Varios campos agrícolas se extienden hasta el horizonte a ambos lados de la carretera que se adentra en Zabal, una pequeña localidad del valle de Yerri con apenas setenta habitantes. Allí, justo enfrente de la iglesia de San Clemente (s. XVI), concretamente en la planta baja del hogar familiar, Jesús y Amaia Prieto tienen el taller Baku Barrikupel.

El proyecto empresarial de este padre y su hija, que más bien es «un estilo de vida», se basa en diseñar y crear lámparas «únicas y sostenibles» con la madera de roble que recuperan de las barricas de vino. Un proyecto común que empezó a forjarse cuando ella era aún una niña. Porque, a sus 24 años, Amaia confiesa que siempre había admirado la labor de su padre como ebanista, al que a menudo acompañaba al trabajo. «Pasaba horas en el taller mirando cómo curraba. Siempre le ha gustado», recuerda Jesús.

Amaia Prieto: «Las sales del vino y el color que dejan estas en la madera es diferente. El propio material te guía y, de esta forma, conseguimos piezas únicas»

La joven ha encaminado su futuro arraigada a sus orígenes. Por recomendación de su padre, su vena artística, «funcional y cuadriculada», le llevó a estudiar el grado de Diseño de Producto en la Escuela Superior de Diseño de La Rioja. Y tan solo le hizo falta un mes para darse cuenta de que era su pasión.

Amaia ha aunado el mundo del diseño con el oficio de su padre. Mientras estaba de Erasmus en una escuela de arte de Polonia, ya comenzaron a planear un proyecto juntos. «Mi padre me envió una foto de un experimento que había hecho con la madera de unas kupelas y supimos que ese era el camino que debíamos seguir. Cuando volví, nos pusimos manos a la obra. Creamos algo diferente y tratamos de encontrar un estilo propio. Y lo hemos conseguido», constata la diseñadora. Es más, su Trabajo de Fin de Grado se centró en una caja de vino que se convertía en lámpara, dando inicio así a lo que después sería el taller.

Amaia estudió el grado de Diseño de Producto tras haberse empapado del trabajo de su padre como ebanista.

@valores_top 💡 #ValoresTOP | Jesús y Amaia Prieto alumbran una tercera vida para las barricas de vino. Son padre e hija y, desde 2020, socios de #BakuBarrikupel. Un taller creado en #Zabal (valle de #Yerri), donde diseñan #lámparas únicas con la #madera de #roble que recuperan de #barricas de #vino desechadas. De cara al futuro, planean adentrarse en el diseño de mobiliario, ofrecer sus productos en plataformas especializadas e internacionalizarse. Lógico teniendo en cuenta que el año pasado ganaron un premio en el Congreso Nacional de #MedioAmbiente y que están nominados en los Green Product Award 2023. #NavCapital #PadreEHija #emprendedores #emprendimiento #emprendedor #emprendedora #emprendedorascreativas #internacionalización #Workshop #MusicSession #arte #artesanía #artesanal #artesanos #ecodesign #ecofriendly #rural #upcycling #reutilizar #reuse #kupela #ekintzaileak #navarra #nafarroa #visitasguiadas #diseñosostenible #greenproduct #AmaiaPrieto #JesúsPrieto ♬ Calm Down – Rema

Así, en 2020, nació Baku Barrikupel, aunque Jesús ya llevaba cerca de diez años estudiando el proyecto porque consideraba que muchas bodegas desperdiciaban el roble de sus barricas. «Para mí era como como tirar oro a la basura. De carpintero yo no he tenido acceso a este roble. La madera de las barricas es la mejor y lo que primero se llevan los toneleros en las subastas. Resulta muy costosa y, una vez ha guardado el vino, se suelen desechar», apunta.

El padre de Amaia conoce bien el mundo de la ebanistería. De hecho, acumula más de treinta años de experiencia: «Aprendí la tradición del roble viejo en Estella. Y trabajé como autónomo hasta que llegaron grandes firmas como Ikea, Leroy Merlin… Entonces, la clientela fue disminuyendo». Después comenzó a regentar una tienda de enmarcación en la ciudad del Ega, pero la competencia seguía siendo muy alta. De ahí que, junto a su hija, buscara adentrarse en un proyecto de autor, diferencial.

Tras explorar a fondo cómo trabajar este material, Jesús ha creado herramientas específicas para lidiar, por ejemplo, con la curva de las barricas. «Con su ingenio, mi padre ha cambiado la forma de esculpir que sigue un carpintero al uso», se enorgullece su hija.  Tanto es así que su metodología les lleva a diseñar piezas únicas por encargo. «Las sales del vino y el color que dejan estas es diferente. El propio material te guía», especifica la joven.

Mientras Jesús ultima un pedido de veinticinco lámparas, Amaia confiesa que por el momento es pluriempleada. En concreto, compagina su labor como diseñadora con la de monitora de tiempo libre en el comedor de un colegio cercano y el estudio de un máster en diseño sostenible. Eso sí, confía en poder dedicarse pronto por completo al taller o en compaginar el negocio familiar con la docencia. «Terminaré fomentando esto en algún sitio, no sé si en un colegio o en una universidad, pero creo puede ser mi camino», augura. Una vocación que ya cultiva durante las visitas que organizan al taller. «Han venido familias, jóvenes, mayores… Todos han salido contentos», presume su padre.

UN PROYECTO DE ECONOMÍA CIRCULAR

«Estamos en continuo cambio, intentando conseguir la mayor optimización del material, buscando la mejor forma de trabajar», asiente Amaia. En un contexto como el actual, donde el coste de numerosas materias primas se ha disparado, la empresa ha dado forma a una propuesta de valor claramente alternativa, que otorga una tercera vida a este tipo de madera (el árbol, según detallan, le confiere la primera; la barrica, la segunda). Sus fundadores consiguen las barricas a través de un tonelero y las aprovechan al máximo, ya que con el material sobrante fabrican artículos para hostelería como abrebotellas o tablas de cortar.

«Hemos nacido como una empresa circular, no tenemos que hacer ningún esfuerzo para cumplir la normativa. No generamos casi residuos. Nos hacemos cargo de los nuestros y de los de otros. Al final, la artesanía hace que la producción sea mucho más limpia, que es a lo que está volviendo mucha gente», remarca Jesús.

Ebanista y carpintero, Jesús suma más de treinta años de experiencia a sus espaldas.

Pero los Prieto, que por ahora trabajan directamente con el cliente final, aspiran a seguir creciendo. Y ya planean dar un nuevo salto para adentrarse en el diseño de mobiliario, ofrecer sus productos en plataformas especializadas e internacionalizarse. Lógico teniendo en cuenta que el año pasado ganaron el premio popular de ecodiseño en el Congreso Nacional de Medio Ambiente y que, en estos momentos, están nominados en los Green Product Award 2023. Un concurso internacional que cuenta con más de 1.360 participantes procedentes de 40 países.

Padre e hija comienzan a recoger los frutos de un negocio que pronto contará con una tercera persona. Su objetivo es sumar a alguien que se involucre en el proyecto y que, a futuro, pueda ser socio de Amaia. A sus 62 años, Jesús espera jubilarse pronto, aunque «seguirá trabajando siempre que pueda porque le encanta».

LA MÚSICA

Además del oficio, padre e hija comparten su pasión por la música. Tanto es así que decidieron crear Baku Workshop Music Session, una iniciativa con la que quieren contribuir a la lucha contra la despoblación. «Son conciertos privados, que realizamos en el taller junto a otros emprendedores de la zona. De esta forma, cultivamos una red y nos damos a conocer entre todos. Nos hemos dado cuenta de que se puede animar a otras personas a implantar su negocio en un pueblo en vez de en un polígono», sostiene el artesano.