenatal y danza integral. «Todo este trabajo va en consonancia con los tres ases de esta disciplina: la conciencia corporal, el movimiento y la conexión con uno mismo», apostilla la emprendedora.
La mayoría de las sesiones tendrán lugar por las tardes, cuando «hay más demanda», aunque también organizará talleres y actividades complementarias los viernes y fines de semana: «Este tipo de cosas da pie a conocernos más entre nosotros. Está bien, genera más vínculo».
Lo que tiene claro es que no cree en las clases online. Para ella, supervisar a los alumnos es clave. «No puedo corregir las posturas en remoto, de modo que se pueden hacer daño. Para trabajar online, debe de ser con gente que tenga mucha práctica y conocimiento tanto del yoga como de su cuerpo», defiende.
