Al comenzar la entrevista le decimos a José Antonio Sarría que apenas hemos encontrado información biográfica en internet y le preguntamos si es una persona reservada. Nos responde en primer lugar que, efectivamente, lo es, “y en segundo lugar lo que interesa a la gente es la función más pública, no lo personal”. No es un buen comienzo teniendo en cuenta que en las Entrevistas de Trabajo tratamos de reflejar aspectos de la personalidad de nuestro interlocutor, pero nos atrevemos a pedirle que nos cuente algo de su vida.
“Nací en Málaga, en una familia de origen navarro, porque mi padre era consignatario de barcos y tenía una agencia de aduanas. Estudie en el Colegio de los Agustinos de El Escorial y después Ciencias Químicas en la Universidad Complutense de Madrid. Luego ya me vine para aquí, empecé a trabajar en San Sebastián y después en Navarra”. Punto. ¿Y qué edad tiene? “No, eso no lo digo”. Visto lo visto, optamos por no seguir por ese camino.
Así que pasamos al currículum profesional, tan largo que tiene que hacer esfuerzos para ir recordando los puestos por los que ha pasado. “He sido director general del Grupo Navarro de Electrodomésticos, Super Ser, Agni, Corcho, Crolls, me correspondió su reconversión y después hice otras en diferentes compañías, en Luzuriaga, siendo presidente, que después la vendí al Grupo Fagor, también fui presidente e hice la reconversión en Magnesitas, fui consejero de un grupo alavés de forjas de acero, qué más, qué más… A ver. He sido vicepresidente europeo y director general del grupo papelero norteamericano Newark…”
“Estuve durante 17 años gestionando reconversiones industriales, y todas las empresas viven”
Comentamos que es el presidente de los empresarios sin haber sido empresario, pero nos corrige: “Lo he sido, varias veces, porque he tenido participación en empresas e incluso en algunas de las que reconvertí tomaba la mayoría del capital”. Improvisamos y optamos por un camino más seguro, por la reconversión, ya que Sarría la cita repetidamente. No tiene que ser una tarea fácil… “no, es muy difícil”… y dura… “sí, muy dura”. “Lo que pasa es que yo me vi inmerso en las reconversiones porque accedí a la dirección industrial del grupo… bueno, mi primera dirección general fue la de una empresa minera, el Grupo Peñarroya. He sido varias veces minero, en fin, he estado en muchos sectores. Le decía que me vi en la reconversión porque tuve que hacer la del Grupo Navarro de Electrodomésticos siendo director general. Como consecuencia, cuando termine ese proceso de reconversión, me llamaron de diferentes gobiernos autonómicos, y también del Estado, para que hiciera otras. Así estuve durante 17 años, y tooodas las empresas viven”, concluye con el primer atisbo de sonrisa que le vemos.
PRESIDENTE A SU PESAR
Los 16 años siguientes estuvo al frente de la división europea del Grupo Newark, al que pertenecían la papelera San Andrés y Videcart, y en 2010 fue elegido presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, cargo para el que ya ha sido reelegido en dos ocasiones. “Dije, cuando llegué a este cargo, que no quería estar más de ocho años porque es un tiempo suficiente teniendo en cuenta que los cambios sociales son muy rápidos. Terminó el periodo y hubo personas que me dijeron que tenía que seguir, por otra parte aún no había terminado la legislatura del Gobierno de Navarra y eso aconsejaba seguir un poco más tiempo. Bueno, pues eso haremos”. Reconoce que se mostró reacio a continuar “yo no quería, no. Vamos estoy a gusto, pero deben venir otros”.
Ha presidido la CEN durante los años más duros de la crisis. Le decimos que su despacho, en el que tiene lugar la entrevista, habrá sido escenario de momentos dramáticos, y responde que “lo han pasado muy mal, los empresarios y los trabajadores, hasta el punto de que la salud empeoró. Había más depresión, ansiedad, úlceras de estómago, más tensión arterial, y claro, los empresarios venían aquí buscando ayuda para que hablásemos con el Gobierno, con Hacienda. Les apoyamos, les acompañamos y aconsejamos, esas cosas, pero también se veían situaciones realmente dramáticas en los procesos de reconversión, sobre todo por el hecho de que se generaba un desempleo enorme, empresarios sobre todo pequeños que lo perdían todo, fue muy muy duro”.
“Durante la crisis lo han pasado muy mal los empresarios y los trabajadores, pero también se veían situaciones realmente dramáticas en las reconversiones”.
También fueron dramáticos los años en los que ETA extorsionaba, amenazaba y asesinaba empresarios, “vivían con miedo e incertidumbre, ellos y las familias”. ¿José Antonio Sarría llegó a estar amenazado directamente? Contesta con rotundidad que sí, “recibí cartas de extorsión, como tantos otros, antes de llegar a la Confederación”, y al indicarle que no nos podemos hacer a la idea de qué se siente cuando se recibe una carta de ese tipo nos dice que “lo primero que se piensa es que alguien de su empresa le ha denunciado, alguien le está persiguiendo, alguien ha dado su nombre, aunque no siempre es así”. A quienes acudieron a pedir consejo a la CEN “les recomendamos que no pagaran, yo no pagué, jamás”.
No pretendíamos charlar solo de dramas, y para salir del tema utilizamos el recurso fácil de interesarnos por qué es lo que más le satisface de su trayectoria. Duda unos segundos y señala que “he aprendido a ponerme en el lugar del otro, eso es muy importante, y eso te ayuda mucho para el diálogo social o la negociación colectiva. Mire, me tocó cerrar Crolls dentro del plan de reconversión, que tenía 500 trabajadores, y al salir de una de las reuniones con los representantes de la plantilla, ya en la calle se me acercó un señor que muy cortésmente me dijo que tenía mucho interés en saludar y dar la mano a la persona que iba a dejar a una persona de 54 años y con cuatro hijos en la calle. Eso te enseña”.
¿Y de qué se arrepiente? Duda aún más tiempo. “No lo sé, en la vida hay que cometer un número limitado de errores, es que si no serán pecados de omisión. Quizá el no haber acertado más veces”. Sobre si le quedan cosas por hacer señala que “uno siempre tiene que tener proyectos. Por ejemplo, acabamos de lanzar un libro que hemos hecho en la Confederación, entre tres personas (‘Sistemas de gestión innovadores para competir en el mundo’), pues eso, seguir teniendo curiosidad y aportar ideas”.
UN EXPERTO EN TEBEOS
Hemos dejado para el final un tema muy querido por José Antonio Sarría: los comics. “No, los tebeos”, nos corrige. Y aquí es donde ya puede expresarse sin las cautelas que debe observar cuando habla como representante de los empresarios, se relaja, su rostro se ensancha con una sonrisa y acelera la dicción. No sólo tiene colecciones completas de los clásicos españoles: El Capitán Trueno, Roberto Alcázar y Pedrín, El Guerrero del Antifaz, El Jabato, Hazañas Bélicas, El cachorro, Aventuras del FBI… sino que además lo sabe todo sobre ellos: “El primer tebeo español se llama Dominguín y surge en el año 1915, antes había tiras cómicas que salían en revistas de otros temas, y su edad de oro son los años 40 y 50”. “Creo que son 1.268 números los que se publicaron”, nos dice cuando hacemos un comentario sobre Roberto Alcázar y Pedrín, “el problema es que se le nota mucho el paso del tiempo”.
“En la vida hay que cometer un número limitado de errores, es que si no serán pecados de omisión”.
Muestra su predilección por Hazañas Bélicas, “lamentablemente su dibujante, Boix, murió joven”, pero destaca, por encima de todos, al Capitán Trueno: “Fue el más importante, el más leído, apareció en 1957 y tuvo tanto éxito que la editorial, con un armazón de personajes parecido, creó El Jabato y después, en 1961, El Cosaco Verde, este ya no es tan conocido”. Aún nos muestra, con cierto entusiasmo y durante unos minutos más su erudición, “entre los humorísticos está el TBO, de 1917, y Pulgarcito, que es de 1921 y publica historietas de todos los grandes personajes, Carpanta, Zipi y Zape, Doña Urraca, El reporter Tribulete que en todas parte se mete… que reflejaban la sociedad de la época, son historias urbanas, gente que no pagaba al sastre, que pasaba hambre, son historia de la vida que entonces se llevaba”. Un erudito en la materia, ¿cuántos tebeos tiene? “Buf, ¿diez mil? No lo sé”.
Ya que ha abierto esa puerta, la empujamos un poco más para saber qué más aficiones tiene: “Me gusta mucho hacer deporte, soy esquiador, era malo jugando al fútbol pero corría bastante, ahora no puedo, por las rodillas, pero marcho a paso rápido… Además soy belenista, disfruto haciendo belenes”. Damos por terminada la entrevista. José Antonio Sarría vuelve a ser el presidente de los empresarios.