Consebro nace como organización en el año 77, aunque ya antes existía como agrupación patronal, del que se tienen datos desde 1919. “Lo importante es saber que el sector de los vegetales, desde hace ya 100 años, ha estado unificado”, señala José Ignacio Calleja, director de Consebro, la asociación agroalimentaria nacional que aglutina a Navarra, Rioja y Aragón; que presta servicios a sus asociados, los representa y defiende sus intereses.
PREGUNTA (P): Hay un centenar de empresas asociadas a Consebro, ¿qué tipo de compañías son?
RESPUESTA (R): Tenemos de todo. Multinacionales, medianas y pequeñas empresas. Eso sí, aproximadamente el 95% de las empresas de la industria agroalimentaria son familiares; hay muy pocas empresas de capital en este sector. Y lo que tenemos es una paradoja, que a veces también se produce, se trata de dos empresas familiares que son multinacionales; son como las joyas de la corona a las que hay que cuidar, porque son muy excepcionales.
R: Se trata de empresas que han crecido preparando su propio capital humano, han cogido sus propios trabajadores que empezaron con ellos hace 50 años, los han ido formando y han conseguido que los trabajadores formen parte de la familia. A nivel empresa, a nivel de riqueza, de cohesión… lo tienen todo. Además, allí donde se van, trasladan ese modelo. Luego vas a los equipos directivos y son todos de la familia, por lo que son profesionales, muy preparados. No estás hablando de capital, el empresario familiar no trabaja por dinero sino por dejar un legado a sus descendientes. Es una filosofía muy diferente.
UN SECTOR AGROALIMENTARIO AL ALZA
P: Defender y proteger sus intereses… ¿En qué momento se encuentra el sector agroalimentario?
R: No quiero pecar de optimista a pesar de los datos, pero está en un momento bueno. Las empresas salieron fuera en el año 2011-2012, se han consolidado en esos mercados de fuera y ahora tienen que crecer. Se han repartido muy bien los mercados internacionales. Y eso que la incertidumbre global nacional no es lo mejor, está generando que haya mucha reticencia y falta de confianza a la hora de defender unos intereses en el extranjero. Así que el sector está a la expectativa.
P: Por lo tanto, como en otros sectores, la internacionalización ha sido clave para salvar la crisis.
R: Para el sector agroalimentario, la internacionalización ha sido clave y fundamental, cosa que no nos esperábamos. Lo comentaba el otro día con Agustín Markiade, el presidente de Eroski, durante el Desayuno Empresarial de Navarra Capital. Mis empresas no se lo van a decir, pero la apretura de cuello que les han hecho, les ha convertido en empresas muy competitivas. La distribución en España ha apretado mucho a la industria, ellos han sabido responder convirtiéndose en grandes empresas, muy competitivas, adaptándose tecnológicamente, transformando sus procesos para abaratar costos, algo a lo que no estaban acostumbrados. Pero tras el grave bajón de consumo del 2012, sin saber mucho, se plantan fuera, y se dan cuenta de que son tan competitivas que lo tienen fácil, porque tienen precios muy adaptados. Hay compañías que están vendiendo más caro fuera que en casa.
EL EMPRESARIO NAVARRO SE ADAPTA A TODO
P: ¿Cómo es el empresario navarro?
R: Es un empresario diferente. Si vemos la historia de Navarra, hemos sabido mantenernos independientes, pero hemos recibido influjos de todos lados, porque estábamos en el medio entre franceses, castellanos, aragoneses… Por aquí pasaba todo el mundo, e incluso por la zona más inóspita como podían ser los valles. Pero además, hemos sido gente de consenso, ni mucho menos belicosa, hemos sabido estar con unos y con otros y llevarnos bien con todo el mundo. De ese crisol nace la inquietud y de la inquietud nacen los empresarios.
P: Siempre se ha dicho que el empresario navarro es muy trabajador, pero mal comercial, me sorprende que hayamos salido de nuestras fronteras y lo hayamos hecho tan bien.
R: Somos grandes empresarios, porque somos malos comerciales. Los mejores comerciales del país están en Levante, que son fenicios puros y duros; para el comercial, con tal de venderte, todo está bien y te vende lo que sea, luego ya lo solucionará. Nosotros somos muy serios en el trato comercial, aunque no hemos tenido necesidad de ir a vender, porque venían nos lo compraban. Eso sí, cuando hemos tenido que salir, hemos aprendido a hacerlo de forma muy rápida y muy bien. He conocido empresas que nunca han tenido una red comercial, porque vendían sábados, domingos, a todas horas. Abrían la puerta por la mañana y todo el día vendiendo. Y no sobreviven, sino que viven muy bien. Porque el índice de rentabilidad (no estamos hablando de volumen) es diez veces más alto que el índice de rentabilidad de alguna de las grandes. Porque trabaja la familia y poco más en campaña. ¿Para qué quieren más? Esos marginales no los tiene ninguna empresa, ni de las medianas, date cuenta que la media de rentabilidad neta del sector está entorno al 6-7%. Pero hay empresas, de las que han sacado mucho al negocio, que están abocadas a desaparecer, porque no quieren cambiar, no quieren crecer, no les interesa mientras sigan teniendo márgenes importantes y no tienen sucesión ni continuidad.
P: ¿Cuál es el mayor problema que plantean sus asociados?
R: La falta de continuidad en muchas de estas empresas. La profesionalización se está produciendo, pero el relevo generacional suscita bastantes problemáticas y nos lleva a intentar establecer líneas de conexión entre empresas similares para aglutinar esa fuerza de trabajo, esas instalaciones… Al menos, si una empresa desaparece, que otra crezca aprovechando esas sinergias, porque siempre buscamos crecer en activo productivo. Consebro ha crecido en activo productivo, hemos crecido en puestos de trabajo y eso es porque la evolución está siendo positiva. Hay cierres de empresas, pero no hay una carga negativa.
P: ¿Hacia dónde tiende la innovación del sector agroalimentario?
R: En la industria agroalimentaria se innova casi diariamente, realizando acciones de mejora de procesos, nuevas recetas, nuevos envases y formatos, etc. de forma casi continúa. Se tiende hacia nuevas presentaciones de producto, nuevos tratamientos térmicos de cara al consumo del producto y hacia la tecnología del proceso, porque desgraciadamente nos estamos quedando sin mano de obra; en sistemas de conservación, a no ser que aparezca algo extraterrestre, lo estamos utilizando todo.
SIEMPRE HACE FALTA MANO DE OBRA
P: Perdón, está diciendo que, con los niveles de paro que tenemos en este país, ¿este sector necesita más mano de obra?
R: Efectivamente. Es más fácil vivir en Pamplona que vivir aquí, en el medio rural, así que la gente no quiere trabajos en los pueblos, por eso el sector agroalimentario siempre necesita mano de obra. Precisamente por esta realidad, lo que ha ocurrido es que se ha contando con mucha mano de obra inmigrante y hay muchas empresas que han sobrevivido gracias a la inmigración. Curiosamente, con la llegada de la crisis, muchas personas que habían dejado empantanado al empresario, pedían volver trabajar, pero he escuchado a muchos empresarios, con toda la razón: “¿Por qué voy a echar ahora a estas personas que me han salvado cuando vosotros no queríais venir?“.
R: ¿Tan difícil es trabajar en el medio rural?
Nuestro sector no es fácil de trabajar, tiene mucha manipulación, requiere unas condiciones de planta muy especiales que obligan a trabajar a veces a bajas temperaturas, porque para producir ciertos productos con garantía sanitaria hay que elaborarlos a muy bajas temperaturas; en algunos casos, con agua pululando por todos los lados, con botas reforzadas que te recuecen los pies; las manos que se te hielan aunque los lleves guantes; trabajar en el campo con diferentes condiciones climatológicas… Este es un trabajo tan digno como otro cualquiera, ni mejor ni peor, pero que exige unas condiciones de trabajo complicadas. Es más fácil ir a una fábrica y eso que cobran unos sueldos tan dignos como los otros, pero es cierto que son más sacrificados nuestros trabajadores, no vale todo el mundo para trabajar en el sector agroalimentario y es una realidad que va muy unida al ámbito rural en el que se desarrollan estas empresas. Creo que las personas que viven en el ámbito urbano se han vuelto muy comodones.
P: ¿Qué me cuenta de la Responsabilidad Social Corporativa?
Trabajamos como corporación en un proyecto con campos de refugiados a través de Cocineros del País Vasco. Pero te aseguro que no hay ningún empresario que yo haya conocido que no se preocupe por su entorno, que es la famosa responsabilidad social corporativa (RSC). Unos se centrarán más en una cosa y otros en otra: temas deportivos, culturales… Pero este empresariado es rural, comprometido con sus pueblos y que está a pie de calle, por lo que cualquiera le aborda en el bar, en la calle y piden apoyo. Cada uno aporta a su nivel, con algo de dinero o construyendo campos de fútbol o pistas de pádel.
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